Hiperpecia: tipos, causas, cómo tratarla

La hiperpepcia de los padres se manifiesta de diferentes maneras. Cuando sus manifestaciones se vuelven pronunciadas — tiene un impacto negativo en la situación psicológica, de adaptación y social en la vida del niño. Para evitar estos problemas, los padres deben evaluar objetivamente el estilo y los métodos de crianza de sus hijos, y también aprender a ver al niño como una personalidad separada con sus propias opiniones y deseos.

Qué es la hiperpaternidad

Qué es la hiperpaternidad

La hiperpaternidad es una relación entre padres e hijos que se caracteriza por una mayor atención, un cuidado excesivo, un control total de las acciones y los actos del niño. Este comportamiento se da en los padres porque temen por sus hijos, consideran muchas cosas como una amenaza para su vida y, por tanto, limitan su libertad de acción.

Una educación así no conduce a nada bueno: un niño protegido de muchos fenómenos no puede acumular la experiencia vital necesaria para la edad adulta, y además no sabe establecer contactos sociales ni tomar decisiones con conocimiento de causa.

Lo más frecuente es que sufran hiperopopecia los niños que padecen diversos tipos de enfermedades y los hijos únicos de la familia.

Causas de la hiperopopecia

La causa de la hipervigilancia

El nacimiento de un hijo obliga a los padres a planificar qué habilidades, conocimientos y valores transmitir a su hijo. Pero a menudo las ideas ideales no convergen con la realidad y los intereses del niño. Los padres violan los límites personales del niño y se extralimitan con la educación, sin tener en cuenta que cada persona tiene su propia elección y la responsabilidad de sus actos.

Suele ocurrir por problemas psicológicos y complejos de los padres. La baja autoestima, la ansiedad, los miedos, la tendencia al perfeccionismo, la falta de realización en la vida, los fracasos y el sentimiento de culpa: todo esto es la razón principal que contribuye a la aparición de la hiperopopecia.

Características de la manifestación

El excesivo cuidado y control sobre el niño puede manifestarse de diferentes maneras. En psicología, la hiperopaecia en las características de manifestación se divide en dos grupos opuestos: indulgencia y dominación.

Hiperopeya indulgente

La hipervigilancia indulgente

Los padres hacen del niño el ídolo de la familia, intentan satisfacer todos sus caprichos, necesidades y deseos. Se acepta salvarle de cualquier posible problema, resolver incluso los problemas menores, incluso hacer cualquier elección por el niño.

Tal hiperpaternidad en la educación familiar conduce a la formación de la autoestima inflada, el ego, la necesidad de llamar toda la atención sobre sí mismos y otros rasgos de carácter histeroide. En la edad adulta, el niño es tan dependiente de la atención de los demás que incluso está dispuesto a intentar suicidarse para salirse con la suya.

Hiperpaternidad dominante

La familia tiene un estilo autoritario de crianza. El niño debe cumplir muchas normas de comportamiento y prohibiciones establecidas. No debe cuestionar las palabras del progenitor y resistirse al cumplimiento de las órdenes. El niño es castigado por cualquier paso en falso. Los padres no le consideran como persona: no reconocen sus capacidades, las infravaloran, no le elogian por sus éxitos, sino que le critican por cualquier nimiedad y le expresan su descontento. Los padres mantienen ese control total, explicándolo así: «La seguridad del niño es más valiosa que cualquier otra cosa».

Síntomas

Síntomas de la hipervigilancia

Hay una serie de síntomas por los que los expertos identifican la hiperopecia:

  • Prohibición de muchas actividades para evitar consecuencias negativas;
  • Incapacidad para confiar en su hijo y creer en sus capacidades;
  • control de todos los intereses del niño y de su socialización;
  • indiferencia ante la opinión del niño;
  • falta de paciencia con las acciones del niño (es más fácil hacerlo uno mismo).

Diagnóstico

Técnica del dibujo familiar

A los propios padres no les molesta la hiperopatia, y el niño hasta la adolescencia no puede valorar objetivamente y comprender que el modelo de su crianza está lleno de cuidados y control excesivos. Por lo tanto, para asumir y diagnosticar la hiperopecia padres sólo pueden especialistas durante el estudio de la esfera emocional y personal.

Para ello, se utilizan los siguientes métodos:

  • Conversación. El psicólogo habla con los padres, aprende las peculiaridades de la crianza, pregunta acerca de sus preocupaciones, quejas, aclara la información sobre las enfermedades y las características del niño. El cuadro que se forma ayuda a determinar la presencia o ausencia de hipercontrol.
  • Observación. Un niño bajo hiperprotección parental suele presentar ciertas características de comportamiento: rigidez, ansiedad, movimientos compulsivos de las extremidades, los ojos o los labios, falta de habla, evitación del contacto visual con los adultos.
  • La técnica del «dibujo familiar». Su aplicación revela hipervigilancia si el niño dibuja primero al progenitor dominante, en el centro y de gran tamaño. Se representa a sí mismo cerca, pero muy pequeño.
  • Pruebas con interpretaciones. En estos métodos, el niño descifra los dibujos propuestos como una situación en su familia, donde prevalecen la dominación, la tutela y el control constante.
  • Cuestionarios. Se trata de un método para los padres, cuyos resultados ayudan a sacar una conclusión sobre el tipo de crianza, las actitudes parentales y el grado de distorsión de las mismas.

