Autoimagen de la persona: teoría y ejemplos

La autopercepción es el proceso de orientación de una persona en su propio mundo interior. Es el resultado del autoconocimiento, incluida la comparación de un individuo con otras personas. Veamos en detalle qué es la autoimagen de una persona, demos una definición del concepto y averigüemos cómo se relaciona con la autoestima.

Definición de autoimagen

autopercepción de una persona

En palabras sencillas, la autoimagen en psicología es un sistema de percepciones de una persona sobre sí misma, su apariencia, su mundo interior y su comportamiento. El nombre se forma a partir de las dos palabras inglesas self y concept, que literalmente se traduce como «concepto, noción, idea sobre uno mismo». La autoimagen se forma a partir de las observaciones de una persona sobre sí misma, analizando sus propias emociones, estados, pensamientos, acciones, éxitos y fracasos. La autoimagen está estrechamente relacionada con la autoestima.

¿Influye el entorno en la autoimagen de una persona?

Sí, el entorno influye mucho en la imagen que una persona tiene de sí misma, sobre todo en la infancia. Hasta los 6-7 años, los niños aún no han desarrollado un pensamiento crítico, por lo que construyen todas las ideas sobre sí mismos basándose en los juicios de otras personas. Al principio, sólo influye la familia, los padres. Después, los profesores de la guardería y los compañeros, y más tarde, los profesores y los compañeros de clase. Y aunque al entrar en la escuela el niño ya tiene las bases de la autoestima, sigue estando más orientado a la valoración del entorno.

Para ser justos, hay que señalar que incluso en la edad adulta cada persona depende de la opinión de la sociedad. Todavía estamos orientados a la evaluación de otras personas. Alguien depende más de la evaluación de la sociedad y alguien menos, pero seguimos construyendo un concepto de ideas sobre nosotros mismos a través de la comparación con otras personas, el análisis de sus reacciones y comportamientos en respuesta a nuestras palabras y acciones. Y también escuchamos la opinión de personas cercanas y significativas y estamos dispuestos a corregir algunas de nuestras peculiaridades si interfieren en la construcción de relaciones sanas y fuertes.

Teoría de la autoimagen

La base de la autoimagen es la comparación de una persona con otras. Estos son los criterios de comparación:

  1. Rasgos físicos: altura, peso, estructura corporal, pelo, uñas, dientes, etc. Incluso comparamos rasgos faciales, como la forma de la nariz o el color de los ojos. A partir de esta comparación, una persona se forma una idea de su propio atractivo exterior.
  2. Apariencia: ropa, accesorios, peinado. A partir de esta comparación, una persona se forma una idea de su éxito, de su estatus social. Por ejemplo, se cree que las cosas de marca son signo de riqueza.
  3. Forma de hablar, comportamiento, gesticulación. Otro criterio de las ideas sobre el estatus social de una persona, la pertenencia a un grupo. Por ejemplo, las chicas del campo, que vinieron a conquistar la capital y ya han remodelado su cara y su cuerpo tras la comparación externa con las divas de Instagram, empiezan a adoptar los rasgos de comportamiento de los ídolos. Cambian su forma de andar, trabajan la voz, las expresiones faciales y los gestos.
  4. Rasgos de carácter, de personalidad. A partir de esta comparación, elegimos a nuestros amigos. No a cualquiera, sino a los que se parecen a nosotros de alguna manera. En el proceso de comunicación y otras interacciones, analizamos las características de personalidad de una persona y las comparamos con nosotros mismos.
  5. Habilidades. Es importante para el equilibrio mental darse cuenta de que en algunos aspectos somos mejores que otros, en otros peores y en otros vamos de la mano de una docena de personas. Esto es normal. Y nos damos cuenta de ello comparando nuestros logros con los de otras personas de nuestro entorno.

