Crisis de personalidad

Las crisis de personalidad pueden ocurrir en la vida de cualquier persona. La vida es una broma de mal gusto: cuando tienes todas las cartas en la mano, de repente te propone jugar a las damas. Esta expresión probablemente la hayan oído muchos usuarios de las redes sociales. Y es imposible no estar de acuerdo con ella. A veces las turbulencias de la vida, los malentendidos con los demás y los problemas en las relaciones personales te sacan de la rutina. Pero a veces la situación se agrava. Una persona pierde el sentido de la vida, se enfrenta a la depresión y sufre insomnio. Así es como se desarrolla una crisis personal. ¿Cómo combatirla?

Qué es una crisis de personalidad

Traducido del griego, una crisis es una decisión o un punto de inflexión. De hecho, es una colisión de antiguos puntos de vista y prioridades con otros nuevos. Lo que antes parecía importante y era lo primero pasa a un segundo plano. Los métodos utilizados para alcanzar los objetivos pierden eficacia.

En psicología, una crisis de identidad es un estado en el que una persona ya no puede ser la misma de antes. Se mete en un callejón sin salida, intenta encontrar una salida y a menudo no la encuentra.

Cada persona que se enfrenta a una crisis la describe de forma diferente:

  • Sensación de soledad incluso con la familia y los amigos;
  • tensión, rigidez, fatiga emocional;
  • una opresiva sensación de desesperanza de la que uno no puede esconderse;
  • un sentimiento de aislamiento de los demás;
  • necesidad de ayuda exterior;
  • deseo de encontrar una salida del vacío lo antes posible.

Muchas personas sienten que no están viviendo su vida. Es como si estuvieran en una enorme bola transparente que les separa de los demás.

Una crisis de personalidad puede reconocerse incluso desde fuera. Presenta una serie de síntomas característicos:

  1. Estado emocional inestable. La persona no muestra interés por los acontecimientos que le rodean. Le resulta difícil provocar una sonrisa o una risa sincera. No expresa sus sentimientos.
  2. Desapego. El «enfermo» está inmerso en sí mismo. No le importa cómo viven sus familiares y personas cercanas. Si alguien intenta hablar con él o proporcionarle ayuda, se manifiesta irritabilidad, ira y agresividad.
  3. Problemas con el sueño. Lo más frecuente es el insomnio. La persona no duerme bien, se levanta a menudo durante toda la noche y, como consecuencia, le cuesta despertarse por la mañana.
  4. Deterioro de la salud. Pérdida de apetito, lo que hace que te sientas débil todo el tiempo. La falta de sueño provoca decoloración de la piel y ojeras. La persona suele resfriarse, porque su sistema inmunitario no puede hacer frente plenamente a sus funciones.

En casos especialmente graves, se requiere la ayuda de un especialista.

Causas de crisis e inhibición en el desarrollo de la personalidad

Las crisis de crecimiento personal se desarrollan por muchas razones. Están asociadas tanto a problemas domésticos como a cambios de conciencia debidos a la edad.

Falta de una buena motivación

Es casi imposible obligarse a hacer algo si no existe el deseo de hacerlo. Cuando no hay objetivos marcados, seguir adelante resulta igual de desalentador.

Problemas financieros

El camino más directo y despejado se estropea fácilmente por falta de dinero. Sobre todo si surge inesperadamente, como suele decirse, en un lugar vacío. Esto incluye el despilfarro imprevisto, por ejemplo, en relación con una enfermedad grave o una mudanza no planificada.

Sentimiento de pereza

En este caso, una persona es su propio enemigo. Es su propia mano la que inhibe su desarrollo. Pero vale la pena hacer un pequeño esfuerzo, y la situación cambiará para mejor.

Presión lateral

La gente de su entorno no acepta a quienes se comportan de forma diferente a ellos. Por lo tanto, intentan cambiar a esas personas. Estos intentos llevan a estas últimas a la depresión y al estancamiento.

Umbral de edad

Es la razón más grave para el desarrollo de crisis de personalidad. Según los psicólogos, están sujetas a ellas tanto los niños (3, 7, 14 años) como los adultos (18, 30, 40, 60 años). Es durante estos periodos cuando una persona se replantea su vida, revisa prioridades y valores.

Se puede notar el inicio de la crisis en la víspera del cumpleaños. El cumpleañero, en lugar de alegrarse, siente una ansiedad y un pánico incomprensibles. Tiene el deseo de trazar una línea bajo los años vividos y sacar conclusiones. Le asaltan muchas preguntas sobre lo que ha conseguido o no ha conseguido hacer.