Corrección de la hiperpaternidad

Sesiones de psicoterapia familiar

La corrección de la hiperpaternidad debe incluir actividades de interacción tanto con los padres como con los hijos. Se lleva a cabo con la ayuda de los siguientes métodos:

  • Asesoramiento a los padres. El especialista familiariza a los padres con diferentes tipos de crianza, les habla de su influencia en el desarrollo de la personalidad del niño. En el proceso de estas conversaciones, los adultos deben darse cuenta del problema existente, identificar las razones de su aparición y el daño que la hiperpaternidad supone para el niño.
  • Psicoterapia cognitivo-conductual. En las sesiones individuales con los padres, se proyectan los errores de conducta, las razones que los provocan y las situaciones conductuales positivas y productivas que ayudarán a mantener la confianza, la calma y la independencia. Tras completar las sesiones de TPC, los miedos, la ansiedad y las inseguridades de los padres deberían remitir.
  • Sesiones de psicoterapia familiar. En ellas se entrena la comunicación, la cooperación y la comprensión. El objetivo es salir de las interacciones del patrón de crianza anterior. Los padres y los hijos hacen los deberes e informan al psicólogo de los resultados.

Prevención

Para prevenir la aparición de la hiperopatia, los padres deben evaluar críticamente su estado psicológico: controlar sus miedos y ansiedades, evitar transferir sus complejos y problemas de la infancia a su hijo.

Las mamás y los papás deben conocer bien las peculiaridades del desarrollo infantil, en particular, qué es la zona de desarrollo próximo. Sobre su base es posible construir relaciones productivas y permitir que el niño domine las habilidades sociales y domésticas necesarias, así como delegar cada vez más responsabilidades, reduciendo el grado de tu participación.

A qué conduce la hiperpaternidad

La hiperpaternidad parental no conduce a nada bueno, y sus manifestaciones pueden variar en función del sexo y la edad del niño al que se cuida

Madre sobre hija

¿A qué conduce la hiperprotección de una madre hacia su hija?

La hiperprotección de las madres sobre sus hijas no les da la oportunidad de adquirir su propia experiencia vital y aprender a tomar decisiones. Es importante que una niña conozca las habilidades básicas del trabajo doméstico, independientemente de si le serán útiles o no.

Una madre puede proteger a su hija de la limpieza, la cocina, la compra y otras tareas, diciéndole que «ya tendrá tiempo de ocuparse de ello en el matrimonio». Y esta actitud crea una clara conexión en la niña de que el matrimonio y las tareas domésticas son una tortura.

La madre sobre el hijo

La hiperprotección de la madre sobre el hijo lleva a que éste nunca se convierta en un hombre adulto responsable, preparado para crear su propia familia. Se le deja vivir con sus padres o se le entrega a su mujer como un hijo más.

Es muy importante que la madre permita al hijo crecer: tomar decisiones, establecer comunicación, ayudar en las tareas domésticas. Sólo así podrá adquirir experiencia vital y aprender a tomar decisiones.

Sobre los hijos adultos

La hiperpaternidad de los hijos adultos tiene un impacto de por vida en sus vidas. Una persona que fue muy condescendiente con sus padres en la infancia y sigue siéndolo incluso en la edad adulta tiene pocos conocimientos prácticos y valores propios. Es muy dependiente de las actitudes de sus padres y no puede separarse de ellos. Las personas criadas bajo tal control suelen entablar relaciones con los demás, violando todos los límites personales, como si los asfixiaran con su atención. Esto ocurre porque su experiencia social está limitada por este patrón de comportamiento.

A menudo ocurre que un niño codependiente ya en la edad adulta intenta construir su propia vida, pero sus intentos resultan infructuosos. Si se forman relaciones independientes con otras personas, la persona empieza a sentir la presión de los padres, porque les «debe» mucho por los años de crianza (se observa especialmente a menudo en caso de hipervigilancia de la madre sobre su hija adulta). De tal presión moral es muy difícil librarse, sin estropear las relaciones con los seres queridos.

Signos de padres hiperprotectores

Signos de padres sobreprotectores

La hiperprotección en los padres puede identificarse por muchos signos:

  • el adulto no deja elegir al hijo o hija, sino que siempre lo hace él mismo;
  • todo lo que ofrece el niño es cuestionado o rechazado
  • el niño no sabe hacer sus propios deberes;
  • Los padres determinan el círculo social de su hijo o hija y eligen a sus amigos.
  • Protegen al niño de cualquier sobresalto o dificultad;
  • los adultos no confían en la fuerza del niño y no creen en sus capacidades.

bebé lavando los platos

Lo más importante que debe aprender un padre sobreprotector es a ver a su hijo como una persona independiente, una persona que tiene sus propios límites personales. Para ello, los padres tienen que recorrer el largo y laborioso camino de controladores a observadores.