Daryl Bem

En psicología, la teoría de Daryl Bem suele considerarse la principal teoría de la autoimagen. En palabras breves y sencillas, su esencia es la siguiente: las ideas que una persona tiene de sí misma se construyen a partir de la observación de su propio comportamiento, sus actividades, sus acciones y la reacción de otras personas ante ellas. Sin embargo, hay una aclaración en la teoría de Daryl: la situación no debe repetir la experiencia traumática y no debe ser desconocida para la persona. Es decir, la observación objetiva y sana del propio comportamiento y de las reacciones de los demás sólo es posible en situaciones familiares que no evoquen una fuerte respuesta emocional y no conlleven una cadena de recuerdos traumáticos.

¡Interesante! Las personas con una imagen problemática de sí mismas y complejos a veces se convierten en rehenes de las comparaciones. Por ejemplo, se gastan hasta el último céntimo o piden un préstamo para comprar cosas de marca con el fin de ajustarse exteriormente a la imagen de la gente rica, pero a nivel interior nada cambia. Y la propia persona se da cuenta de ello, lo que le hace sentirse aún más inútil. Aunque esto no ocurre siempre, algunas personas se ahogan en su ilusión.

Ejemplos

La autopercepción de una persona puede ser adecuada e inadecuada, es decir, positiva y negativa o excesivamente positiva. Con una autoimagen adecuada una persona conoce todas sus ventajas y desventajas, capacidades y oportunidades. Con una autoimagen negativa una persona menosprecia sus virtudes, devalúa sus logros, sufre complejos y baja autoestima. Con una autoimagen excesivamente positiva, la persona tiene una autoestima notablemente inflada y un nivel de ambición exagerado.

Tomemos un ejemplo para cada tipo de autoimagen de la teoría:

  1. Autoestima positiva adecuada. A una persona le ofrecen un ascenso en el trabajo: el puesto de jefe de departamento. Se da cuenta de que, junto con el sueldo, aumentan las responsabilidades y aparecen nuevas tareas. Pero todo esto no va más allá de las actividades de la empresa con las que el empleado está familiarizado desde hace muchos años. Es decir, lo más probable es que no haya problemas para dominar las nuevas responsabilidades. Y el empleado tiene capacidad de gestión y cualidades de liderazgo. Acepta el ascenso.
  2. Autoimagen inadecuada demasiado positiva. Un empleado que lleva sólo un mes en la empresa y que no ha trabajado en nada antes, pide un ascenso. Al mismo tiempo, es totalmente incapaz de dirigir a personas y tiene problemas de autodisciplina y autoorganización (retrasos, no termina las tareas a tiempo). El jefe rechaza la solicitud de ascenso, el empleado es despedido escandalosamente.
  3. Percepción negativa inadecuada. Durante 10 años una persona ocupa el mismo puesto. Trabaja sin aumentos y sin ascensos, aunque le han ofrecido muchas veces convertirse en jefe de ventas. Pero cada vez lo rechaza por miedo a fracasar. Ni siquiera le motiva el hecho de que la empresa le haya reconocido como el empleado más responsable, eficiente, organizado y, en general, el mejor, incluso en el trabajo en grupo. Además, durante todo el periodo de trabajo no le queda la sensación de que hace algo mal, ocupa el lugar de otro, en general, le atormenta el síndrome del impostor.

Así, la autoimagen influye en todos los juicios de una persona. Sobre la base de la autopercepción, el sujeto decide lo que es difícil y lo que es fácil para él, lo que merece y lo que nunca obtendrá, qué tipo de actitud de los demás merece.

Errores de nuestra autopercepción

subjetividad

El problema de la autopercepción es que es subjetiva. No sólo la valoración de los demás afecta a la percepción que una persona tiene de sí misma, sino también sus creencias y percepciones. También puede ser difícil deshacerse de viejas actitudes. Por ejemplo, si en la infancia una persona estaba convencida de que era mala, en la edad adulta le resulta difícil creer en lo contrario, aunque la mayoría de las personas del nuevo entorno le digan que es digna, buena.

