Mutismo selectivo: qué es

El mutismo selectivo es una mudez selectiva, asociada a un alto nivel de ansiedad y tensión mental. La persona tiene habla pero es completamente incapaz de hablar cuando se encuentra en situaciones estresantes o rodeada de personas poco amables. Lo más frecuente es que este trastorno se dé en preescolares, pero en ausencia de tratamiento persiste en adultos en forma de timidez y comportamiento inseguro.

Qué es el mutismo selectivo

Qué es el mutismo selectivo

El mutismo selectivo, también llamado electivo o selectivo, es una enfermedad mental en la que un adulto o un niño es incapaz de hablar en determinadas situaciones o en presencia de determinadas personas. Por ejemplo, en presencia de un profesor o supervisor, entre las paredes de un aula escolar, en el despacho del director. Al mismo tiempo, la persona tiene la capacidad de hablar: en condiciones familiares y no estresantes, se comunica y habla con éxito.

Cómo se manifiesta el mutismo selectivo

Los síntomas del mutismo selectivo se observan con mayor frecuencia en los niños. Los adultos se adaptan a su condición, aprendiendo con el tiempo a mantener la comunicación cuando es necesario.

En los niños

mutismo selectivo en niños

Los niños con mutismo selectivo son capaces de hablar y, en la mayoría de los casos, se comunican activamente con la familia. Pero a veces surgen situaciones en las que la ansiedad y el miedo son tan abrumadores que el niño no puede decir ni una palabra.

En la mayoría de los casos, esto ocurre en el colegio o en la guardería. El niño se paraliza y permanece en silencio cuando se dirigen a él o le preguntan por algo. Al mismo tiempo, es evidente que entiende el habla: reacciona al nombre, realiza tareas, puede responder a preguntas con movimientos de cabeza. A menudo se comunica mediante expresiones faciales y gestos. La ansiedad se alivia con movimientos compulsivos: se frota algo en las manos, se pasa por el pelo, se tira de las pestañas.

La principal diferencia entre el mutismo selectivo y otras enfermedades que provocan mudez, como el síndrome de Asperger o el autismo, es la conservación del habla en general y la ausencia de ésta sólo en situaciones específicas.

En los adultos

mutismo selectivo en adultos

En un adulto, el mutismo selectivo se manifiesta en la mayoría de los casos en forma de ansiedad y excitación. Cuando se comunica con otras personas, puede hablar en voz baja, tartamudear cada palabra, sonrojarse. También se producen obsesiones: al hablar, una persona puede, por ejemplo, rebuscar intensamente algo en su bolsillo, enjabonarse cuidadosamente las manos o hurgarse las uñas.

Prevalencia del mutismo selectivo

Prevalencia del mutismo selectivo

La enfermedad se da con mayor frecuencia en niños de 2,5 a 9 años. Hasta esta edad, la falta de habla se considera normal, y después — la psique del niño ya se compensa de forma independiente o con la ayuda de la terapia, como resultado de lo cual comienza a comunicarse, aunque a veces no es fácil para él. Según las estadísticas, el mutismo selectivo se da en no más del 1% de la población, pero existe la posibilidad de que no se registren todos los casos. Además, las estadísticas indican que en las niñas la enfermedad se da con más frecuencia que en los niños.

Causas

estrés del niño

El mutismo selectivo es una enfermedad que se forma como resultado de factores biológicos y sociales. Los primeros incluyen una predisposición hereditaria a una mayor ansiedad y un tipo débil de actividad nerviosa. Entre las causas sociales figuran las siguientes

  • exposición frecuente a situaciones estresantes
  • psicotraumas;
  • lesiones cerebrales traumáticas;
  • conflictos graves y persistentes entre y con los miembros de la familia del niño;
  • estilo de crianza autoritario y excesivamente rígido;
  • aumento de la ansiedad de la madre
  • trato brusco por parte de otros adultos del entorno del niño, como los profesores;

Cuantos más factores intervengan en el desarrollo del mutismo electivo en la vida del niño, más probable será que se produzca y más difícil será corregirlo.

Tratamiento

medicación del niño

Para tratar el mutismo selectivo en un niño, se toman una serie de medidas. En primer lugar, se trata de la farmacoterapia, que incluye

  • antidepresivos;
  • nootrópicos;
  • inhibidores de la recaptación de serotonina;
  • neurolépticos.

Estos fármacos ayudan a reducir la ansiedad, relajar los espasmos musculares, aliviar la tensión neuropsíquica.

En segundo lugar, es obligatorio el uso de prácticas psicoterapéuticas. Es necesario enseñar al paciente otras estrategias de comportamiento, desplazando gradualmente las formas habituales de reaccionar. Lo más frecuente es trabajar en las siguientes direcciones psicoterapéuticas:

  • La terapia cognitivo-conductual ayuda a la persona a tomar conciencia de su estado y, a nivel conductual, a aprender a comportarse de otra manera en situaciones difíciles.
  • La terapia de juego funciona tanto con niños como con adultos: les ayuda a abrirse, relajarse, representar en condiciones ficticias situaciones en las que existe una fuerte tensión nerviosa y comportarse en ellas de forma distinta a como lo hacen en la realidad. Con el tiempo, este comportamiento se traslada a la comunicación en la vida real.
  • Las técnicas de entrenamiento para aliviar la ansiedad, mejorar las habilidades de comunicación, desarrollar la capacidad de interactuar adecuadamente con los demás.

