El dilema del puercoespín: el secreto de las relaciones armoniosas

El dilema del puercoespín o del erizo es un discurso bastante interesante sobre las relaciones humanas. ¿Con qué frecuencia te abres a los que te rodean, les cuentas lo que te importa? ¿Les confías tus pensamientos más íntimos? Lo más probable es que esos casos sean raros. Y no es de extrañar, porque a menudo la barrera a esa comunicación es la opinión de la sociedad, la desconfianza, la especulación. ¿Qué tienen que ver los puercoespines con todo esto?

Una parábola sobre los puercoespines

Parerga y Paralipomena

Esta historia la contó el famoso filósofo del siglo XIX Arthur Schopenhauer en su libro «Parerga y Paralipomena». Tiene un título bastante interesante: «el dilema de los puercoespines».

Imaginemos una manada de puercoespines en una noche fría y oscura. Para mantener el calor, se acercan unos a otros. Pero esta forma de mantener el calor es ineficaz, porque los animales hieren a sus vecinos con sus largas agujas. Esto les obliga a separarse de nuevo.

No se calienta, y los puercoespines vuelven a acercarse. Y así sucesivamente hasta que encuentran la distancia óptima, a la que tanto les calientan como les duelen las agujas del de al lado.

Descifrando

dilema del puercoespín

¿Cuál es la esencia del dilema del puercoespín? Nos habla de las relaciones humanas. Lo más probable es que a ti también te resulte difícil confiar en los demás, abrirles tu mundo interior, entablar relaciones estrechas. Pero nadie anula la necesidad de comunicarse. Por lo tanto, a pesar de las «agujas», sigues yendo hacia otras personas. Hablamos de la desconfianza, las especulaciones injustificadas, las carencias aparentes, los traumas infantiles, cualquier diferencia, la opinión pública, etc.

Arthur Schopenhauer

Arthur Schopenhauer pensaba que era prácticamente imposible resolver este problema. Pero se le ocurrió una idea interesante. Si un puercoespín puede calentarse con su propio calor, no tendrá que entrar en contacto tan estrecho con los demás. Esto no quiere decir que uno deba aislarse por completo. Sólo tiene que aprender a protegerse de las «agujas».

El dilema del puercoespín es una llamada a proteger tus límites personales, tu espacio. Esto te ayudará a entablar relaciones estrechas, pero al mismo tiempo a permanecer en armonía, sin que te hieran las «agujas» de la personalidad de los demás.

Qué tipo de «agujas» hay

Curiosamente, las personas pueden dividirse en 3 grupos. El primero tiene «agujas» cortas. Dejan que los demás se les acerquen, pero no mucho. Esta es la razón principal de su atractivo. Tales personalidades atraen a sí mismos la inaccesibilidad, el secreto. Están lejos de ser estúpidos y siempre saben qué hacer.

El segundo grupo de personas tienen «agujas» de largo. Es imposible acercarse a ellos sin hacerse daño. Pero a veces ellos mismos vienen con una solicitud de ayuda. En tales casos, están dispuestos a dar todo lo que está dentro de ellos mismos.

Y por último, una persona con agujas «medianas». Es el alma de la empresa. Es fácil comunicarse con él, pero sólo mientras no se viole el espacio personal. Entonces el puercoespín puede ser muy doloroso de pinchar.

Conclusión

El dilema del puercoespín te enseña a entablar relaciones con los demás de modo que no violes ni su espacio personal ni el tuyo. Siguiéndolo, aprenderás a encontrar puntos en común con todas las personas sin dañarlas con tus «agujas».

Fecha de actualización: 11-16-2023