La ley de causa y efecto sugiere que la mayoría de los acontecimientos del mundo tienen una raíz de la que parte todo y unos resultados que dependen de ella. Es importante que una persona sea consciente de las causas y efectos de sus propias acciones para analizar sus éxitos y fracasos, y corregir los errores de acción en un intento de cambiar el resultado final.
Tabla
Definición del concepto
La ley de causa y efecto es la ley según la cual todos los éxitos y fracasos tienen necesariamente una causa y un efecto. Toda acción en la vida se realiza con algún propósito, a veces desconocido, y siempre tiene alguna consecuencia. De esto podemos concluir que las victorias y los éxitos no suelen ser una combinación afortunada de circunstancias, sino el resultado del trabajo y la consecución de objetivos.
Cuando funciona la ley de causa y efecto
La ley de causa y efecto funciona casi siempre: en distintos ámbitos de la vida, a distintas edades, en personas con distintos tipos de personalidad, pensamiento y comportamiento. La condición clave aquí es la libertad de elección de la persona. Si puede tomar sus propias decisiones, entonces toda su vida depende sólo de sí misma. En la mayoría de los casos, cuando una persona se dirige a la meta, imaginando claramente el resultado, conoce la razón de su comportamiento y entiende qué consecuencias debe esperar.
Por ejemplo, un hombre que decide sacarse el carné de conducir lo sabe: necesita un coche, quiere aprender a conducir por trabajo o por placer. También hay consecuencias: costes financieros de la formación, tiempo dedicado a las clases de conducir y a la formación teórica, posiblemente — tensión nerviosa en los exámenes. Al darse cuenta de las causas y consecuencias de su comportamiento, la persona preverá el resultado que persigue, estará preparada para algunos obstáculos y tendrá tiempo para prepararse. Entonces sus actividades tendrán otra consecuencia: superar con éxito los exámenes y obtener el permiso de conducir.
Si el futuro conductor no sabe por qué necesita el permiso de conducir y a qué obstáculos tendrá que enfrentarse, no obtendrá resultados, y ello será consecuencia de su falta de preparación para afrontar esta cuestión.
¿Hay algo que dependa de nuestros pensamientos?
Mucho depende de los pensamientos de una persona a la hora de alcanzar sus objetivos. Si consigue imaginar claramente el resultado de su trabajo, darse cuenta de las verdaderas razones de su deseo y suponer cuáles serán las consecuencias de su actividad, las posibilidades de éxito aumentan considerablemente. La cuestión es que en tal caso una persona hace rodar constantemente en su cabeza diversas variantes de acontecimientos, su actividad está dirigida todo el tiempo a la consecución del objetivo, su atención se centra en lo principal, aunque esté ocupada con otras cosas más sencillas. Al darse cuenta de las razones de sus acciones, el individuo hace que el objetivo esté más justificado para sí mismo, y anticipándose al resultado, intenta llegar a resultados positivos y debilitar el impacto de las consecuencias desagradables.
Cuando la mente está desordenada: no hay comprensión de las verdaderas razones, no hay una idea clara de los resultados, no hay suposiciones sobre posibles obstáculos y lados positivos de ciertos acontecimientos, entonces el movimiento hacia el objetivo principal se ralentiza considerablemente. El individuo intenta posponer los asuntos importantes «para más tarde», esperando que todo se resuelva por sí solo, como resultado, no se puede contar con el éxito.
Por qué me ocurre esto
Para comprender las razones de los éxitos y fracasos de cada uno, es necesario realizar un análisis cualitativo de la propia vida, que puede basarse en las siguientes preguntas:
- ¿Qué hago?
- ¿Cuánto tiempo dedico realmente para tener éxito?
- ¿Qué estoy invirtiendo para obtener los resultados que deseo?
- ¿Cuáles son las prioridades en mi vida?
- ¿En qué me he equivocado si algo no ha funcionado?
- ¿Cómo puedo arreglar un trabajo cuyo resultado no me satisface?
- ¿Qué estoy haciendo que me está dando buenos resultados? ¿Cómo puedo multiplicar mis éxitos?
Es importante analizar no sólo en caso de fracasos, sino también cuando se ha logrado el resultado deseado. En el primer caso es necesario para corregir las acciones, en el segundo — para darse cuenta de los propios recursos y de la posibilidad de multiplicar los éxitos.
Cuanto más a menudo y más cualitativamente analiza una persona su actividad y su vida en general, más comprende las razones de su estado actual.
Un ejemplo de la ley de la vida
Un ejemplo de la ley de causa y efecto puede ser la siguiente situación. Un estudiante se vuelve perezoso, empieza a faltar a clase, deja de preparar seminarios y coloquios. Las razones de este comportamiento pueden ser diferentes: conciencia de haber elegido mal la profesión, problemas de salud, problemas familiares, disminución de la motivación. La consecuencia es prácticamente la misma en todos estos casos: una urgencia durante la sesión, en casos de negligencia grave — la expulsión de la universidad.
Si una persona comprende las razones de su comportamiento y cambia de actitud ante ellas a tiempo, intenta pagar todas sus deudas a tiempo, la consecuencia puede ser diferente: aprobar los exámenes y pasar al curso siguiente.
Conclusión
Según la ley de causa y efecto, casi cualquier situación tiene una raíz y unos resultados determinados. A menudo, para cambiar el presente o el futuro de uno mismo, hay que remontarse a acontecimientos que tuvieron lugar hace días, meses o años para cambiar lo que causa los fracasos de hoy. Al reconocer las causas del éxito, una persona puede alcanzar mayores metas.
Fecha de publicación: 3-3-2022
Fecha de actualización: 3-3-2022