La autoagresión en adolescentes consiste en infligir daño a la propia salud en la ola de fuertes sentimientos emocionales. En la adolescencia, los sentimientos se vuelven muy turbulentos e impulsivos, no siempre controlados y realizados. Cuando surge la ira, el enfado, el resentimiento o los sentimientos emocionales fuertes, el adolescente se elige a sí mismo como objeto de liberación de la negatividad acumulada y, como resultado, puede cortarse o perforarse la piel, infligirse moratones, autoinculparse o realizar actividades extremas que hipotéticamente podrían ser perjudiciales para la salud.
Tabla
Autoagresión en adolescentes
La autoagresión en los adolescentes difiere de la de los niños en que son más conscientes de sus lesiones, a esta edad empiezan a ocultar sus lesiones, posponen el acto de autolesionarse durante algún tiempo y justifican su propio comportamiento ante sí mismos.
Los adolescentes presentan un abanico muy amplio de factores que pueden influir en la formación de conductas autoagresivas y autolesivas:
- Transferencia de la agresividad de objetos externos a uno mismo. La sociedad no permite que un adolescente desahogue sus emociones negativas, no se le permite gritar a alguien, insultar y pegar. Para no perder su posición en la sociedad, pero para encontrar una salida a sus emociones, el adolescente se convierte a sí mismo en objeto de agresión.
- Aumento constante de la tensión mental. En un intento de distraerse de sus preocupaciones, el adolescente, por ejemplo, se corta las manos o se hace otro piercing en alguna parte del cuerpo.
- No aceptar el propio cuerpo suele llevar a autolesionarse de formas concretas: negarse a comer, hacer ejercicios agotadores, intentar decorarse con piercings o tatuajes.
- Relaciones insuficientemente estrechas con otras personas significativas. A menudo se producen autolesiones en adolescentes criados en familias autoritarias y liberales. En el primer caso, debido a los constantes reproches, las alzadas de voz no siempre justificadas y el control omnipresente, el niño no se siente querido. En el segundo caso, los padres muestran poco o ningún interés por la vida del adolescente, por lo que éste, en un intento de ganarse su amor, atrae su atención a través de las autolesiones.
- Culpa constantemente imputada por los adultos. En un intento de librarse de ella, el adolescente empieza a castigarse a sí mismo, incluyendo la autoinculpación, la autohumillación y la autolesión.
- Comportamiento demostrativo. La persona intenta atraer la atención de los adultos y de las personas cercanas sobre sí misma, su estado y sus experiencias, en busca de simpatía y comprensión.
Un adolescente, por un lado, entiende perfectamente que la autolesión es un fenómeno negativo. Por otro lado, no se da cuenta del todo de que algunos de los daños que se hace a sí mismo pueden acarrear consecuencias realmente graves, incluso la muerte. Por ello, los adolescentes son el grupo de personas con las que se debe realizar un trabajo psicológico inmediatamente después de detectar el primer intento de autolesión, así como un seguimiento constante del estado por parte de los padres, los profesores y un psicólogo.
Variedades de autoagresión en adolescentes
Psicólogos y neurólogos distinguen tres tipos de autoagresión en los adolescentes:
- Verbal. Se manifiesta en el hecho de que el adolescente se acusa y humilla a sí mismo, incluso si se ve envuelto en situaciones desagradables sólo indirectamente. Esto conduce a una baja autoestima, al deterioro de la calidad de la comunicación con adultos y compañeros, y a dificultades para resolver situaciones conflictivas.
- No verbales o físicas. Incluye todas las acciones que claramente causan daño físico al niño: cortar, golpear, magullar, arrancar el pelo y las cejas, mordisquear las uñas hasta hacerlas sangrar, perforar la piel con una aguja, dejar arañazos profundos en distintas partes del cuerpo.
- Autoagresión latente. La más frecuente a esta edad. Se manifiesta por acciones que, a primera vista, no parecen agresivas, pero lo son en su esencia. Se trata de piercings en diversas partes de la cara y el cuerpo, tatuajes, aficiones y deportes extremos. También al comportamiento autolesivo oculto se le pueden atribuir malos hábitos: cigarrillos y alcohol, y en las chicas — dietas al borde de la inanición total.
La autoagresión es siempre un conflicto intrapersonal, pero en el caso de los niños de esta edad a veces es muy difícil darse cuenta. Ocurre que los padres no notan nada extraño en el comportamiento de un adolescente, y éste al mismo tiempo se castiga a sí mismo de formas que sólo le incomodan a él. Por ejemplo, le gusta beber té con azúcar, pero por alguna provocación a sí mismo decide rechazarlo, refiriéndose los adultos al deseo de consumir menos dulce. Si al mismo tiempo está realmente enfadado consigo mismo, siente conflicto intrapersonal, siente malestar y culpa, entonces esto también puede ser un ataque de conducta autoagresiva.
Síntomas
Ver los síntomas reales de la autoagresión en un adolescente no siempre es fácil, ya que a menudo se ocultan cuidadosamente. Por lo general, pueden hacerlo los padres que están en estrecho contacto con su hijo y han conseguido ganarse su confianza. Algunos adolescentes se infligen lesiones, como cortes, sólo por interés y para vivir nuevas experiencias. Este grupo suele confesárselo a sus padres inmediatamente o al cabo de un tiempo, comparte sus experiencias con ellos y no vuelve a repetirlo. Si la autoagresión se convierte en un hábito, puede reconocerse por algunos signos directos o indirectos:
- Aparición de cortes, arañazos, pinchazos en la piel del cuerpo, cuya causa el niño no puede o se niega a nombrar.
- Aumento del secretismo, mangas y pantalones largos constantemente, rechazo de ropa más ligera incluso cuando hace calor.
