¿Cómo apoyar a una persona en un momento difícil? «Contrólate pelele», «No llores», «Sí, no pasa nada, aquí estaba yo entonces», «Sí, olvídalo, todo irá bien» — estas y otras frases parecidas no son apoyo. Sí, sí, a pesar de que se utilizan con más frecuencia. Y hoy aprenderemos cómo apoyar correctamente a una persona en un momento difícil desde el punto de vista de la psicología.
Tabla
Etapas de la vivencia del duelo
En psicología existe el concepto de «duelo normal». Se cree que una persona necesita una media de 4-5 meses para aceptar una situación. Y la propia experiencia pasa por varias etapas. Para superar el trauma, es importante pasar por cada una de ellas por etapas. No hay que saltar de una a otra ni prohibirse experimentar los sentimientos y emociones que surgen. Sin embargo, es posible (y en la práctica suele ser así) volver a la etapa anterior y luego pasar a la siguiente.
El duelo es la pérdida de un objeto significativo. Ejemplos de duelo: muerte de un familiar, separación de un amante, pérdida de una mascota, etc. Las etapas del duelo no dependen de la especificidad de la pérdida. Sólo difieren la duración de cada etapa y la intensidad de la experiencia. Esto se debe a las características psicológicas individuales de la personalidad.
Negación
La persona no acepta el hecho de lo ocurrido. Se interroga, aclara o dice frases como «No creo en ello», «No, no pudo ocurrir». Hay momentos en que la persona parece congelarse. No muestra ninguna emoción y no dice nada. Eso también es una forma de negación. Y esta reacción significa que el dolor es demasiado fuerte. Se ha puesto en marcha un mecanismo de defensa cuya finalidad es preservar el equilibrio y la salud mental.
Ira
La agresividad puede dirigirse hacia quien trajo la mala noticia, hacia el propio objeto de la pérdida o hacia personas al azar o que intentan apoyar. En algunos casos, la agresividad se transforma en autoagresión. La persona empieza a buscar a alguien a quien culpar, se vuelve peligrosa para sí misma y para los demás.
Negociación
Son intentos de deshacer lo sucedido mediante un trato con Dios, el Diablo, poderes superiores, otras personas. La esencia: «Te prometo que haré esto o no haré aquello, y tú volverás a poner todo en su sitio». ¿Cómo se ve esto en la vida? Por ejemplo, una persona intenta terminar las cosas empezadas por el fallecido, aunque no le interese en absoluto. O la persona afligida se entrega a la fe, da limosna, hace algún tipo de voto, etc.
Depresión
El doliente se da cuenta de que la negociación no funciona, de que no se vuelve más feliz gracias a ella y de que el objeto de afecto no regresa. Esto le lleva a la depresión. Surge un sentimiento de desamparo e impotencia. La persona pierde el apetito, tiene problemas para dormir, se producen cambios de humor, al mismo tiempo que se produce un desgaste emocional. La persona vuelve a sentirse abatida y peligrosa para sí misma y para los demás.
Aceptación
Tanto los que antes mantenían una expresión pétrea en el rostro y no mostraban ninguna emoción, como los que habían vivido activamente todas las etapas, comienzan a llorar. Son lágrimas de aceptación y alivio, de liberación. La persona vuelve a repasar mentalmente todo lo que ha sucedido. Recuerda todas las cosas buenas que estaban relacionadas con el objeto de la pérdida, y la propia pérdida empieza a percibirse como parte integrante de la vida. La persona recupera el equilibrio emocional y empieza a hacer planes para el futuro.
Hemos analizado el esquema clásico de la convivencia con el duelo. Sin embargo, en psicología se pueden encontrar tipologías más extensas, como ésta:
Como puedes ver, aquí comienza con el shock, el pánico, el miedo, la culpa, el aislamiento, la esperanza y muchos otros sentimientos están presentes. Así que tú y yo hemos cubierto las etapas principales, pero hay otras etapas intermedias.