Una o varias situaciones concretas

Por ejemplo, la muerte de un ser querido, problemas en las relaciones personales o un deterioro de la situación financiera. Estas situaciones siempre ocurren de forma inesperada. Tras ellas, comienza una nueva vida, llena de incertidumbre y temibles incógnitas. Esto es lo que lleva al desarrollo de la depresión, que conduce al fracaso en otras áreas.

Reevaluación de valores

La búsqueda de nuevos puntos de referencia y el establecimiento de prioridades también conducen al desarrollo de una crisis de personalidad. La persona evalúa el periodo vivido desde la altura de la experiencia e intenta corregir errores. Esto provoca la aparición de ansiedad y depresión.

Etapas del desarrollo de una crisis de identidad

Como cualquier enfermedad, la crisis de identidad tiene varias formas. Cada una de ellas se caracteriza por sus propios síntomas y signos.

Etapa de inmersión

Comienza con un deterioro desmesurado del bienestar. La persona experimenta tensión y rigidez, fatiga excesiva y cansancio constante. Sus acciones son caóticas e incluso carecen de sentido.

En esta fase es difícil concentrarse en una sola cosa. Cientos de pensamientos pululan en la cabeza. Arrancan de la memoria los momentos más desagradables. Con el tiempo, la conciencia se convierte en un agujero negro, que absorbe cada vez más.

La etapa sin salida

A la persona le parece que se ha quedado sola. No encuentra nada mejor que hacer que encerrarse en sí misma. Esta inmersión no aporta nada bueno. La introspección sin fin y los pensamientos sobre el pasado no hacen más que intensificar la experiencia.

La opresiva sensación de soledad trae consigo miedo e incertidumbre. En algún momento llega el agotamiento emocional. Por un lado, esto es malo. Pero, por otro, la persona se da cuenta por fin de que es necesario buscar una salida a la situación. Y lo que es más agradable, adquiere el deseo y la fuerza para actuar.

Punto de inflexión

A pesar de la disminución de la fuerza moral y física, una persona empieza a salir por sí misma de la crisis. Ya no se esconde en su interior, limpia su conciencia de actitudes disfuncionales y se abre a nuevas experiencias e ideas.

En esta etapa, parece que el mundo juega con otros colores. Hay ligereza, sensación de libertad y, sobre todo, sentido de la vida. Además, la persona se fija metas, aunque pequeñas, pero bastante alcanzables.

Cómo hacer más fácil vivir la crisis

Para sobrellevar la crisis de identidad se puede hacer de varias maneras. Lo principal es darse cuenta de la presencia de la «enfermedad» y estar preparado para actuar con decisión.

Elabore un plan de acción

Para ello, necesitará una hoja en blanco y un bolígrafo. Es necesario escribir todo lo que provoca emociones desagradables e insatisfacción, así como designar la esfera de la vida en la que aparecieron los problemas. Esto ayudará a ver la razón del desarrollo de la crisis. A menudo se encuentra en la superficie.

Después hay que escribir qué hacer a continuación, cómo salir de la crisis. El último paso es poner en práctica el plan. Sólo será eficaz si cumple una serie de requisitos:

  1. Hay un objetivo claro. Una persona sabe exactamente lo que quiere: cambiar de ámbito de actividad, obtener una segunda formación, fundar una familia, etc.
  2. El motivo está definido. Puede haber dos, tres o más. Lo principal es que el más importante destaque entre ellos.
  3. Se definen los parámetros de búsqueda. Es necesario describir exactamente sus deseos, necesidades y sueños. Esto se aplica a absolutamente todo: la rutina diaria, el trabajo futuro, las relaciones en la familia y con los amigos, el tiempo libre, las vacaciones, etc. Es importante ver los objetivos y saber cómo alcanzarlos.
  4. Entender qué se necesita para cambiar la situación y salir de la crisis. Por ejemplo, para cambiar de trabajo necesitas hacer un curso de reciclaje o al menos estudiar el mercado laboral. Y para conocer gente nueva necesitas visitar lugares públicos lo más a menudo posible y pasar más tiempo socializando, tanto en las redes sociales como en persona.
  5. Sigue el plan al pie de la letra. No te relajes bajo ningún concepto. Se necesita tiempo para conseguir resultados visibles. Por lo tanto, no se asuste si parece que todos los esfuerzos son en vano.

También es importante elogiarse incluso por los éxitos más pequeños. Si sólo ve momentos negativos, puede perder el control de la situación. Los elogios le ayudarán a centrarse, a tener más confianza en sí mismo y a seguir adelante.

