El infantilismo es una característica estable de la personalidad, un conjunto de signos externos e internos que indican la inmadurez del individuo. El infantilismo es una inmadurez personal. La persona infantil se distingue por su infantilismo en acciones, juicios, reacciones, apariencia. Hablamos tanto de retraso físico en una o dos etapas del desarrollo de la edad, como psicológico. Si hay ambas cosas, se trata de un infantilismo armónico.
Poca gente se da cuenta de que el infantilismo es un problema psicológico, más a menudo el infantilismo se toma como un rasgo de carácter y personalidad. Por regla general, las personas infantiles parecen mucho más jóvenes que sus años, se caracterizan por una mayor emotividad, ingenuidad, capricho. Y ahora analicemos en detalle qué es el infantilismo y el infantilismo en psicología en palabras sencillas, y definamos también los signos del infantilismo y las causas del infantilismo. Empecemos por analizar el significado de las palabras «infantilismo» e «infantilismo».
Tabla
Qué es el infantilismo
¿Qué significa infantilización? Demos una definición. El nombre procede de la palabra latina infantilis, que significa «infantil». El término infantilismo se forma a partir de la misma palabra. Es decir, infantilidad e infantilismo son subdesarrollo mental y/o físico de la personalidad. Por ejemplo, una persona puede tener 30 años, pero aparentar 20, y razonar con 12 años. Su ropa, peinado, intereses, preferencias musicales, tono de voz, ocio, círculo social, etc., todo indica que la edad que figura en el pasaporte no se corresponde con la edad psicológica de la persona. A estas personas se las llama infantiles.
A menudo, en psicología se identifican los términos infantilismo e infantilismo, pero existe una ligera diferencia entre ellos. Infantilismo se refiere al fenómeno del infantilismo como tal, y la palabra infantilismo se utiliza en relación con una persona, acto, juicio, etc. concretos. Según otra teoría, infantilismo es una interpretación folclórica del término profesional «infantilismo», es decir, no hay diferencia alguna en la esencia de los conceptos. Más adelante en el artículo consideraremos estos términos como sinónimos.
Atención: el retraso en el desarrollo puede manifestarse a uno o a ambos niveles: físico y psicológico.
De dónde viene
El infantilismo es el resultado de una educación destructiva en la familia. Veamos los modelos de educación que conducen al infantilismo:
- Hiperpaternidad. Los padres deciden todo por el niño, lo protegen de cualquier problema de la vida, de las dificultades. Como resultado, la persona no está preparada para la vida adulta. No ha desarrollado habilidades de autocuidado, no puede cuidar de sí mismo, alimentarse, procurarse una vivienda, resolver algunos asuntos domésticos en los servicios públicos, etc. A veces se llega al punto de que una persona, por ejemplo, no puede concertar una cita con el médico e ir al hospital por sí misma.
- «Ídolo familiar». Se satisfacen todos los caprichos del niño, se le adora, los padres se sacrifican por él. Al crecer, el hombre se enfrenta a una dura realidad: los que le rodean no están dispuestos a adorarle tan descerebradamente. Pero la propia persona sigue siendo ese niño caprichoso, lo que le causa problemas en su vida.
- Autoritarismo. Los padres reprimen al niño, ignoran sus deseos y necesidades y no se interesan por su opinión. El resultado es el mismo que en la hiperopia: el niño se acostumbra a que todo se decida por él y crece con esta actitud. La diferencia es que en el caso de la hiperopatia el sujeto permanece más a menudo unido a sus padres, y en el caso del estilo de crianza autoritario abandona a sus padres y entra en otras relaciones de codependencia, en las que vuelve a ser reprimido y humillado.
- Estilo permisivo. Los padres no se interesan en absoluto por la vida del niño, no le preparan para una vida adulta independiente. Se desarrolla según el principio «lo que ha de crecer, crecerá». Pero el resultado aquí no es tan inequívoco. Algunos niños, abandonados a sí mismos, por el contrario, crecen antes de tiempo. Sobre todo cuando tienen que hacerse cargo de hermanos y hermanas más pequeños. Sin embargo, también ocurre que una persona crece, pero sigue siendo a nivel psicológico el mismo niño errante, que se «pega» a una persona u otra.
Así, los cimientos de la infantilidad se sientan en la infancia. Se trata de errores pedagógicos de los padres. No quieren dejar marchar a su hijo por miedos personales, traumas no procesados y otros problemas psicológicos. ¿Y cómo atar permanentemente al niño a sí mismo? Convertirlo en un bebé, dependiente de sus padres.
