Los hermanos en psicología son hermanos que tienen padres comunes. Crecer en las mismas condiciones hace que la relación entre hermanos sea especial. Veamos con más detalle qué afecta exactamente a la formación de la personalidad de cada uno de ellos y qué problemas pueden encontrar los padres.
Tabla
Qué son los hermanos en las personas
Cada vez son más los conceptos nuevos que se introducen en nuestras vidas, y cada vez son más las personas que se preguntan: ¿qué son los hermanos? Este nombre se tomó prestado del inglés «siblings». ¿Quiénes son los hermanos?
Los hermanos son hijos de los mismos padres, es decir, se puede llamar hermanos a los hermanos y hermanas. En los casos en que los hijos sólo tienen un progenitor en común, se utiliza el término «semi-hermanos».
El concepto está muy extendido en psicología porque permite no especificar el sexo del hermano ni el orden de su nacimiento (por ejemplo, se tiene en cuenta en las naciones orientales).
Un poco de historia
El concepto de «hermanos» fue introducido en la psicología por Francis Galton y Alfred Adler en el siglo XIX.
Ф. Galton, en su obra «English Men of Science: Their Nature and Education», observó que la mayoría de las personas destacadas que recibían el Premio Nobel eran los primeros hijos de sus familias. Esto le llevó a sugerir que
- los primogénitos tienen mayor acceso a las finanzas de sus padres y más probabilidades de continuar su educación;
- tienen más responsabilidad que sus hermanos pequeños y desempeñan el papel de ayudantes y compañeros de los padres en la familia;
- los primogénitos reciben más atención y cuidados.
Pero A. Adler llegó a varias conclusiones relacionadas con el orden de nacimiento de los hermanos:
- los hijos mayores de la familia reciben poder y liderazgo, les gusta observar el orden, las tradiciones, intentar cumplir las expectativas de los padres y conseguir todos los nuevos resultados para no perder su posición;
- los hijos intermedios se sienten marginados, porque no obtienen las mismas ventajas que los primeros, pero tampoco reciben suficiente atención. Para destacar de algún modo entre sus hermanos, tienen que forjarse su propio y difícil camino, que a menudo difiere de las normas y reglas aceptadas, porque ya han sido «expulsados» de la familia;
- A los niños más pequeños no se les exige tanto como a los mayores y se les percibe como menos capaces. Los padres intentan prestarles más atención y ceden a todas sus súplicas.
A estas alturas, todas estas conclusiones han sido comprobadas muchas veces por diversos estudios. Pero no se han obtenido resultados inequívocos de que el orden de nacimiento tenga un cierto impacto psicológico en el niño. Para llegar a tales conclusiones, es necesario tener en cuenta un conjunto de factores como: el tamaño de la familia, el estatus social de sus miembros, la diferencia de edad de los hermanos, el temperamento, los métodos de crianza y otros.
Comportamiento de un niño al nacer un hermano o hermana
Un nuevo hijo en la familia siempre resulta estresante para el primero, especialmente para los niños de entre 3 y 5 años. A menudo se puede observar cómo cambia su comportamiento: acompañado de agresividad o del inicio de un periodo regresivo en el desarrollo. Por ejemplo, un niño de tres años, destetado del chupete, puede empezar a exigirlo de nuevo o negarse a pronunciar palabras y frases ya aprendidas.
De este modo, los niños mayores intentan demostrar a sus padres que necesitan más amor, afecto y atención para sí mismos.
Los expertos recomiendan que en este momento no le recuerdes al bebé que ya es un niño grande y no le exijas un comportamiento adecuado. El estado emocional del niño volverá a la normalidad cuando se acostumbre a su hermano y a su nuevo papel.
Si las consecuencias negativas no pasan en 2-3 meses, se aconseja a los padres que pidan ayuda a un psicólogo infantil o a un pediatra. Es especialmente importante tomar estas medidas si el hijo mayor intenta hacer daño al pequeño.
Relaciones entre hermanos
Hay varios momentos vulnerables en la relación entre hermanos, a los que los padres deben prestar especial atención. Veamos cada uno de ellos.
Diferencia de edad
La diferencia de edad entre los hijos de los hermanos determina lo estrecha y amistosa que será su relación.
Si la diferencia es inferior a 3-4 años, los niños tendrán que competir entre sí por la atención y los cuidados de los padres, porque incluso el mayor sigue dependiendo mucho del adulto.
Además, siempre es duro para el primogénito perder su condición de líder y «monarca que ha perdido su trono», según A. Adler. Esto es especialmente grave entre hermanos del mismo sexo.
Los padres modernos piensan cada vez más en esta cuestión e intentan planificar el nacimiento de hijos más pequeños para evitar la negatividad y la envidia. Se considera que la diferencia ideal es de 4-5 años, cuando la crisis de los 3 años ya ha pasado y la de los 7 aún no ha empezado. Es a esta edad cuando el bebé ya es más independiente y está preparado para mantener una conversación con los adultos.
Interferencia de los adultos
La intervención de los padres en las relaciones de sus hijos es un tema complejo y delicado, que debe abordarse de forma individual.
Lo principal que deben aprender papá y mamá es que, en la mayoría de los casos, cualquier implicación en las disputas entre niños sólo provocará más conflictos entre hermanos. Sobre todo porque abordan la solución desde la posición de adultos, e incluso los adolescentes no siempre son capaces de resolver los conflictos de forma adulta.
Conflictos entre hermanos
A menudo, las relaciones entre hermanos no son fáciles. Los niños pueden discutir y pelearse por las razones más insignificantes. Los padres tienen que aprender a limar todas las aristas para calmar la situación. Para ello, hay que saber cuáles son las causas de este comportamiento.