Es importante quedarse atascado en una de las etapas o saltar de una etapa a otra, ya que esto puede provocar la fijación en el trauma, el desarrollo de neurosis y otros problemas psicológicos. Es importante pasar por todas las etapas del duelo para seguir viviendo con normalidad.
Cómo apoyar a una persona en un momento difícil — consejos populares
Las etapas del duelo de las que hemos hablado se refieren a pérdidas complejas, como la muerte de alguien. ¿Cómo se puede apoyar a alguien en este momento de necesidad? Conociendo estas etapas y recorriéndolas juntos, fomentando los comportamientos característicos de cada etapa, encontrando palabras de simpatía y aliento. Si hablamos de una experiencia menos intensa, como una fase difícil de la vida consistente en pequeños contratiempos, las siguientes pautas te ayudarán a aprender a apoyar a las personas en momentos difíciles
Estar ahí para los demás
Esto no significa que tengas que ser intrusivo. No hace falta que digas nada, sobre todo si no tienes nada que decir salvo promesas vacías, que no hacen más que irritar aún más a la persona. Hazle saber que estás a su lado y siempre dispuesto a ayudarle de palabra o de obra. Rechaza el abstracto «Todo irá bien», porque no puedes saberlo. ¿Cuáles son las mejores palabras para apoyar a una persona en un momento difícil? Por ejemplo: «Sí, no será fácil, pero te ayudaré a superarlo. Juntos lo superaremos». Empatiza y compadécete. No te entrometas con tus historias y problemas: esto se percibe como una desvalorización de los sentimientos de la persona en duelo.
Desde la distancia, también puedes apoyar a la persona en su momento de necesidad llamándola por teléfono. Pregúntale en qué puedes ayudarle, exprésale tus condolencias y hazle saber que puede contar con tu apoyo.
Ocúpate de las tareas domésticas
Una persona que está atravesando un duelo o una mala racha en la vida necesita ayuda con las tareas domésticas. No se lo pidas, pero ofrécele inmediatamente ayuda real: llevar a los niños a la guardería, ayudar con la limpieza, ir a la tienda y traer la compra, etc.
Mostrar indulgencia
No te tomes como algo personal los arrebatos emocionales de una persona en duelo. Recuerda que se encuentran en un estado alterado de conciencia y tienen una percepción distorsionada de la realidad, por lo que pueden gritar algo en su fuero interno o acusarte de algo. Ten paciencia.
No juzgues a la persona
Nada de «Bueno, tú sí que eres bueno» o «Cómo no te has dado cuenta de eso. Sí, deberías haber hecho esto». La persona ya se siente suficientemente mal. Ya sabe que es «buena» y que «deberías haber hecho esto, no lo que hizo». ¿Por qué molestarse? Niégate a hacer juicios de valor, incluidos los del futuro o el pasado: «Tenía tantos planes», «Era tan inteligente», «Las cosas serán diferentes sin él». Tales juicios sólo son aceptables para alguien que vive el duelo. Si lo dice él mismo, puedes darle la razón con un movimiento de cabeza, apoyándole.
No debes molestar a la persona
Esto incluye las llamadas intrusivas (es mejor sustituirlas por el mensaje «Cuando puedas hablar o averiguar detalles, llama»), la ayuda que no se ha pedido y los consejos que no se te han pedido. Además, no te líes a hacer preguntas: dale un respiro a la persona y ofrécele ayuda concreta (qué, dónde, cuándo, no «Bueno, llámame si necesitas algo»).
Atención. Si te das cuenta de que la persona no está superando la experiencia del duelo y no puedes ayudarla, busca contactos de un buen psicólogo y sugiérele que acuda a un especialista. Acompaña a tu amigo a la primera sesión.
