Atribución causal: teoría, tipos, fenómeno de percepción

La psique humana tiene una estructura extremadamente compleja. Por ello, no es de extrañar que de vez en cuando se produzcan fallos en ella. Uno de ellos es la atribución causal. Casi todas las personas se han encontrado con él. Piense en situaciones en las que ha emitido un juicio sobre una persona basándose en un solo acto o incluso en una palabra. ¿Por qué ocurre esto?

¿Qué es la atribución causal?

Qué es la atribución causal

En psicología, la atribución causal es un fenómeno de percepción interpersonal en el que una persona inventa motivos y razones para las acciones de quienes le rodean. En latín, causa significa «causa» y attributio significa «atribución».

El individuo explica las acciones de los demás utilizando sus propias inferencias lógicas. No dispone de un número suficiente de hechos. Se guía únicamente por observaciones, que no pueden ofrecer una imagen completa. Como resultado, la persona simplemente lo completa en su cabeza.

Fritz Haider

El término fue acuñado en la década de 1920 por el psicólogo de la Gestalt Fritz Haider. En sus trabajos intentó averiguar cómo perciben e interpretan las personas la información recibida. El fenómeno fue estudiado y complementado también por otros científicos.

Variedades de atribución causal

Fritz Haider dijo: «Nuestra percepción de la causalidad suele estar deformada por nuestras necesidades y algunas distorsiones cognitivas». En función de estas distorsiones, la psicología distingue 6 tipos de atribución causal.

Error fundamental

Error fundamental

Una persona explica las acciones de los demás con razones internas y las suyas propias con razones externas. Por ejemplo, acusa a alguien de ser un pesado. Explica sus propias acciones por circunstancias equivocadas. Así es como se manifiesta el error fundamental de este tipo de juicios.

Hay varias razones para la aparición de tal fenómeno:

  1. Desigualdad de oportunidades. Una persona ignora los rasgos que vienen determinados por el juego de roles.
  2. Falso acuerdo. El individuo considera que su propio comportamiento es correcto y el de otro erróneo.
  3. Confianza en los hechos más que en el juicio.
  4. Aversión al valor de lo que no ocurrió. El individuo analiza el comportamiento en función de lo que la gente no ha hecho.

Para ilustrarlo, imagina que tú y un amigo hacéis el mismo examen. Tu amigo no aprueba. Primero le dices que siempre ha dominado mal la asignatura. Luego concluyes que es un vago, un irresponsable y que presta atención a todo menos a sus estudios. Eso es una falacia. No has tenido en cuenta que puede tener problemas de aprendizaje, por ejemplo, le cuesta recordar información. O puede haber circunstancias familiares que le impidan estudiar.

Hay otro ejemplo de la vida. Supongamos que conoces a una persona cuyo coche se ha averiado en medio de la carretera. Por supuesto, tu primer deseo sería ayudarle. Le das algún consejo, pero el desconocido lo rechaza o simplemente te ignora. ¿Cuál será tu reacción? Te enfadarás, le considerarás un maleducado incapaz de aceptar una ayuda sincera. Pero en realidad, el conductor probablemente sabe que ese consejo no le va a ayudar. O puede que simplemente esté de mal humor.

Estos ejemplos muestran cómo se manifiesta la disposición interna. La disposición externa tiene otro aspecto. Explicarás un examen suspendido no por unos conocimientos deficientes, sino por una multa difícil. Y echarás la culpa del coche que no arranca a la persona que te está molestando con consejos inapropiados. Este estilo de comportamiento no es necesariamente malo. No te sientes culpable ni arruinas tu estado de ánimo. Pero la disposición externa constante es un camino directo hacia la degradación personal.

Sesgo cultural

Sesgo cultural

Una persona busca las razones del comportamiento de los demás en su cultura, sus antecedentes, sus creencias. Por ejemplo, mucha gente cree que en Occidente prevalece el individualismo. Mientras que en Asia, casi todo el mundo se considera colectivista. Y cómo no mencionar las conocidas anécdotas sobre los judíos.

La diferencia entre participante y observador

Según la teoría de la atribución causal, una persona desempeña 2 papeles: observador y participante. Y en cada uno de ellos ve la situación de forma diferente. Cuando se ven desde fuera, las cosas parecen muy distintas.

Atribución disposicional

Atribución disposicional

Las razones del comportamiento de una persona se atribuyen a su personalidad, carácter y habilidades. Por ejemplo, supongamos que te insulta un camarero en una cafetería. Probablemente pensarás que tiene mal carácter y que es un maleducado.