¡Interesante! En los padres infantiles, los niños más a menudo por el contrario, la edad adulta temprana. Tienen que asumir el papel de un padre y asumir la responsabilidad de sus mamás y papás. Este modelo también es erróneo y conlleva sus propios riesgos, pero este es un tema para otro artículo.
Razones
La infantilización es la consecuencia de un fallo en la separación del niño de sus padres. Normalmente, la separación comienza cuando el niño cumple un año. Hasta el año de edad, el niño ni siquiera se considera una unidad separada, en psicología se acostumbra a hablar de un solo organismo: una díada «madre e hijo». Hasta el año, el niño necesita estar unido a la madre o a otro adulto. Así adquiere una sensación de seguridad y confianza en el mundo. Sin embargo, después del año de edad, es importante darle libertad gradualmente.
A los tres años, el niño manifiesta claramente por primera vez su deseo de separarse: la crisis de los tres años, o «yo soy yo mismo». En la adolescencia, con un desarrollo normal, el sujeto hace todo lo posible por salir del cuidado y la supervisión de sus padres. Sin embargo, si ya ha habido un fracaso en las etapas anteriores, es posible que el adolescente no intente separarse de los padres.
En algunos casos, la infantilización se desarrolla más tarde: en la adolescencia o en la adolescencia, y a veces en la primera juventud. Está relacionada con el miedo a la vida. La persona percibe el mundo como peligroso y hostil, impredecible, por lo que inconscientemente decide no crecer. Si una persona se estanca en la juventud o en la edad adulta temprana, la causa de la infantilización no reside en los costes de la educación familiar, sino en los traumas psicológicos recibidos a la edad en que se produjo el estancamiento.
Si consideramos el infantilismo como un fenómeno social (algunos expertos llaman al infantilismo una enfermedad de la juventud moderna), podemos distinguir los siguientes factores de aparición del infantilismo
- destrucción de la institución familiar
- pérdida de autoridad de la generación mayor;
- moda de la eterna juventud y miedo a la vejez debido a la actitud negativa de la sociedad hacia las personas mayores;
- cambios en los valores (cada vez más personas se orientan hacia la individualización y el consumo sin fin);
- vulnerabilidad económica y social de los jóvenes (costes de la política estatal);
- situación inestable de la sociedad;
- falta de motivación para crecer (incluso una persona inmadura puede encontrar ahora un trabajo, amigos, y muchos padres están dispuestos a mantener a su hijo tanto durante el periodo de larga educación como después de él).
Nota: Los infantiles son niños que por alguna razón no pudieron separarse de sus padres a tiempo (según las normas de desarrollo).
Signos de infantilismo
El principal, principal signo de infantilismo — la vida en su mundo. Es como si la persona estuviera en un caparazón, que le protege del mundo externo, adulto.
Otros signos de infantilismo en hombres y mujeres (síntomas):
- Miedo a la responsabilidad y falta de voluntad para trabajar. Un hombre o una mujer se sienta en el cuello de su pareja o sigue viviendo a expensas de los padres y no puede construir una vida personal. Si dos infantes se conocen, no consideran algo vergonzoso «ordeñar» juntos a los padres por una o ambas partes.
- Incumplimiento de acuerdos, incumplimiento de promesas. El infante ni siquiera pondrá excusas, simplemente dirá: «He cambiado de opinión». O utilizará el infantil: «Se me ha olvidado», «Me duele la barriga», etc.
- Trasladar la responsabilidad de la propia vida a otras personas. La persona infantil en todos sus problemas culpa a otras personas, al destino, a las circunstancias, al poder, al mundo entero.
- Dependencia de alguien. Por lo general, se trata de los padres o de una pareja o un amigo maduro psicológicamente y con un desarrollo adecuado.
- Falta de voluntad para tomar decisiones serias y pensar en el futuro. Una persona infantil vive al día, se entretiene, se divierte. No quiere hacer carrera, formar una familia y tener hijos, no piensa en la necesidad de comprar una casa, ahorrar dinero. Huye de los problemas de la vida adulta de todas las formas posibles.
- Huir de la realidad. Huyendo de la vida adulta, los infantes a menudo se encuentran no sólo rehenes de relaciones adictivas, sino que también se vuelven adictos a los juegos, las redes sociales, el alcohol, las drogas, la comida, etc.