Hay varios factores que suelen influir en la aparición de conflictos entre hermanos:
- Celos: el niño siente que recibe menos atención de la que recibe su hermano o hermana. Pero cuando intenta atraer la atención de los padres de diversas formas, sólo recibe reservas y juicios;
- envidia — aparece cuando el niño nota injusticia hacia sí mismo: otro niño recibe más y mejores regalos, dulces, elogios… y permanece en la memoria durante mucho tiempo;
- hostilidad — surge como resultado de celos y envidia prolongados y persistentes;
- cansancio — se convierte en causa de conflicto cuando los padres traspasan al hermano mayor gran parte de las responsabilidades del cuidado del pequeño.
Lo que un padre no debe hacer en caso de conflicto entre hermanos
Hay una serie de situaciones que los adultos deben evitar para no provocar más conflictos.
Los padres no deben
- ponerse de parte de uno de los hermanos;
- evaluar el comportamiento del niño («lo estás haciendo mal», «lo estás haciendo mal», etc.);
- dar importancia a las pequeñas peleas
- ignorar la violencia física y emocional entre los niños;
- no dejar hablar a cada hermano;
- contar la situación a extraños;
- esperar y decir a los niños que, sin duda, serán amigos cuando crezcan.
Criar a los hermanos
Los padres deben abordar la educación de los hermanos con gran seriedad, porque es en su comportamiento y la posición depende de cómo la relación de los niños.
Veamos a qué momentos educativos recomiendan prestar atención los psicólogos.
- Cuando los niños se pelean, es necesario enseñarles a resolverlo por sí mismos. No hay que enseñar a los hermanos a chismorrear y a pedir ayuda a los padres (sólo en casos excepcionales). Es importante que cada niño aprenda a expresar sus sentimientos («Estoy enfadado contigo porque me has quitado el juguete»). Esto ayudará a resolver los conflictos sin peleas ni gritos.
- Cada familia debe tener sus propias normas. Por ejemplo: «Basta». Cuando uno de los miembros de la familia no está satisfecho con algo, puede decir «basta» para que el otro se detenga. Es una forma de impedir que un niño se queje de un hermano.
- Cuando surge un conflicto, es necesario dar a cada parte la oportunidad de expresarse. Hay que animar especialmente a los niños a que no sólo se culpen mutuamente, sino que propongan soluciones satisfactorias para todos.
- Los padres deben asegurarse de que cada niño tenga su propio espacio y tiempo libre para pasarlo como desee. Si la relación entre hermanos se desarrolla de forma que amenaza la seguridad de los demás, debe considerarse la separación.
- Los padres pueden aprovechar las actividades compartidas y el tiempo libre para estrechar lazos y mantener fuertes las relaciones entre los niños. Por ejemplo, puede ser una norma familiar sentarse a la mesa y comer sólo juntos. Son buenos los juegos y actividades conjuntos que no se pueden hacer solos. El trabajo y las tareas domésticas también deben organizarse juntos para evitar acusaciones de trato especial a uno de los hijos.
Rivalidad entre hermanos
Las relaciones entre hermanos no suelen ser sencillas, porque tienen que competir entre ellos. Este fenómeno es especialmente frecuente entre niños del mismo sexo o de edades próximas. Este comportamiento no significa que no les gusten sus hermanos, simplemente les resulta difícil aprender las normas de la familia y evaluar su propio comportamiento.
Los celos también pueden ser motivo de rivalidad. Cada niño tiene su propia posición en la familia, pero intenta por todos los medios demostrar lo diferente que es de los demás hermanos. Los padres intentan repartir su atención por igual entre todos los niños, pero cada uno quiere un poco más que los demás.
Todo esto provoca celos. Ocurre que no desaparecen ni siquiera en la edad adulta, y las relaciones entre hermanos son competitivas y distantes toda la vida.
Mi experiencia de trabajo con hermanos en la escuela
Los hermanos que estudian juntos en la misma clase no son el fenómeno más común. La dificultad de trabajar con estos niños depende sobre todo de su educación y carácter.
Si los dos o uno de los hermanos crecen caprichosos, exigentes y no se les enseña a respetar a los adultos, pueden comportarse en la escuela como en casa. Los profesores tendrán que resolver las disputas cuando uno de los hermanos tenga mejor reparto, espacio en el pupitre o ración en la cafetería.
Debe prestarse especial atención a los hermanos que compiten incluso cuando se enfrentan a dificultades comunes, por ejemplo, no pueden establecer contacto con sus compañeros de clase. Esto debe comunicarse a los padres y a un psicólogo. Si es necesario, éste diagnosticará el apego de los hermanos y analizará sus relaciones interpersonales.
Lo más importante que puede hacer un profesor es organizar una conversación preventiva con los padres y el psicólogo, que explicará qué significan los hermanos y cuáles son las peculiaridades de la crianza y la comunicación con ellos.
En otros casos, hay que dejar que los niños resuelvan sus propios problemas. Si no surgen situaciones agudas en la familia o se resuelven inmediatamente, los hermanos no muestran su rivalidad en la escuela.
Conclusión
Por compleja que sea la relación entre hermanos, cada uno de ellos ejerce una enorme influencia sobre el otro. De su interacción y capacidad para resolver conflictos depende la formación de la personalidad y la interacción con los demás en etapas posteriores de la vida. Por lo tanto, merece la pena hacer todo lo posible para que los hermanos sean amigos y se apoyen mutuamente en todo.
Fecha de publicación: 2-2-2022
Fecha de actualización: 2-2-2022