En esta situación, sucumbes a la atribución disposicional, es decir, no tienes en cuenta la influencia de factores externos que puedan provocar la grosería.

Atribución interesada

Si a un individuo le dan un nuevo puesto, atribuye el logro únicamente a sus capacidades. Si el puesto se lo dan a otra persona, cree que el jefe le infravalora.

Los científicos pensaron que era una forma de proteger su autoestima. Pero luego descubrieron que la gente tiende a atribuir todos los éxitos y logros a la influencia de factores internos.

La hipótesis de la atribución protectora

La hipótesis de la atribución defensiva

En psicología social, el fenómeno de la atribución causal defensiva son las creencias que una persona necesita para protegerse de la ansiedad. Con su ayuda, se justifica cuando se encuentra con fracasos.

La atribución defensiva no aparece sólo en relación con uno mismo. En relación con la gente que le rodea, tiene un aspecto parecido a éste: «Las cosas buenas sólo le pasan a la gente buena y las cosas malas le pasan a la gente mala». Esta creencia nos ayuda a ser menos vulnerables cuando no podemos controlar lo que ocurre a nuestro alrededor.

A menudo, con este tipo de atribución causal, una persona se va a los extremos. Por ejemplo, si hay un accidente de coche, decide que el conductor estaba borracho o que se había comprado el carné. Al mismo tiempo, el individuo piensa que esto nunca le ocurrirá a él/ella.

Leon Festinger

Los tipos de atribución causal enumerados pueden compararse con la disonancia cognitiva, cuya teoría fue propuesta por Leon Festinger. Se trata de un malestar psicológico causado por el choque de ideas, valores y reacciones contradictorias en el subconsciente humano.

Según el científico, este estado se desarrolla por 2 razones:

  1. Cuando se produce malestar, el individuo intenta reducir su manifestación, reducir el conflicto entre dos discrepancias.
  2. El individuo intenta evitar las situaciones en las que puede experimentar malestar.

Piensa en la situación del examen. Digamos que no lo has aprobado. Y te sientes incómodo por ello. ¿Por qué también porque no te lo preparaste?

Cómo se relacionan la atribución causal y el locus de control.

Cómo se relacionan la atribución causal y el locus de control

El locus de control es la capacidad de la personalidad humana para atribuir los éxitos y los fracasos a la influencia de factores externos e internos. Y tiene cierta relación con la atribución causal. En ambos casos, el individuo no quiere ver las verdaderas causas de lo que ocurre.

Pero hay varias diferencias entre los conceptos. En la atribución causal, hay un doble rasero. El locus de control, en cambio, anima a los individuos a determinar sus propias reacciones ante lo que ocurre a su alrededor.

De nuevo, el ejemplo de un examen. Aquí el locus de control puede manifestarse de dos maneras:

  1. Te culpas por una mala nota. Te das cuenta de que estabas mal preparado, desatento, irresponsable. Además, estás dispuesto a que te corrijan.
  2. Culpas a cualquier cosa: al profesor, a la asignatura, al billete equivocado.

Otra diferencia entre el locus de control y la atribución causal es que esta última cuenta con el fenómeno de la fuerza de voluntad. Además, se puede cambiar. Basta con deshacerse del complejo de víctima y aprender a asumir responsabilidades.

Conexión entre la atribución causal y la indefensión aprendida

La atribución causal ayuda a explicar el mecanismo de desarrollo de la indefensión aprendida. En psicología, esta expresión se refiere a un estado en el que una persona no quiere resolver sus problemas, aunque tenga la oportunidad de hacerlo. Esto ocurre cuando los intentos anteriores de hacerles frente acabaron en fracaso.

El psicólogo Martin Seligman demostró esta afirmación. En su opinión, los fracasos hacen que una persona piense que ocurrirá lo mismo en futuros intentos de cambiar algo. Según la teoría de la atribución causal, las personas fracasan para preservar su autoestima. De lo contrario, se atribuirán todos los fracasos a sí mismas.

Teorías de la atribución causal

Teoría de la relación de correspondencia de Jones y Davis

Comportamiento espontáneo o intencionado

En 1965, los científicos Jones y Davis sugirieron que las acciones intencionadas desempeñan un papel importante para las personas. Al mismo tiempo, el comportamiento precipitado o espontáneo tiene poco o ningún valor. Esta teoría nos ayuda a entender cómo surge un tipo interno de atribución causal.