- Deseo de cambiar su cuerpo, especialmente si no hay razones objetivas para ello: petición de permiso para hacerse un tatuaje o un piercing, negativa a comer. A veces no se pide permiso a los padres, todo se hace de forma independiente o con la ayuda de amigos.
- Signos de la aparición de malos hábitos: olor a cigarrillos y alcohol, violaciones de la adecuación del comportamiento, descubrimiento accidental de productos del tabaco en el niño.
- Fascinación repentina del adolescente por deportes y actividades extremas.
Si se presenta alguno de los síntomas, es necesario hablar con calma con el adolescente y, si hay sospecha de autoagresión, mostrarlo a un psicólogo o neurólogo para que corrija a tiempo el comportamiento.
Cuál es el peligro de este comportamiento
El principal peligro es que el propio adolescente no sea consciente de los límites de su comportamiento. A menudo no se da cuenta de que sus actos pueden acarrearle graves problemas de salud o la muerte. A veces los cortes son demasiado profundos y no hay nadie cerca para remediar la situación.
La autoagresión latente, especialmente en el caso de tatuajes y piercings, puede provocar la introducción de enfermedades graves en el torrente sanguíneo, como la hepatitis. Esto ocurre cuando la manipulación no la llevan a cabo especialistas, sino organizaciones clandestinas o incluso compañeros. En este caso, no hay desinfección necesaria, no se observan las normas y reglas de higiene.
La autoagresión en la adolescencia suele desembocar en graves trastornos de la personalidad, si los padres no se ocuparon de contactar a tiempo con los especialistas. Al crecer, una persona no está preparada para la vida: es difícil construir interacciones, comunicarse, resistir el estrés y las actividades profesionales de calidad.
Corrección de la autoagresión adolescente
Para el tratamiento de la autoagresión y las conductas autolesivas, suelen utilizarse técnicas psicoterapéuticas y medicación. El primer grupo incluye
- Psicoterapia familiar. Charlas y sesiones que se realizan con toda la familia en la que reside el adolescente autoagresivo. Todos los participantes aprenden a mostrar empatía, amabilidad y cuidado mutuo, y practican formas seguras de desahogar las emociones negativas y estrategias adecuadas de resolución de conflictos.
- Psicoterapia cognitivo-conductual. La metodología es individualizada. Consiste en identificar actitudes negativas en el adolescente, como baja autoestima, alta responsabilidad, inseguridad, y discutir la inconveniencia de combatirlas con métodos autoagresivos. También se desarrollan técnicas para gestionar los ataques de autoagresión y su sustitución gradual por formas más adecuadas de desactivar la negatividad.
- Trabajo de entrenamiento en grupo. Su objetivo es desarrollar la capacidad de interactuar, resolver conflictos y respetar la opinión de los demás. Observando los comentarios de los demás participantes, el adolescente empieza a ver su propia importancia y determina de forma independiente sus cualidades personales positivas y negativas.
El segundo grupo incluye varios tipos de fármacos: neurolépticos, antidepresivos y tranquilizantes. Son recetados por un psiquiatra o psicoterapeuta en casos graves, cuando existe una alta probabilidad de daños graves para la salud del adolescente.
Prevención de la autoagresión adolescente
Para prevenir las conductas autolesivas y la autoagresión en un adolescente, es esencial que exista una relación cálida en el círculo familiar. Si sabe que será aceptado, comprendido y apoyado en cualquier situación, es menos probable que desarrolle motivos para la autoagresión.
También es una buena prevención de este tipo de comportamiento enseñar al niño a una edad temprana las habilidades de interacción adecuada con los miembros de la sociedad, estrategias positivas para salir de situaciones conflictivas, métodos para resistir el estrés y liberar la negatividad en una dirección segura.
El empleo del niño desempeña un papel enorme en la prevención de la autoagresión. Si participa en círculos, secciones y está realmente interesado en ello, el riesgo se reduce considerablemente. Con tiempo libre extra, que no tiene en qué gastar, un adolescente, debido a su edad propensa a una mayor reflexión, a veces comienza a pensar en problemas inexistentes y, como resultado, en algunos casos, llega a la autoagresión.
Mis recomendaciones
- Intente mantener el contacto con el adolescente: critique menos, sea más comprensivo, mantenga el control, pero no deje pasar la situación.
- Si el comportamiento autolesivo se repite, busque ayuda profesional. Un neurólogo, psicólogo, psiquiatra o psicoterapeuta servirá.
- Hablar con el adolescente, implicarse en su vida, representar aproximadamente el círculo de conocidos e intereses.
- Enséñele estrategias adecuadas de comportamiento en caso de conflicto.
- Hablar de formas seguras de afrontar las emociones negativas.
- Discutir situaciones de interacciones exitosas y fracasadas con los compañeros.
Conclusión
El comportamiento autoagresivo de los adolescentes suele asustar a los padres, ya que tienen poca idea de cómo ayudar a su hijo. Es importante no dejarse llevar por el pánico, no abalanzarse con preguntas o reproches, no intentar hacerle cambiar bruscamente de opinión sobre las acciones correctas.
Primero hay que calmarse, y luego hablar tranquilamente con el niño en un tono y ambiente amables. Háblale de tus propios sentimientos: «estoy conmocionado», «estoy disgustado», «estoy asustado», «estoy perdido porque no entiendo por qué te haces esto a ti mismo». Invita al joven a hablar de sus propias experiencias, pero no esperes que se abra y te lo cuente todo de golpe. En el futuro, intenta ser cercano, comprensivo, interesarte por su vida, sus éxitos y sus fracasos, ofrecerle discretamente tu ayuda en tal o cual situación y ayudarle.
Fecha de publicación: 11-16-2023
Fecha de actualización: 11-16-2023