- Egocentrismo. Como todos los niños, el lactante ansía atención y regalos. Espera que los que le rodean le hagan carantoñas, le den todo lo mejor, hablen sólo de él. La mayoría de los infantiles tienden a echarse la manta a la cabeza.
- Son incapaces de admitir sus errores y sus propios defectos. Igual que un bebé huye de la realidad, una persona infantil también huye de una conversación sincera consigo misma.
- Incapacidad para fijarse metas y alcanzarlas. Los bebés se guían por deseos e impulsos momentáneos. No son capaces de predecir el desarrollo de la situación, de jerarquizar los motivos, de establecer prioridades.
- Ingenuidad. La persona infantil carece de pragmatismo, de racionalidad. No sabe competir con métodos sanos, defender su opinión, luchar por la felicidad y el éxito personales. Sencillamente, no sobrevivirá en el mundo de los adultos si lo dejas a merced del destino.
¡Importante! Una persona infantil no sabe asumir la responsabilidad de su vida y, desde luego, no puede hacerse cargo de otra persona.
Tipos
Además de los psicotraumas y los costes en la educación familiar, el desarrollo del infantilismo provoca lesiones cerebrales y trastornos mentales. Así, el infantilismo puede ser congénito y adquirido. En base a esto en psiquiatría y psicología se acostumbra a distinguir los siguientes tipos de infantilismo:
- Orgánico. Infantilismo — como una de las manifestaciones de retraso en el desarrollo mental, se asocia con lesiones del SNC, por ejemplo, como resultado de infecciones, intoxicaciones, traumas.
- Infantilismo de causa somatogénica. Se produce debido a trastornos hormonales, lesiones de órganos internos.
- Infantilismo psicógeno o psicológico. Se debe a los costes de la educación familiar.
Además, existen dos tipos más de infantilismo: el infantilismo total y el parcial. Pero sobre las manifestaciones características de estos tipos de infantilismo, hablaremos en detalle en el siguiente apartado, destacando las formas privadas de infantilismo.
Formas de infantilismo
El infantilismo puede manifestarse en una sola esfera de la vida. Veamos un ejemplo. Una persona es un excelente especialista, se mantiene perfectamente a sí mismo, pero al mismo tiempo no puede construir una vida personal y no es capaz de hacer planes a largo plazo, por ejemplo, sobre la adquisición de su vivienda. Se gasta todo lo que gana en diversiones, baratijas, ropa, etc.
Muchas personas se caracterizan por un infantilismo jurídico o financiero, pero al mismo tiempo tienen un razonamiento completamente maduro en cualquier otro asunto. Por ello, en psicología se acostumbra a distinguir varias formas de infantilismo.
- Infantilismo psicológico o socioemocional. Se trata del subdesarrollo de la esfera afectivo-volitiva. Las acciones, los juicios, las reacciones, el comportamiento humano no corresponde a la norma de la edad. Por lo general, hay atascado en la adolescencia, es decir, una persona es propensa a la agresión, se caracteriza por la categórica e irascibilidad, impulsivo, inestable. No quiere aprender, trabajar, desarrollarse. Quiere pasar su tiempo sin preocupaciones, viviendo la vida.
- Infantilismo social, o doméstico. Una persona no puede ir de forma independiente a la tienda, cocinar su propia comida, mantener la limpieza en el piso. De hecho, suele tener problemas con la propia búsqueda de piso, el alquiler y el pago del mismo. Además, la persona tiene dificultades para integrarse en la sociedad. Formas de manifestación de los problemas: aislamiento y autoaislamiento, comunicación con amigos virtuales, comunicación con personas mucho más jóvenes en edad.
- Infantilismo jurídico. Es la ignorancia de sus derechos y deberes, la incapacidad de luchar por sus derechos. Algunos infantes violan la ley, ignoran las reglas manifiestas y tácitas de la vida en sociedad, del Estado. Otros no consiguen lo que les corresponde por ley. Por ejemplo, muchas madres jóvenes no saben a qué pagos del Estado o del empleador tienen derecho.
- Infantilismo fisiológico. Una persona aparenta menos años de los que tiene. A menudo, las personas infantiles parecen adolescentes. Por ejemplo, las mujeres están atrapadas en el cuerpo de una adolescente sin caracteres sexuales secundarios pronunciados.