Los atributos internos proporcionan información que nos permite hacer predicciones sobre cómo se comportará una persona. Los científicos han denominado a este fenómeno «inferencia correspondiente». Se trata de un estado en el que un individuo piensa que el comportamiento de los demás está determinado por las propiedades de su personalidad.

¿Por qué la gente hace «inferencias correspondientes»? Jones y Davis identificaron varias razones:

  1. Elección. Tradicionalmente se piensa que las acciones están influidas por factores internos.
  2. Comportamiento espontáneo o intencionado. El primero está relacionado con factores externos, las circunstancias. El segundo con el individuo.
  3. Deseabilidad social. Ejemplo: has visto a una persona sentada en el suelo. Hay muchas sillas libres en la sala. Un desajuste, ¿no? Pero este comportamiento es una manifestación de la individualidad.
  4. Relevancia hedónica. Un estado en el que una persona te perjudica o te beneficia a propósito.

Otra razón es el personalismo. Un individuo cree que el comportamiento de otra persona debe afectarle de algún modo. Al mismo tiempo, cree que viene dictado por las características personales del oponente y no por factores externos.

El modelo de covarianza de Kelly

Consenso

La covariación de Kelly se debatió por primera vez en la década de 1960. Se considera la teoría más popular de la atribución causal. El científico intentaba comprender si las acciones debían estar determinadas por motivos internos o por factores externos.

La propia palabra «covariación» significa que una persona tiene información de varias fuentes a la vez. Ha recibido observaciones en distintos momentos y situaciones. Esto ayuda a ver tanto el efecto en sí como sus causas.

Según Kelly, una persona utiliza 3 tipos de pruebas en el proceso de encontrar razones para el comportamiento de las personas que le rodean:

  1. Consenso. Es una medida del grado en que las personas actúan de la misma manera en circunstancias similares. Imaginemos dos amigos. El primero, cuando sale a comer con el segundo, siempre fuma. Si el segundo también lo hace, el consenso de su comportamiento es alto. En caso contrario, el consenso es bajo.
  2. Distintividad. También es una medida de hasta qué punto el comportamiento de una persona no cambia en situaciones similares. Volvamos al ejemplo de los amigos. Si el primer hombre fuma sólo en compañía de amigos, su distintividad es alta. Si fuma siempre, tiene un carácter distintivo bajo.
  3. Coherencia. Grado que demuestra que una persona se comporta de la misma manera siempre que se encuentra en una situación determinada. Si el hombre del ejemplo fuma sólo en presencia de amigos, la coherencia es alta. En circunstancias especiales, es baja.

Pongamos un ejemplo. Imaginemos un grupo de jóvenes que se han reunido para ver un programa de humor. El protagonista se llama Andrés. Se ríe de los chistes de los participantes. El consenso será alto si el resto de la compañía también se ríe. Distintividad alta — a Andrés le gustan los chistes de cada orador. Consistencia alta — el personaje se ríe constantemente de las historias de su cómico favorito.

Si todos en la empresa se ríen del mismo miembro del espectáculo que Andrew, esto es atribución externa. La gente se está divirtiendo porque el cómico está actuando realmente bien. La atribución interna se produce si

  • el personaje es el único al que le gusta el cómico;
  • se ríe de los chistes de todos los artistas;
  • se ríe constantemente de los chistes de un cómico en particular.

Resulta que a Andrei sólo le gusta divertirse.

Hay un matiz. No siempre es posible sacar conclusiones de este tipo. Puede que no dispongas de toda la información necesaria para comprender la verdadera razón del comportamiento de una persona.

Supongamos que prácticamente no conoces al Andrei descrito anteriormente, pero que has entrado en la misma empresa que él. No puede estar seguro de la coherencia de su comportamiento. Y en esta situación una persona se comporta de 2 maneras. La primera es que aumenta el número de razones necesarias para explicar el comportamiento de alguien. La segunda: aumenta el número de razones suficientes.

Imaginemos que un deportista no supera un control antidopaje. Podría haber dos razones: o bien tomó accidentalmente una droga prohibida, o bien quiso hacer trampas. Pero también podemos añadir otra razón para lo ocurrido: el propio atleta hizo trampas.

Conclusión

Así pues, la atribución causal ayuda a evaluar los motivos y las razones del comportamiento de las personas que nos rodean. Pero tiene un peligro. Es posible atribuir cualidades falsas a una persona, imaginarla no como es en realidad. Para evitarlo, hay que estudiar la situación desde todos los ángulos. Toma una decisión y saca conclusiones sólo después de haber tenido en cuenta todos los detalles.

Fecha de actualización: 9-26-2023