Además, algunas personas tienen un conflicto entre el yo real y el yo ideal. Es decir, la persona no se gusta a sí misma. Algunas personas se sienten estimuladas al autodesarrollo, y otras caen en la depresión y la desesperación a causa de ello.

Especialmente a menudo los errores de percepción se refieren a la apariencia. La empresa Dove realizó un experimento social que demuestra lo acertado de este juicio. Se invitó a varias mujeres a participar. Se les pidió que se describieran a sí mismas. Al mismo tiempo, un artista se sentó detrás de una pantalla y dibujó retratos basados en estas descripciones. Al mismo tiempo, se pidió a otras personas que describieran a las mismas mujeres. El artista también dibujó retratos basados en estas descripciones. ¿Cuál fue el resultado? Que las mujeres parecían mucho más atractivas en los dibujos basados en las descripciones de otras personas que en los retratos basados en sus descripciones.

Así, el experimento demostró que las personas de su entorno no sólo no se fijan en la mayoría de los defectos externos de otras personas, sino que, además, suelen percibirlas como más atractivas de lo que les parece a ellas mismas. Y también los demás se fijan en aquellos rasgos externos atractivos que pasan desapercibidos para los propios dueños de estos rasgos.

Es importante! La imagen negativa de uno mismo (hacer hincapié en los defectos o inventárselos, ignorar o subestimar las capacidades) interfiere en el desarrollo y la autorrealización de la personalidad, impide entablar relaciones con los demás.

Trastorno de la autopercepción

Prácticamente todos los trastornos mentales están asociados a un deterioro de la autoimagen. Sin embargo, los mayores problemas con la autoimagen se observan en los siguientes trastornos

  • Despersonalización: la persona pierde su identidad (se siente controlada por otra persona);
  • dismorfomanía: una persona cree que tiene un defecto externo imaginario.

Ambas afecciones suelen ser síntomas de otros trastornos: esquizofrenia, depresión, trastorno bipolar y otros.

Nota: La autopercepción determina la autoestima y el nivel de ambición de una persona. La autopercepción de una persona también determina los límites en las relaciones con otras personas, es decir, el sujeto transmite a los demás cómo interactuar con él/ella. Con una autoimagen sana, una autoestima positiva y un nivel adecuado de ambición, una persona alcanza el éxito en la vida.

Formas de desarrollar la autoimagen

aumento de la autoestima

Es importante desarrollar una imagen positiva de uno mismo. ¿En qué consiste? Es una percepción adecuada de las capacidades, los méritos y las características externas de una persona. La autoimagen positiva se desarrolla a partir del análisis de los logros. No es tan importante lo que digan de ti las personas que te rodean. Es más importante lo que has conseguido. Por ejemplo, si has conseguido un trabajo en una empresa prestigiosa, significa que eres un especialista excelente. Si has ganado un concurso de música, significa que eres un músico excelente.

Analizar tus logros no es la única forma de desarrollar una imagen positiva de ti mismo. Veamos de qué otra forma se puede conseguir:

  1. Aumentar la autoestima analizando los hechos. Haz una lista de tus puntos fuertes, atributos positivos y ventajas en relación con los demás a tu alrededor. También puedes incluir tus logros, victorias y experiencias en la superación de dificultades. Anota también las características por las que te valoran los demás.
  2. Elimina a las personas tóxicas de tu vida. Empieza a llevar un diario y registra en qué situaciones flaquea tu confianza y se deteriora tu actitud. Niégate a comunicarte con quienes te critican constantemente, te desvalorizan, te insultan, te hacen sarcasmo. Rodéate de quienes te ayudan, apoyan, guían, elogian, critican constructivamente. ¿Cómo saber con quién debes comunicarte y con quién no? Si en presencia de alguna persona te sientes mal, tienes mal humor, pierdes la motivación, empiezas a criticarte y a buscarte defectos, te sientes impotente y débil, entonces deberías despedirte de esa persona. Si al relacionarte con alguien te centras en tus puntos fuertes y te sientes con energía para conseguir nuevos logros, entonces deberías mantener el contacto con esa persona.
  3. Aprender cosas nuevas. Para empezar, identifique un área en la que haya logrado un gran éxito (tome un periodo a lo largo de su vida). Consiga aún más en aquello en lo que ha tenido éxito. Después, dirígete a aquello que te gusta o que alguna vez te gustó y te atraía. Da el primer paso para dominar esa actividad. Prueba todo lo que quieras probar: es la única forma de conocerte a ti mismo. No te rindas tras el primer fracaso. Es normal cometer errores en el proceso de aprendizaje.
  4. Desarrolla una mentalidad positiva. Aprende a ver los retos como oportunidades de crecimiento y los fracasos como lecciones de vida y experiencia inestimable. Utiliza tests psicológicos para conocer tu temperamento, habilidades, tipo de personalidad y otras características. Desarrolla lo que ya es inherente a ti y cree siempre en ti mismo. En eso consiste el pensamiento positivo. Empieza poco a poco: ahora mismo, piensa en una situación problemática y escribe sus ventajas (en qué te resulta útil esta experiencia). O piensa en lo que podrías haber hecho para cambiar el resultado. Y luego pregúntate qué deberías tener en cuenta, cambiar, desarrollar en ti para no cometer el mismo error la próxima vez.

Para desarrollar una imagen positiva de uno mismo, es fundamental aprender a escucharse. Es necesario prestar atención a tus necesidades y deseos.

Atención. Si hablamos de distorsiones psiquiátricas de la autopercepción, que se dan, por ejemplo, en la anorexia (una persona demacrada no ve en el espejo su reflejo real, sino una imagen obesa), entonces no puedes afrontarlo tú solo: necesitas consultar a un psicólogo.

Mi experiencia

Tuve que enfrentarme a una autopercepción distorsionada de la apariencia. Hasta los 16 años, pensaba que era terriblemente fea. Sobrepeso (incluso cuando ya no lo tenía, seguía sintiéndome como en mi antiguo cuerpo), nariz grande, baja estatura, mala dentadura: todo eso no me gustaba. ¿De dónde venía? De la infancia. Sólo que no fueron mis padres quienes me lo inculcaron, sino otros niños. Lo de la nariz, la altura y los dientes, todavía no sé quién me lo inculcó. Quizá fueron las revistas de moda.

Algo de esto podría haberse corregido y atribuido a defectos objetivos e incluso a problemas de salud. No sé por qué mis padres no prestaron atención al terrible estado de mis dientes y a mis problemas de peso. A los 15 años por fin conseguí ayuda para arreglarme los dientes. Algunos de mis complejos desaparecieron de golpe: empecé a sonreír abiertamente. Luego perdí peso (no de la forma más saludable y más tarde volví a ganar esos kilos y luego los perdí de nuevo de forma saludable). Junto con la pérdida de peso, desaparecieron algunos de mis complejos.

Poco después empecé a darme cuenta de que yo también podía gustarle a alguien. Fue todo un descubrimiento. Durante mucho tiempo desconfié de cualquiera que intentara acercarse a mí. Esperaba que hubiera gato encerrado. Pero no la había. Empecé a darme cuenta de que les gustaba a los chicos. Me hacían cumplidos (en la calle, transeúntes al azar), llegaban a conocerme. Y cuanto más se daban estas situaciones, más dudaba de que mi creencia de «soy fea» fuera cierta.

