Diálogo interno: qué es en palabras sencillas

El diálogo interno es la comunicación continua de una persona consigo misma. Un nombre alternativo es autocomunicación. Los psicólogos creen que el diálogo interno no se detiene ni un minuto, pero no siempre la persona es consciente de ello. Si no se controla el proceso, un sano autoanálisis de la personalidad se convierte en autoexploración y autoderrota. Entendamos por qué es importante controlar el diálogo interno y cómo hacerlo.

Qué es el diálogo interno

Qué es el diálogo interno

¿Qué es el diálogo interno? Es un diálogo entre una persona y sí misma. Normalmente es un razonamiento «para uno mismo», pero a veces el sujeto habla consigo mismo en voz alta. Recuerde cómo se da instrucciones, se dice algo a sí mismo, hace planes para el día: «Entonces, hice esto, hice aquello. Debería hacer esto», «¿Qué debo hacer ahora y qué debo dejar para más tarde?». O mientras analizas una conversación pasada o próxima con alguien: «¿Cómo debo comportarme? ¿Y si digo esto? No, probablemente sea mejor decirlo de otra manera. ¿Cómo?», «¿Por qué reaccioné así a lo que dijo?», «Así es como debería haber respondido». Eso es el diálogo interno.

Es importante! El diálogo interno es el análisis que hace una persona de sus pensamientos, palabras, acciones, sentimientos. Es una apelación a uno mismo en nombre de diferentes roles sociales y diferentes subpersonalidades. A veces es sólo un análisis, a veces se convierte en una lucha entre el lado luminoso y el lado oscuro.

El diálogo interior como amigo

Creo que, tras analizar la definición, ha comprendido que todas las personas están familiarizadas con el diálogo interno. Y creo que también has adivinado que puede ser tanto amigo como enemigo. Por ejemplo, ¿conoces un estado así: «No puedo concentrarme en nada más, los pensamientos sobre …. no dejan de aparecer en mi cabeza. Ni siquiera sé cuál es la mejor manera de actuar en esta situación». Y ya está: el trabajo se acumula, la energía se gasta, la gente que te rodea sale perjudicada por culpa de tu despiste e irritabilidad. Este es un ejemplo de la influencia negativa del diálogo interno. Más adelante hablaremos de cómo combatirlo. Por ahora, veamos las características del diálogo interno como amigo.

La función de elección

¿Ha pensado alguna vez cuántas decisiones tomamos al día? ¿Y cuántas de ellas tomamos automáticamente? El diálogo interno está funcionando todo el tiempo, pero no siempre te das cuenta. Mientras tanto, cuanto más a menudo abandonas el piloto automático, más consciente se vuelve tu vida en su conjunto. Enséñate a tomar decisiones conscientes incluso en cosas tan pequeñas como lavarte los dientes, preparar el desayuno, etc. Por ejemplo, haz gachas de avena o una tortilla en lugar de los bocadillos de turno que te haces en automático, complementa el primero con fruta y el segundo con verduras. Prepara platos diferentes para el desayuno.

A partir de esas pequeñas cosas, se forma una conciencia general. Uno se convierte en el dueño de su vida. Desaparece la dependencia de las opiniones ajenas, aumenta la confianza en uno mismo y mejora el estado de ánimo. Además, resulta más fácil tomar decisiones en cuestiones más complejas y globales. Aprende a vivir en el momento presente.

Guía de fantasía

Supongo que habrás oído el consejo de que si la solución a un problema no llega, debes distraerte de él. Puede que esta respuesta incluso te haya molestado. Sin embargo, tiene su parte racional. Si cambias, no significa que el debate interno se detenga. Continúa, pero es aún más eficaz, porque interviene la mente subconsciente. Y allí almacenas cosas que no recuerdas y que, en consecuencia, no puedes reproducir al analizarlas conscientemente. Pero es ahí donde puede esconderse una pista que te ayude a resolver el problema real.