En tercer lugar, a menudo el niño necesita la ayuda de un logopeda. Dado que el aparato del habla no funciona con la suficiente frecuencia e intensidad, se producen violaciones de su formación, lo que provoca defectos en la dicción. El logopeda ayuda en el desarrollo del aparato del habla y forma un habla clara con una pronunciación clara.

Cuanto más amplio sea el complejo de los métodos de tratamiento, mayor será la probabilidad de recuperación completa. Pero no hay que excederse: sesiones demasiado frecuentes pueden provocar un estado de estrés y conducir a un agravamiento de la situación. Es mejor empezar con un número mínimo de sesiones, y luego, cuando el niño esté preparado, ampliar gradualmente su alcance.

¿Cómo pueden los padres ayudar a su hijo?

apoyo de los padres

El niño pasa la mayor parte de su vida en la familia. Las condiciones en ella deben ser las más cómodas para él, de modo que la mudez selectiva vaya desapareciendo poco a poco. Por lo tanto, los padres deben cuidar del bebé, adaptando ligeramente su vida cotidiana para él.

¿Qué pueden hacer los padres?

  • Aceptar al niño y su estado. No regañar por el silencio, no intentar forzarle a hablar, ya que estas acciones sólo provocarán el efecto contrario. Cuando otras personas intenten comunicarse con él, no responder a las preguntas por él, sino decir al interlocutor que el niño hablará cuando esté preparado.
  • Establezca relaciones con los demás. Un niño cuyos padres discuten constantemente suele culparse a sí mismo. Como consecuencia, su autoestima disminuye. Surgen los miedos. Fobias y ansiedades, que suelen ser el detonante del desarrollo del mutismo selectivo.
  • Revisar la relación con el niño. A menudo, los padres no se dan cuenta de cómo ellos mismos forman una ansiedad elevada en su hijo. Por ejemplo, en padres autoritarios, el niño suele tener problemas de comunicación en situaciones concretas por miedo a cometer un error y recibir por ello una parte de desaprobación. Y en los padres que ellos mismos tienen un alto nivel de ansiedad, los niños leen información de que el mundo es peligroso, e inconscientemente llegan a la conclusión de que es mejor guardar silencio que hablar.
  • Fomentar la autoestima. Cuanto más se elogia a un niño por sus logros, más seguro se siente de sí mismo.
  • Dejar que las emociones se desaten. Si un niño es agresivo en casa, enséñele métodos adecuados para descargar la ira, por ejemplo, romper papel o golpear una almohada. Cuando la tensión nerviosa puede dar a un bebé o a un escolar un cuenco de arena o cereales. Repasando, vertiendo de mano en mano, el niño se va calmando y relajando poco a poco.

Mi experiencia de trabajo con niños con mutismo selectivo

Un niño, Timur, llegó a la guardería con 3,2 años. Su madre lo advirtió de inmediato: es silencioso, no habla. Después de averiguar los detalles, se supo que en casa habla bien, pero en presencia de extraños — desaparece por completo.

Durante las dos primeras semanas en la guardería, el bebé lo hacía todo automáticamente: comía, se vestía solo, cumplía todas las peticiones y recados. Mamá, al ver lo independiente que era, se sorprendió mucho: en casa teníamos que darle de comer con cuchara, no comía solo. Lo más probable es que también tuviera que ver con la ansiedad. En la guardería intentaba hacerlo todo para que hubiera menos interacción, para que no le regañaran. Echaba de menos a su madre, pero también lloraba en silencio, sólo le salían lágrimas. Casi nunca sonreía, sus expresiones faciales eran casi inexistentes. Entendía perfectamente el habla.

Al cabo de unos meses, empezó a comportarse con más calma en la guardería, interactuaba con los niños, jugaba, participaba en actividades conjuntas, pero seguía callado. Un psicólogo de la guardería trabajó con él para aliviar la tensión muscular y emocional, y el niño también fue visto por otros especialistas fuera de la guardería. No empezó a hablar en la guardería hasta los 6 años, gracias a la ayuda a largo plazo de médicos, psicólogos y logopedas. Hasta la fecha, el niño no se diferencia de sus compañeros.

Conclusión

¿Qué es el mutismo selectivo? Es una afección de una persona cuando es físicamente incapaz de hablar en situaciones específicas debido a un alto nivel de tensión mental. Es más frecuente en niños en edad preescolar. Con un tratamiento adecuado y oportuno, tiene todas las posibilidades de recuperarse por completo. Si no hay terapia, con la edad la psique de la persona se compensa, pero seguirá experimentando dificultades en la comunicación: timidez, inseguridad, miedo a expresar su punto de vista.

Fecha de actualización: 11-16-2023