Encuentre apoyo

Como ya se ha dicho, en las dos primeras fases del desarrollo de la «enfermedad», la persona busca la soledad. Se siente bien consigo misma. Sin embargo, para mejorar la situación, hay que estar abierto a la comunicación. Puede contar sus experiencias a cualquier persona: su cónyuge, un familiar, un amigo y una amiga, o incluso un conocido casual en las redes sociales. Lo principal es que la persona sea comprensiva y esté interesada en una conversación sincera.

Al principio de la conversación, hay que pedir a la persona que no interrumpa y no juzgue. Su objetivo es escuchar atentamente y, si es posible, apoyar.

Es importante que la conversación sea lo más sincera y confiada posible.

Encontrar un apoyo interior

Es difícil hacer esto. Sobre todo cuando el mundo que te rodea se ha vuelto del revés. Sin embargo, es una de las formas más eficaces de sobrevivir a una crisis de identidad.

Así, como apoyo interno está la confianza en la justicia, en la benevolencia o la bondad de la gente. Una persona necesita darse cuenta de que ella, como todos los demás, forma parte de este mundo y desempeña un papel importante en su estructura. Darse cuenta de la propia importancia ayuda a sobrellevar la desesperación y la soledad, así como a superar la ansiedad y el pánico.

Experimenta todo lo que te ocurre

No hay que huir de las emociones, aunque no sean precisamente agradables. Así es nuestra vida y no podemos escapar de ella. Por lo tanto, es necesario sentir todas las situaciones y luego sacar conclusiones de ellas. Esto ayudará a darse cuenta de los errores y a adquirir una experiencia inestimable.

Estar preparado para descubrimientos inesperados

No siempre serán alegres. Tal vez durante la crisis se revelen cualidades no muy agradables, por ejemplo, la pereza o la envidia. O, tal vez, una persona se dé cuenta de que en realidad no es tan buena como quiere aparentar ante la gente. En cualquier caso, habrá que aceptar el nuevo yo.

Con el tiempo, será consciente de que el mundo que le rodea no siempre es brillante y colorido. A veces está pintado en tonos grises. A esto se le llama aceptar las cosas como son.

Captar el ritmo de la vida

Todas las personas lo tienen. Pero en tiempos de crisis, se altera un poco. Puedes recuperar el ritmo de vida habitual de tres maneras:

  1. Presta atención a los ritmos naturales. Puede ser el ruido de la lluvia, el sonido de una cascada, etc.
  2. Únete a los mecánicos: el tic-tac de un reloj, el traqueteo de las ruedas de un tren.
  3. Aprovechar los ritmos de la vida de los demás. Esto incluye cantar, bailar, hacer rondas.

Cada una de estas opciones puede ayudarte a encontrar tu propio ritmo y recuperar el gusto por la vida.

Habla con gente que ya haya experimentado una crisis de identidad

Por qué hacerlo. Hay dos razones:

  1. Hablar ayuda a aliviar el sentimiento de soledad que persigue a cualquiera que se enfrente a una crisis de identidad.
  2. Las experiencias de otras personas te dan la oportunidad de encontrar nuevas formas de vivir tu propia crisis.

Cada persona es diferente. Lo que ayuda a una persona suele ser inútil para otra. Pero, ¿por qué no intentar seguir algún consejo?

Prueba cosas nuevas

Este consejo es continuación del anterior. No te precipites inmediatamente a buscar y poner en práctica nuevas ideas. Es mejor esperar a un momento en el que haya un deseo constante de actuar. Un buen ejemplo es el paracaidismo. Si se hace en un estado de desesperación y estancamiento, la situación no hará más que empeorar. Si se deja atrás la crisis, el salto traerá un mar de emociones positivas y una carga de vigor.

Los psicólogos recomiendan escuchar a su interior. Si hay nuevos deseos y necesidades, hay que satisfacerlos lo antes posible.

Recuerde que una crisis es finita

Una persona que se enfrenta a una crisis de identidad siente que los problemas no tienen fin. Se siente abrumada por un sentimiento de desesperanza y desesperación. Lo único que puede ayudar en este caso es darse cuenta de que tarde o temprano habrá luz al final del túnel. La rapidez con que aparezca dependerá exclusivamente de la persona.

Conclusión

De la crisis de identidad, como en cualquier situación, hay dos salidas. La primera es quejarse de la vida, no hacer nada y hundirse cada vez más en uno mismo. La segunda es darse cuenta del problema, determinar la causa y elaborar un plan de acción. La elección depende de la persona. Si realmente quiere salir de la crisis y cambiar de vida, dará preferencia a la segunda opción. Por supuesto, requiere tiempo y esfuerzo. Pero el resultado merece la pena. La vida volverá a tener color y el futuro será de color de rosa.

Fecha de actualización: 11-16-2023