Mi experiencia de apoyo a un ser querido
Cuando quiero apoyar a alguien, sigo el siguiente plan:
- Escucho atentamente. No me limito a asentir con la cabeza. Intento realmente meterme en la experiencia de la persona, escucharla, ver el mundo a través de sus ojos. No interrumpo su monólogo con comentarios o preguntas. Si no me preguntan, intento no hablar en absoluto, sino simplemente permanecer a su lado. Mi actividad comunicativa se reduce al mínimo: «Lo has hecho bien», «Lo has hecho todo bien», «Lo siento».
- Utilizo el reflejo emocional. Si me doy cuenta de que la persona de enfrente tiene dificultades para especificar emociones (y especificar es importante para liberarse), le ayudo. Por ejemplo: «Claro que estás enfadado, es una reacción normal a lo que ha pasado (especifico lo que ha pasado)».
- Ayudar a que afloren las emociones. Por ejemplo, si una persona dice: «Probablemente te estoy aburriendo con mis quejas», le digo algo así: «No. Me alegro de que quieras compartirlo conmigo. Me encantaría escucharte». Y añado que hablar repetidamente de la experiencia es importante para recuperarse del shock.
- Explico a la persona su estado desde un punto de vista psicológico. Mi objetivo es transmitir a mi oponente que lo que está experimentando es normal. No hay que tener miedo ni avergonzarse de ello, ni bloquearlo. Si una persona hace preguntas adicionales, como por ejemplo: «¿Cuántas etapas tiene el duelo? ¿Cuánto duran? ¿Cómo puedo aliviarlo?», les respondo. Preste atención: cuento todo tal y como es, con todos los pros y los contras, las probabilidades y los peligros, pero siempre de forma positiva y con notas de optimismo, esperanza y confianza en que todo irá realmente bien (no lo digo, pero dejo claro que todo mejorará).
- Recuerdo a la gente sus puntos fuertes y sus logros. En un momento difícil, la autoestima disminuye, muchas personas entran en el autoabuso y el pesimismo. Ayudo al adversario a recuperar la confianza en sí mismo, recordándole cómo ya ha superado algunos problemas.
- Intento distraerles y animarles. Si se trata de algo más serio, pregunto: «¿Qué puedo hacer por usted? Y si se trata de cosas pequeñas, simplemente sirvo cacao o té con dulces (ofrezco algo más que le guste a la persona), intento no molestar con peticiones innecesarias y preguntas caseras.
- No me impongo. Si una persona no está dispuesta a ponerse en contacto conmigo, le digo: «Si quieres hablar o abrazarme, puedes ponerte en contacto conmigo, estoy cerca». O les pido que me escriban o me llamen cuando tengan fuerzas.
Por otra parte, me gustaría destacar el problema del contacto táctil. En mi opinión, no siempre es apropiado abrazarme, cogerme de la mano, acariciarme la cabeza, etc. Por ejemplo, conozco personalmente a personas a las que no les gusta en la vida cotidiana, y cuando están de mal humor se encierran en sí mismas todo lo posible. Sin embargo, a veces no les importa el contacto táctil. Entonces, ¿cómo vencer ese «a veces»? Pregunto: «¿Puedo darte un abrazo?». O con voz tranquila, acompañada de un gesto de mano abierta, les ofrezco: «Deja que te compadezca». O le toco suavemente la mano con la punta de los dedos, observo la reacción y, si es positiva, le estrecho más la mano. Por supuesto, es importante tener en cuenta la naturaleza de tu relación con la persona, el grado de cercanía y no sólo las características psicológicas individuales.
Conclusión
Ahora ya lo sabes todo sobre cómo apoyar adecuadamente a un ser querido en un momento difícil con palabras o hechos. No olvides que cada persona tiene un umbral diferente de sensibilidad y resistencia al estrés. No devalúes la experiencia de alguien, si en tu opinión lo ocurrido no es algo grave. Recuerda también que el duelo puede vivirse de distintas maneras. Adopta un enfoque personalizado y no te obsesiones con instrucciones y recomendaciones si quieres ayudar a alguien. Confía en tu intuición y en los resultados de tus observaciones sobre el individuo.
Fecha de publicación: 11-16-2023
Fecha de actualización: 11-16-2023