Cerca de los 17 años, conocí a mi marido. Resultó que las revistas, la televisión y otros «expertos» en belleza mentían. Resulta que cada uno tiene su propia idea de la belleza. A algunos les gustan las chicas de baja estatura y, por el contrario, no les gustan las modelos, sobre todo las que caminan como saltamontes paralizados con tacones. A algunos les gustan las narices largas y puntiagudas en lugar de una pequeña nariz de patata. A algunos les gustan las chicas delgadas y a otros las torneadas. Y así sucesivamente. Todo esto puede seguir sin fin.

En general, me he dado cuenta de que, aparte del atractivo interior, también tengo atractivo exterior. Aunque dicen que primero tienes que quererte a ti mismo, y luego te querrán los demás. En mi caso, funcionó el principio contrario: me amaron sincera y verdaderamente, sin convencionalismos, tras lo cual me acepté a mí misma y cada año empecé a florecer más y más, aprendí a cuidarme y a ocuparme de mí misma. Y también aprendí no sólo a recibir calor, sino también a darlo. Dejé de agredirme para protegerme, me deshice de los colores de batalla en la cara y de la ropa provocativa, empecé a cuidar mi salud, etc. (No puedo contarlo todo). Y luego también me sumergí en la psicología, tras lo cual comencé una transformación global en todos los frentes: tanto externa como internamente.

En un momento dado me ayudó un plan de este tipo para autoanalizarme y determinar la forma de corregir la autopercepción de la apariencia o la personalidad:

  1. Escribir las principales afirmaciones atormentadoras. Por ejemplo: «Soy fea», «Estoy gorda», «Tengo una nariz enorme», «Soy bajita», «Soy maleducada», «Soy agresiva».
  2. Anota todas las situaciones en las que nos decimos estas frases a nosotros mismos. Recuerda la primera situación y determina quién y cuándo nos inculcó esta actitud.
  3. Separar la opinión de alguien de los hechos. Determinar los motivos ocultos del comportamiento de esa persona. O buscar hechos que contrarresten la afirmación.
  4. Rechazar esta creencia y formar una actitud sana basada en hechos, no en la opinión de otra persona.

También me ayuda el siguiente método: elijo una imagen que quiero abordar y elaboro un plan paso a paso. Por regla general, se trata de una imagen compuesta de rasgos y cualidades individuales de personajes famosos o simplemente de una que me he inventado. De un modo u otro, me presento esta imagen en forma de persona y copio su comportamiento, forma de hablar, pensamiento, acciones, etc. Poco a poco, todo esto se convierte en mi verdadero yo, en lugar de repetirse a partir de otra persona.

Es importante darse cuenta de que la forma en que uno piensa de sí mismo es la forma en que se comportará. Por ejemplo, si quieres perder peso, trátate ya como si estuvieras en un cuerpo nuevo. Sin «más adelante», «te lo mereces», «es demasiado pronto» ni nada por el estilo. Por ejemplo, ahora mismo puedes cambiar de peinado, comprarte ropa nueva, aprender a cuidar tu piel. Por alguna razón, muchas mujeres cometen este error: preocupándose por el exceso de peso, se olvidan por completo del cuidado de sí mismas.

Presta atención. La principal conclusión que he sacado para mí hasta ahora: puedes trabajar sin cesar en la apariencia y el contenido, pero es más importante lograr la armonía en tu interior. Cuando entiendes hacia dónde vas, te aprecias y te respetas, te aceptas aquí y ahora, entonces todos los cambios positivos son más fáciles. Sólo tienes que poner en marcha este volante.

Conclusión

Con una imagen positiva de sí misma, una persona no depende de la opinión de los demás. Reacciona con calma a las críticas constructivas y no presta atención a los comentarios destructivos. Una alta autoestima adecuada y una actitud positiva hacia uno mismo hacen que una persona sea más amable. Se abre a los demás, los trata positivamente. Por lo tanto, consigue fácilmente hacer nuevas amistades, entablar relaciones. Todo esto contribuye al desarrollo de una persona en su vida personal y en el trabajo.

Fecha de actualización: 11-16-2023