Lluvia de ideas

Del mismo modo que el diálogo interno da lugar a soluciones inesperadas a los problemas, suscita ideas creativas. El vuelo de la fantasía te da libertad para ser creativo. Ten una sesión de brainstorming contigo mismo. La esencia del ejercicio: proponte cualquier idea, incluso las más fantásticas, sobre algún tema. Anota todas las asociaciones. En la primera fase no critiques. Después entras en el papel de crítico y ahora evalúas la lista de ideas, eliges las mejores. Puedes juntar partes de diferentes ideas. Y así hasta que encuentres la idea realista y mejor.

Técnica para gestionar el diálogo interno

El diálogo interno ayuda a la persona a tomar decisiones, a comprenderse a sí misma. Un autoanálisis sano libera de conflictos internos, de problemas psicológicos. Sin embargo, a veces en lugar de este diálogo interno genera dudas, paraliza e impide a la persona avanzar. El proceso de diálogo interior con uno mismo no puede dejarse sin control, es importante aprender a gestionar el habla interior.

¡Atención! En el diálogo interior no siempre participa una sola persona. A veces intervienen imágenes del pasado. Sin análisis ni control, las creencias de los demás pueden confundirse con los propios pensamientos. El problema es que no siempre las actitudes y creencias impuestas por los demás son útiles para el individuo.

La gestión del diálogo interno se basa en sólo dos elementos: la toma de conciencia y el cambio directo. Veamos ambos componentes con más detalle.

Conciencia y aceptación

Algunas personas, al darse cuenta de que les atormentan algunos pensamientos, al sentir un zumbido, un ruido en la cabeza, intentan bloquearlo. Pero al hacerlo, sólo empeoran las cosas. No puedes ignorar el diálogo interno, aunque no te guste su contenido. Para ser consciente y aceptarlo, tienes que darle libertad.

Piensa adónde te lleva el diálogo, qué problemas plantea, qué necesidades y deseos señala. Con ayuda de un diario, registra cuándo se intensifica el flujo mental y de qué se habla con más frecuencia. Haz un retrato de tu diálogo interior. Determina en qué principios y estereotipos se basa, de qué actitudes y patrones se trata.

Ejemplos de un patrón destructivo:

  1. Repites una situación desagradable una y otra vez, pero no llegas a solucionar el problema.
  2. Piensas en los escenarios más negativos de los acontecimientos y por eso no puedes decidirte a hacer cambios en tu vida.
  3. Siempre pasas por delante de las dificultades, así que en el proceso de conversación interna ganan las actitudes de «No tendrás éxito», «Si te arriesgas, acabarás sin nada».

Hay que cambiar estos patrones. Después de definir el marco del diálogo interno, se puede pasar a su cambio directo.

Cambiar los pensamientos

Cambiar el modelo de diálogo interno

Cómo cambiar el patrón de diálogo interno:

  1. Rastrea los pensamientos negativos, la fijación circular en el problema y las actitudes del tipo «no puedo hacerlo». Empiece por tener un desglose escrito de cada situación. Por ejemplo, quieres hacer algo, pero tienes dudas y tu voz interior te convence de que no puedes hacerlo. Escribe todas las actitudes negativas al respecto y, para cada punto, encuentra un hecho que lo contrarreste. Refiérete a tu experiencia, recuerda tus capacidades y habilidades. En general, aprende a pensar en positivo y a analizar racionalmente cada situación. Con el tiempo, serás capaz de hacer el mismo análisis mentalmente y no sobre el papel.
  2. Cuando te centres en tu experiencia, recuerda utilizar el prisma del presente. ¿Qué significa esto? Supón que tienes miedo de tu padre autoritario y poco adecuado (otra persona). Como en tu infancia, sigue señoreándote, te humilla y puede pegarte. Sí, la experiencia de la infancia te dice que tienes que tolerar: no hay otra manera. Pero míralo de otra manera: en la infancia dependías física, psicológica y económicamente de tu padre. Pero ahora eres adulto. Puedes defenderte. Cómo exactamente, depende de la situación. Por la palabra, por la fuerza, por la ley (sí, si hay motivos, por qué no protegerse legalmente) — como quieras y como la situación lo requiera, como sea más claro para una persona.
  3. Haz hincapié en tus éxitos, tus logros, tus méritos. Aclara tus errores y aprende de ellos. No des vueltas en círculos, sumiéndote en la autoderrota. El pasado ya no se puede corregir. Lo único que puedes hacer es no repetir el mismo error. Y tu tarea consiste en pensar qué y cómo hacerlo.