¡Importante! El infantilismo no debe confundirse con una desviación, un retraso en el desarrollo. Los infantes no sufren de desarrollo intelectual, tienen problemas en la esfera emocional y volitiva.
Ejemplos
El infantilismo es la plaga de nuestro tiempo. Algunos psicólogos creen que el infantilismo leve se encuentra en la mayoría de los representantes de la generación moderna a la edad de 20-30 años. Puede que no se haya dado cuenta de la frecuencia con la que se encuentra con el infantilismo.
He aquí algunos ejemplos de infantilismo:
- Intentas hablar con un amigo para resolver un conflicto. El problema: se ha ofendido contigo por algo. Le haces preguntas para entender por qué tus palabras o tus acciones han herido sus sentimientos, intentas ver la situación a través de sus ojos y le explicas tu punto de vista. ¿Y qué recibes como respuesta? Gritos, insultos, marcharse dando un portazo, lágrimas, etc.: nada de crítica constructiva, discusión tranquila, solución racional del problema mediante el intercambio de argumentos y la consideración de los hechos.
- Una pelea en la familia: la mujer se ofende y coge una rabieta porque su marido se niega a llevarla de vacaciones, a comprarle las quintas botas este mes, a llevarla a cafés, etc. ¿Por qué se niega? Porque hay una hipoteca que pagar. La mujer no lo entiende y sigue gritando: «¡Lo quiero! ¡Cómpralo! ¡No me quieres! Gana más!». Se comporta como una niña mimada que no entiende el valor del dinero y sólo se guía por sus deseos personales inmediatos.
- Un hombre de unos 30 años sigue viviendo con sus padres. Trabaja, pero se gasta todo lo que gana en ocio. No compra alimentos, no se compra ropa, no ayuda a pagar las facturas de los servicios públicos. O esta variante: un hombre de 30 años vive con sus padres, no trabaja y ni siquiera intenta encontrar un empleo, vive a expensas de su madre y su padre, les exige regularmente dinero para entretenerse.
- Pareja, hombre y mujer, ambos en torno a los 30 años. Viven separados de sus padres, ambos tienen trabajo, han podido comprar su propia casa y se mantienen a sí mismos. ¿Cuál es el problema? Viven al día, no tienen ahorros, no piensan en el futuro, se comportan y parecen adolescentes. No saben planificar los gastos, priorizar.
Se pueden citar ejemplos sin fin. La infantilización se manifiesta tanto en nimiedades cotidianas, por ejemplo, cuando una persona, temerosa de una conversación seria, evita a otra, como en algo más serio. Dos ejemplos diferentes de infantilización a distinta escala: dejar a una chica embarazada y romper algo en casa de un amigo durante una visita, pero no decir nada al respecto. Dos historias muy diferentes pero infantilizantes.
Conclusión
Así pues, la infantilización puede denominarse el miedo a crecer. ¿Cómo tratan los adultos a los niños? Con indulgencia, paciencia y reverencia. Les perdonan mucho, les piden menos. Esto es lo que atrae a una persona infantil. Tiene miedo de crecer, de ser responsable de algo, de cometer errores, de corregirlos, de trabajar en sí mismo, de negarse algo para un futuro lejano mejor, de hacer planes, de trabajar. El infante quiere divertirse, jugar, vivir despreocupado y no pensar en nada, no decidir nada, no dominar las formas adultas de interacción social.
Una vida así difícilmente puede llamarse feliz. Una persona infantil no puede desarrollar todo su potencial ni alcanzar el éxito. Los adultos no toman en serio a los niños y no quieren relacionarse con ellos. ¿Y quién quiere hacerlo? Aquellos que están acostumbrados a vivir en codependencia o que aún no han crecido debido a la edad. Si crecen y abandonan a éstos, el infante encontrará una nueva compañía joven. Así, el infante tiene problemas en diferentes ámbitos de la vida y con la salud.
¿Es posible librarse del infantilismo? Por supuesto. En cualquier momento se puede iniciar el camino de la separación y la maduración. El tratamiento pasa por la psicocorrección. Para ello, hay que volver al punto en el que se detuvo el desarrollo, determinar qué lo detuvo, trabajar el trauma y empezar a dominar nuevos métodos y modelos de relación con el mundo, con otras personas, con uno mismo. Pero el problema es que pocos infantes se dan cuenta de su infantilismo, de sus beneficios ocultos y de sus razones.
Fecha de publicación: 11-16-2023
Fecha de actualización: 11-16-2023