He aquí algunos consejos de un psicólogo que acabarán con los padres hiperpoderosos:

  1. Elogiar al niño ante cualquier intento de mostrar iniciativa, independientemente de que haya tenido éxito o no. Lo principal es no darle instrucciones ni regañarle con las palabras: «¡Mejor que lo haga todo yo!», sino apoyarle y elogiarle: «¡Qué buen trabajo estás haciendo!», «¡Creo que puedes hacerlo!».
  2. Asigna a tu hijo tareas en casa que pueda hacer él. Deja que se vista solo, que guarde sus juguetes, que retire los platos de la mesa, que tire la basura, etc. Es importante no prohibirle hacer cosas que le apetezcan: deja que el bebé intente fregar los platos, pasar el aspirador, si hay ganas. Sí, lo más probable es que tenga que hacerlo todo por él, pero adquirirá una experiencia positiva y hará estas cosas con gusto en la edad adulta.
  3. Establezca una rutina diaria con su hijo. Debe entender cuánto tiempo puede dedicar a las clases y cuánto a pasear y jugar. Es conveniente darle la oportunidad de hacer sus propios deberes, para que se responsabilice de ellos. Hazle saber que puede contar con la ayuda de sus padres, pero debe ser una pregunta o petición concreta, no las excusas «no sé», «no entiendo» y «estoy cansado».
  4. Organiza actividades no académicas adicionales para tu hijo. Esto es especialmente útil para los niños indecisos y retraídos. Si es una sección de deportes, aprenderá rápidamente a tomar decisiones, a pensar en la responsabilidad de sus actos. Si se trata de música, baile o costura, el niño obtendrá placer del proceso, del resultado de sus esfuerzos. Los niños que no experimentan el éxito en el aprendizaje podrán llegar a una situación de éxito y obtener satisfacción.
  5. Dale a tu hijo el derecho a equivocarse. Todos cometemos errores. Es imposible aprender a comer gachas con cuchara sin mancharse una vez la cara y la ropa. Sin ensayo y error, es difícil aprender a ser independiente. Y los adultos deben apoyar a sus hijos y creer en ellos.
  6. No haga el trabajo por su hijo. Un padre puede vigilar, ayudar, apoyar a su hijo o hija, pero no debe hacerlo todo por él o ella. Esto no permitirá que el niño gane confianza en sí mismo, y sólo provoca el desarrollo del infantilismo.
  7. Hable de sus sentimientos. Comparta sus sentimientos con su hijo para que aprenda a darse cuenta de los sentimientos y emociones de los demás. Hable también de lo que le preocupa y deje que aprenda a afrontar frustraciones y problemas; a veces basta con el apoyo silencioso de una persona cercana.

Mi experiencia de interacción con niños bajo cuidado hiperparental

Como profesora de primaria, me encuentro a menudo con este tipo de alumnos en mi práctica. No es difícil identificarlos, porque las consecuencias del cuidado hiperparental son inmediatamente evidentes, en su mayoría negativas.

Por ejemplo, los niños que están bajo estricto control en casa se comportan de forma diferente en la escuela. Al principio responden con cautela a las preguntas del profesor, rara vez levantan la mano y muestran iniciativa. Pero en cuanto experimentan una situación de éxito y sienten el apoyo del profesor, pierden el autocontrol: se olvidan de que están sentados en el aula, se divierten, se miman, no reaccionan a los comentarios, no ven los límites en la comunicación con los compañeros… se comportan como quieren, hasta que vuelven a estar bajo control total.

Este comportamiento no permite a estos niños aprender plenamente el material escolar, y su incapacidad para pensar de forma crítica y tomar decisiones les impide completar algunas tareas.

Los niños cuyos caprichos de los padres se cumplen a la primera petición tampoco se distinguen por su rendimiento académico. Suelen negarse a realizar una tarea ante cualquier fallo, se ofenden ante cualquier crítica, no quieren aceptar la ayuda del profesor y de los compañeros. Esto inhibe en gran medida su desarrollo intelectual y el aprendizaje de nuevos conocimientos.

Además, les resulta difícil establecer comunicación con sus compañeros y hacer amigos: debido a la infantilización y al resentimiento, estos niños no son aceptados en el juego, no escuchan su opinión, no quieren ayudar en las clases y en los recreos.

A menudo ocurre que los padres, debido al trabajo, no pueden prestar la debida atención a sus hijos. También hay una abuela hiperpática, que mima a su nieto de todas las formas posibles y se ocupa de él.

Conclusión

Las consecuencias de la hiperopecia de los padres no conducen a nada bueno. Por lo tanto, cada padre debe evaluar adecuadamente sus métodos de crianza y el grado de participación en la vida del niño. Así, en las primeras etapas será más fácil cambiar la situación, basta con reducir el nivel de control y permitir que la hija o el hijo tome sus propias decisiones y cometa sus propios errores.

Fecha de actualización: 3-20-2022