No esperes cambios rápidos y fáciles. Cuanto más tiempo lleves viviendo con un tipo de pensamiento destructivo, más difícil te resultará reconstruir tu diálogo interno. Mantente motivado internamente. Cómo. Lleva un diario en el que celebres tus logros. Cuando pienses que «todo va mal» y «nada sale bien», retrocede unas hojas y compara el antes y el después, estudia el camino recorrido. Entonces te darás cuenta de lo mucho que ya se ha hecho y eso te hará avanzar.

Presta atención: la base del diálogo interno es una pregunta. Por tanto, aprende a etiquetar correctamente el problema y hazte preguntas capciosas.

Ventajas e inconvenientes

Ventajas del diálogo interno:

  • ayuda a razonar y a pensar sobre cuestiones acuciantes, a resolver problemas;
  • al controlar el proceso, afecta positivamente al estado de ánimo, la autoestima y la confianza;
  • ayuda a la persona a comprenderse a sí misma.

Desventajas del diálogo interno:

  • sin control del proceso afecta negativamente al estado de ánimo, la autoestima, la confianza;
  • sin control trabaja constantemente, no da descanso y relajación (zumbido de pensamientos);
  • sin control aumenta la ansiedad y las contradicciones internas reales.

Como ya habrás adivinado, el diálogo interno tiene una serie de características neutras. Se convierten en positivas o negativas dependiendo de si una persona es capaz de controlar el proceso de comunicación consigo misma, si puede activarlo y desactivarlo o no

Mi experiencia

El diálogo conmigo mismo en su manifestación negativa se hace sentir por la noche (cuando me acuesto) después de un día ajetreado en el trabajo o tras una jornada dura. Sucede: quieres irte a dormir, pero tu cabeza está repleta de pensamientos. ¿Qué hago en ese caso? Doy la dirección deseada a mis pensamientos. A veces fantaseo con algo de la ópera «si todo fuera posible» (es bueno relajarse de vez en cuando), pero más a menudo imagino algo positivo y bastante real.

Por ejemplo, pienso en un acontecimiento que me hace ilusión, o pienso en objetivos globales (visualizo, recuerdo lo que ya he hecho y lo que haré, lo fácil que me resultará), etc. Y en un ambiente tan positivo me duermo sin darme cuenta. Y los sueños, por cierto, después de tal estado de ánimo son más agradables que después de acostarme bajo un enjambre de pensamientos incoherentes.

Del mismo modo, manejo mi conversación conmigo mismo en cualquier otro momento.

Conclusión

El diálogo interior es un proceso normal y un estado natural para la psique. No tienes por qué temerlo, intentar bloquear uno de tus «yoes» o dividirte. Es todo tú. Recuerda que cualquier pensamiento que tengas es útil. Incluso los negativos. Apuntan a problemas reales. Tienes que aceptarlo, aprender a gestionarlos y utilizarlos en tu beneficio.

Escucha la voz de tu cabeza. El diálogo interior no es ni amigo ni enemigo, simplemente es. Y sólo tú decides quién es para ti y cómo será. Y hablaremos más sobre cómo pararlo en otro artículo.

Fecha de actualización: 11-16-2023