La dismorfofobia es un trastorno mental asociado a la insatisfacción con la propia apariencia. ¿Con qué frecuencia se mira en el espejo? No pasa nada si te examinas mientras te arreglas el pelo, por ejemplo. Pero hay algunas personas que pueden pasarse horas delante de su imagen. Y no, no se admiran, sino que buscan defectos. Hasta el más mínimo defecto, ya sean pecas u orejas ligeramente prominentes, les lleva a la depresión. ¿Cómo combatirla?
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Qué es la dismorfofobia
La dismorfofobia es un trastorno mental en el que una persona concede gran importancia a su aspecto. No le abandona el deseo obsesivo de cambiar alguna parte del cuerpo o de eliminar un defecto evidente o rebuscado. El término «dismorfofobia» (o dismorfomanía) apareció en 1886. Fue introducido por un psiquiatra italiano, el profesor Enrico Morselli.
El síndrome de dismorfofobia se desarrolla en aquellas personas que son excesivamente críticas consigo mismas. Probablemente muchos de nosotros hemos querido alguna vez cambiar algo de nosotros mismos. Quienes padecen este trastorno simplemente sueñan con esos cambios. A menudo tienen un aspecto bastante atractivo, pero, al considerarse extremadamente feos, evitan el contacto con la sociedad y están dispuestos a hacer cualquier cosa para ser diferentes. Incluso estas personas son reacias a buscar ayuda. Piensan que se reirán de ellos o que los juzgarán. A veces es así, porque la gente de su entorno no considera que el síndrome sea un problema grave. Piensan que es un deseo de llamar la atención o una tontería.
Según los psicólogos, la dismorfofobia combina manifestaciones del síndrome obsesivo-compulsivo, es decir, pensamientos obsesivos y las mismas acciones. Una persona puede pasar varias horas sentada frente al espejo, buscando defectos en sí misma. O cae en el otro extremo: evita los espejos. Pasa al menos una hora al día pensando en su aspecto. En algún momento decide convertirse en ermitaño, no queriendo mostrar sus defectos delante de la gente.
Según una investigación realizada en Alemania, aproximadamente el 2% de la población muestra signos de dismorfofobia. Estas personas sufren baja autoestima, así como una actitud excesivamente crítica hacia su aspecto. Curiosamente, el trastorno es igualmente frecuente entre hombres y mujeres.
En Estados Unidos se realizaron estudios similares. Allí descubrieron que entre los que sufrían dismorfofobia, la tasa de suicidios era 2 veces mayor que en la depresión y el trastorno afectivo bipolar.
¡¡¡Interesante!!! Quienes no están de acuerdo con su identidad de género desarrollan dismorfofobia con más frecuencia que los demás. Además, estas personas tienen un mayor riesgo de suicidio.
Si hablamos en general, alrededor del 1% de la población de nuestro planeta se enfrenta a este trastorno mental. Pero muchos médicos creen que la cifra está subestimada y que hay muchos más pacientes. En su opinión, en la mayoría de los casos, la dismorfofobia se desarrolla en representantes de la clase media y rica. La mayoría de los pacientes tienen una buena educación, altos ingresos estables, posición en la sociedad.
Dismorfofobia en adolescentes
El trastorno acompaña a casi todos los niños de la adolescencia. Es durante este periodo cuando crece su interés por su propia apariencia. También aumenta el deseo de hacerse perfectos.
Como en el caso de los adultos, los adolescentes dismorfofóbicos se centran en examinar los defectos de su aspecto. Están convencidos de que existen o de que sus cuerpos desprenden un olor desagradable. Les parece que las personas de su entorno, incluso familiares y amigos, se han dado cuenta de los defectos, hablan constantemente de ellos y los ridiculizan. Los propios pacientes experimentan malestar físico y, a menudo, alucinaciones olfativas.
Los adolescentes diagnosticados de dismorfofobia ocultan sus experiencias a los demás. Pero se les puede detectar fácilmente por su comportamiento. Los niños no sueltan un espejo bajo ninguna circunstancia. Exigen espejos en casa para poder mirarse en cualquier momento. Y pueden hacerlo durante horas.
Otro síntoma es la reticencia a ser fotografiado. El adolescente esconde las fotos para que nadie pueda darse cuenta de sus defectos y contárselos a los demás.
Lo más frecuente es que la dismorfofobia aparezca después de que el adolescente haga un comentario o señale algún defecto en su aspecto. Se muestra preocupado, nervioso. Se nota especialmente antes de acontecimientos importantes, en una gran empresa.
A veces, el deseo de cambiar de aspecto es signo de una forma de esquizofrenia. Tiene cierto peligro porque puede provocar el desarrollo de la anorexia. El niño desea tanto ser perfecto que lo convierte en un objetivo para toda la vida. Con el tiempo, el adolescente empieza a sentir que la atención de la gente que le rodea se centra sólo en él, que sólo hablan de él y al mismo tiempo también se burlan.
