Los romances en las instituciones médicas no son un mito. Este fenómeno se ha denominado efecto Florence Nightingale. Se pueden encontrar ejemplos de este fenómeno en la ficción y en el cine.
Por un lado, puedes encontrarte con «tu» persona en cualquier parte. Por otro lado, un trabajador médico es una persona que se convierte en el compañero de vida de alguien. Pero desde el punto de vista de la ética médica, una relación amorosa entre un médico y un paciente es indeseable. Hay buenas razones y explicaciones lógicas para ello.
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La historia de Florence Nightingale
El fenómeno de que un médico se enamore de su pupilo se conoce como el síndrome de la Hermana de la Misericordia Florence Nightingale. Ella era muy atenta con sus pupilos. Todas las noches hacía la ronda con una lámpara de parafina en las manos. Los pacientes decían que se sentían aliviados con sólo tenerla en la sala. ¿Cómo no enamorarse de ella?
Si hemos de dar crédito a las estadísticas, el número de muertes en uno de los hospitales disminuyó significativamente durante el mandato de esta enfermera. Los métodos de trabajo que ella empleaba en la enfermería se utilizan en los hospitales modernos. Florence nació en 1820 en Gran Bretaña.
Si damos crédito a los rumores, Florence se enamoró una vez de una de sus encargadas, pero no tuvo un romance porque temía que formar una familia entorpeciera el desarrollo de su carrera. Nightingale nunca se casó ni tuvo hijos fuera del matrimonio.
Hoy en día, Nightingale es considerada la patrona de todas las Hermanas de la Caridad. Su abnegación y genuina preocupación por los enfermos le han valido el reconocimiento mundial.
El síndrome de Florence Nightingale recibió tal nombre precisamente porque para muchas personas la imagen de la curandera es ideal. Por eso se enamoran en el hospital.
Causas del síndrome de Florence Nightingale
El síndrome de Florence Nightingale (cuando un médico de un hospital se enamora de un paciente) puede explicarse por las particularidades del tratamiento. A veces, al simpatizar con el paciente, el médico no se da cuenta de que la relación profesional se convierte en personal. Si el tratamiento es eficaz, el paciente desarrolla confianza en el terapeuta y empieza a sentir afecto por él. Así es como se desarrolla el enamoramiento y el complejo de Florence Nightingale.
Quién es más susceptible al efecto Ruiseñor
El grupo de riesgo para el desarrollo de este síndrome es el de los médicos abnegados, que se acercan a la imagen de un superhéroe, un salvador. El objeto de amor en este caso para ellos puede convertirse en una persona con un caso clínico grave — es a él a quien el médico prestará más atención.
Al paciente le gustan los cuidados, por eso intenta prolongar el tratamiento, prolongar los encuentros con el médico. El trabajador médico en la posición de relaciones codependientes siente su poder, le gusta esta posición dominante. Pero, al mismo tiempo, estas relaciones no pueden considerarse saludables.
Los psicoterapeutas son los más susceptibles al efecto Florence Nightingale. La especificidad de su trabajo lleva a veces a la formación de una dependencia del cliente con respecto al psicoterapeuta. Pero una aventura entre un psicoterapeuta y su cliente pone fin al tratamiento. Por eso, para los profesionales de este campo, el código deontológico establece una prohibición categórica de la vida personal con los clientes.
¿Cuáles son los peligros del efecto Florence Nightingale?
En la psicología moderna, existe la creencia generalizada de que el efecto Ruiseñor tarde o temprano conduce al desarrollo de la fatiga crónica en el médico. Si un médico se enamora de un paciente, puede olvidarse de su tarea principal y utilizar deliberadamente métodos de tratamiento ineficaces para prolongar la enfermedad. Esto crea una situación que pone en peligro la vida del paciente.
Desde el punto de vista de los psicoanalistas, este fenómeno se considera transferencia psicológica. En su época, Z.Freud demostró que la transferencia psicológica tiene un efecto destructivo sobre el componente espiritual de la personalidad.
Como demuestra la práctica, los romances entre pacientes y médicos acaban rápidamente y suponen una decepción para ambas partes.
Recomendaciones para una comunicación sana dentro de las instituciones médicas
Los profesionales de la medicina están familiarizados con el concepto colegial, según el cual los médicos se reúnen en consiliums para discutir un caso clínico. En el proceso de reunión con los colegas se eligen las formas más eficaces de terapia. El enfoque colegial conduce a unas relaciones sanas con los pacientes.
En los centros médicos privados, los romances entre médicos y clientes son poco frecuentes, ya que existe un modelo contractual de relaciones. El cliente necesita un servicio, el médico desempeña funciones profesionales. Aquí, la relación entre el proveedor y el consumidor del servicio es lo más impersonal posible.
Para evitar un asunto de servicio, el médico debe tratar al paciente como un mecanismo en el que algo se ha roto. La tarea del médico en este caso es elegir formas eficaces de eliminar las averías. La implicación personal del especialista en la situación del cliente complica e inhibe el proceso de tratamiento.
A algunos médicos les ayuda a mantener relaciones sanas con sus cargos la negativa a tratar a parientes cercanos y amigos.
Conclusión
Por desgracia, el síndrome Florence Nightingale tiene cabida en los hospitales modernos. Pero esto no significa que este fenómeno sea la norma para el tratamiento. Todo médico debe recordar ante todo que está trabajando. El código deontológico y la deontología médica condenan los enredos románticos del médico con las personas a las que trata.
Fecha de publicación: 11-16-2023
Fecha de actualización: 11-16-2023