Síntomas de la enfermedad
La dismorfofobia presenta una serie de síntomas característicos:
- Intento de ocultar defectos inexistentes.
- Se dedica mucho tiempo a cuidar la apariencia.
- Tocarse constantemente la piel en el lugar del defecto imaginario.
- Preguntas frecuentes sobre el aspecto físico.
- Fascinación por las dietas, los deportes.
- Baja autoestima.
- Una persona no quiere salir al aire libre o sólo lo hace en la oscuridad. Así que intenta ocultar a los demás su aparente fealdad.
- La dismorfofobia en los adolescentes conduce a un menor rendimiento académico, problemas de comunicación con los compañeros.
- Consumo excesivo de bebidas alcohólicas.
- Automedicación, cuyo objetivo es deshacerse de los defectos.
- Depresión, pensamientos suicidas.
- Disminución de la eficacia debido a la incapacidad de concentrarse en algo que no sea la apariencia.
- Sospecha constante de que los demás discuten y se burlan del paciente.
Una persona que sufre dismorfofobia intenta disimular sus deficiencias con una apariencia extravagante. También piensa en recurrir a la cirugía plástica. Pero ni siquiera algunas operaciones consiguen la satisfacción deseada.
Causas de aparición
¿Qué es la dismorfofobia? Es una preocupación excesiva por la apariencia. La mayoría de las veces se desarrolla en la adolescencia, porque en este periodo se perciben con mayor intensidad las deficiencias físicas (reales o imaginarias).
Es imposible decir inequívocamente cuál es la causa del desarrollo de la enfermedad. Más bien puede calificarse de multifactorial.
Convencionalmente en psicología, las razones del desarrollo de la dismorfofobia se dividen en 4 tipos.
Psicológico
En primer lugar, las críticas y las burlas. Muchas personas sufren burlas. Y a la mayoría se les escapan palabras ofensivas. Pero si una persona tiene una predisposición al desarrollo de la enfermedad, las palabras dichas en el momento equivocado sólo se convertirán en un impulso para su desarrollo o exacerbación.
Esto incluye también la educación de los padres y su visión de la vida. Los que corren más riesgo son aquellos cuya madre y padre consideraban que la buena apariencia era el valor más importante.
Sin olvidar los traumatismos (físicos, psicológicos, emocionales), la desatención por parte de los seres queridos, el abandono, etc.
Biológico
Las causas de este tipo son 4:
- Alteraciones en el trabajo de los neurotransmisores, debido a las cuales disminuye el nivel de serotonina y dopamina.
- Trastorno de ansiedad. A menudo es esta patología la base del desarrollo del síndrome dismórfico. Una persona está ansiosa por absolutamente todo y la apariencia no es una excepción.
- Alteraciones en el funcionamiento de ciertas partes del cerebro.
- TOC o trastorno obsesivo-compulsivo. Además de la ansiedad excesiva, se considera una base para el desarrollo de la dismorfofobia.
Otra razón se considera la predisposición hereditaria. Según algunos científicos, si los padres sufrieron dismorfofobia, existe una alta probabilidad de que los hijos también la padezcan. Sin embargo, se trata sólo de una hipótesis. No hay pruebas que la respalden.
Personal
De las razones personales para el desarrollo de la enfermedad se pueden distinguir:
- Introversión. La persona está muy inmersa en su mundo interior.
- Perfeccionismo. El paciente busca siempre y en todo la perfección.
- Neurosis y estados neuróticos.
- Timidez excesiva.
- Insociabilidad. La persona intenta negarse por completo a comunicarse.
- Sensibilidad excesiva a las críticas o rechazo total de las mismas.
Todos los factores anteriores, como un desencadenante, provocan dismorfofobia en aquellas personas que están predispuestas a padecerla.
Diagnóstico
Hacer un diagnóstico preciso puede psiquiatra o psicoterapeuta. Por lo tanto, merece la pena ponerse en contacto con estos especialistas. No es fácil hacer un diagnóstico, ya que a muchos pacientes les da vergüenza hablar de sus defectos. También es importante ver la diferencia entre el deseo normal de tener buen aspecto y cuidarse y la obsesión por cambiar el aspecto o eliminar defectos inverosímiles.
Entonces, ¿a qué presta atención el médico?
- obsesividad, ansiedad por la apariencia, horas de mirarse en el espejo;
- la presencia de una falta de apariencia percibida;
- reducción de la calidad de vida, falta de intimidad, amigos y socialización en general;
- reticencia a ser fotografiado;
- timidez, miedo a ser humillado y ridiculizado.
El especialista evalúa el grado de gravedad de cada uno de estos síntomas, así como su dinámica. En el caso de la dismorfofobia, estos indicadores aumentan con el tiempo.
Métodos de tratamiento
¿Cómo deshacerse de la dismorfofobia? La principal dificultad del tratamiento es la reticencia del paciente a admitir el problema. Explica su excesiva preocupación por la apariencia por un deseo banal de tener buen aspecto. Por eso estas personas rara vez buscan ayuda. Y si lo hacen, no cumplen plenamente las prescripciones del médico. Como resultado, sólo es posible reducir la gravedad de los síntomas, pero no curar la enfermedad.
Ignorar las citas con el médico acarrea graves consecuencias, como depresión o incluso intentos de suicidio.
Entonces, ¿cómo tratar la dismorfofobia? En primer lugar, con terapia farmacológica. Por lo general, al paciente se le recetan antidepresivos de la clase de los inhibidores de la recaptación de serotonina. Para obtener resultados estables, deben tomarse durante al menos seis meses. Durante este tiempo será posible deshacerse de la depresión, la ansiedad, los pensamientos intrusivos y los deseos.
En las fases iniciales de la dismorfofobia, se lleva a cabo un tratamiento breve con tranquilizantes benzodiacepínicos. En los casos más graves, están indicados los neurolépticos.
Las medidas psicoterapéuticas desempeñan un papel importante en el tratamiento del síndrome. Lo más frecuente es la terapia cognitivo-conductual. Ayuda a la persona a dejar de ser tan crítica con la apariencia. Pero esto no es lo principal. Es importante que una persona vea en qué estado se encuentra, lo peligroso que es para su salud y su vida en general.
Los especialistas aconsejan ocuparse tanto individualmente como en grupo. Este tipo de terapia tiene una serie de ventajas:
- Es posible ver el problema desde fuera.
- Se cuenta con el apoyo de personas que luchan contra la misma enfermedad.
- Puede ver ejemplos de personas que han superado con éxito la dismorfofobia.
- La persona recibe ayuda psicológica y emocional adicional.
Estas sesiones pueden ser tanto terapéuticas como preventivas.
Prevención
Todos los que sufren dismorfofobia tienen baja autoestima. Como otros problemas psicológicos, viene de la infancia. Tal vez los padres señalaron al niño algunos rasgos de su aspecto o su inadecuación. Como resultado, ya en la edad adulta, se enfrentó a la inseguridad.
Hay 3 formas de prevenir el desarrollo de la dismorfofobia o reducir el grado de sus síntomas:
- Aprende a mirarte objetivamente. Mírate en el espejo. Encuentra todas las ventajas de tu aspecto, lo que te hace destacar entre los demás. Céntrate en estos puntos.
- Desarrolle el sentido del humor. Toma ejemplo de gente famosa, por ejemplo, estrellas de cine con discapacidades. Observa lo seguros que están de sí mismos y de su belleza, la facilidad con que tratan algunos defectos.
- Piensa en los rasgos distintivos como un regalo de tus antepasados. Normalmente, los rasgos de apariencia se transmiten de linaje en linaje. ¿Acaso la similitud con los bisabuelos no es motivo de orgullo?
Recuerda que eres una persona única. Trátate como tratarías a tu hijo. Valórate a pesar de tus defectos y peculiaridades.
Un ejemplo
Cuando era adolescente, tenía una amiga que estaba obsesionada con su aspecto. No tenía defectos ni taras, era muy guapa. Pero, aun así, constantemente le disgustaba algo de sí misma.
Al principio, la amiga quería perder peso. Redujo al mínimo la cantidad de comida y se torturó con ejercicios diarios. Sólo dejó de hacerlo cuando sus padres se alarmaron por la dolorosa delgadez de su hija.
El cuidado personal se había convertido en un ritual. Era difícil contar cuántos productos y cosméticos diferentes tenía en su habitación. Probablemente ni siquiera valga la pena hablar del maquillaje. Porque ya a los 15-16 años se lo aplicaba siguiendo todas las reglas, utilizando no sólo cosméticos decorativos, sino también cremas de base, polvos, etc. A esa edad parecía un poco ridícula.
Afortunadamente, a medida que crecía, la obsesiva búsqueda de la perfección disminuyó un poco.
Conclusión
¿Qué es la dismorfofobia? Es una atención excesiva, y a veces incluso peligrosa, a la propia apariencia. Es una condición en la que una persona busca defectos. Y si no los encuentra, se los inventa. Estas personas necesitan desesperadamente la ayuda de un especialista, aunque no quieran admitirlo. La situación sólo puede mejorar con una medicación seleccionada de forma competente y el trabajo con un psicoterapeuta.
Fecha de publicación: 11-16-2023
Fecha de actualización: 11-16-2023