El niño interior es una imagen que vive en la psique (alma) de una persona adulta. Esta imagen es una copia exacta de una persona en la infancia. En cada adulto vive un pequeño. De lo que el niño interior sienta ser depende el éxito de toda la vida de una persona.
Las personas con una infancia feliz alcanzan grandes cotas en el trabajo, establecen fácilmente relaciones con los demás, soportan con valentía las pruebas de la vida. Las personas heridas, lisiadas por sus padres, llevan el peso del pasado hasta el presente: les resulta difícil llevarse bien con la gente, son inseguras y tienen miedo de muchas cosas. ¿Se puede curar al niño interior? Sí, pero repasémoslo todo por orden.
Tabla
Definición del concepto
¿Qué es el niño interior en psicología, qué significa? El niño interior es una imagen colectiva que incluye las creencias psicológicas de la infancia y las ideas de una persona sobre el mundo y sobre sí misma.
Los padres ayudan al niño a comprender lo siguiente:
- lo que es y lo que le espera
- lo que es y lo que no es;
- lo que puede hacer y lo que no.
Algunos tienen más suerte: los padres dan suficiente amor y adoptan una postura razonable en cuestiones de crianza. Y otros son menos afortunados: los padres adoctrinan al niño con la idea de su inutilidad, insolvencia, «no es bueno», innecesario. El primero forma la actitud «soy bueno, y el mundo es seguro», el segundo — «soy malo, el mundo es peligroso». Los primeros son capaces de confiar en la gente, apreciarse y quererse a sí mismos. Los segundos no se aceptan a sí mismos y no confían en los demás.
Dentro de cada ser humano vive un niño. Es el responsable de nuestro «querer», apertura y espontaneidad, sinceridad, emotividad. Recuerda cómo se comportan los niños. Están libres de máscaras sociales. Los niños saben alegrarse con sencillez, expresar sus pensamientos directamente. Ponen sus deseos en la cabecera de la mesa. Son libres de expresarse.
Poco a poco, bajo la influencia de la educación, el niño se acostumbra a seguir las normas sociales, a limitar sus deseos y a reprimir sus emociones. Es aburrido ser adulto. Todos los momentos de alegría y diversión se los puedes agradecer al niño que llevas dentro. Sin embargo, a veces debido a traumas, a una infancia difícil, una persona crece deprimida y triste. No sabe alegrarse, expresar sus emociones, amar, ser abierto.
Lo que traumatiza a un niño
Imagina el estrés que siente un niño en el momento de nacer, el terror que le invade. Durante nueve meses ha vivido en condiciones ideales, con total seguridad y comodidad. De repente se encuentra en un mundo nuevo, donde cientos de estímulos le bombardean. Lo único que necesita es recuperar de nuevo la sensación de seguridad. La tarea de la madre es ayudar al bebé a sentirse seguro, a formarse la actitud «mamá está bien, yo estoy bien, el mundo está bien». Los problemas de seguridad (física, mental, emocional) conducen a la traumatización.
Por ejemplo, traumatizar lo siguiente (errores de los padres):
- frialdad y distancia de los padres, otros adultos significativos;
- violación sistemática de los límites personales (violencia física y emocional);
- castigo y supresión sistemáticos, prohibición de expresar opiniones y emociones;
- críticas e insultos irracionales, especialmente en público;
- Trasladar la responsabilidad al niño, descargando su dolor en él («Por tu culpa no llegué a ser un médico de éxito», «Por tu culpa me dejó mi marido», «Qué vergüenza, siempre me avergüenzas»).
Así, los traumas físicos, psicológicos y emocionales conducen a la traumatización. Con el paso de los años, algunos de los golpes pasan al nivel del subconsciente y como olvidados, pero siguen afectando a la persona. El niño interior sigue traumatizado. Y el adulto puede estar seguro de que en su infancia no hubo nada malo. Sin embargo, algunos signos pueden ser sospechosos de traumatización.
Signos de trauma del niño interior
Su niño interior está traumatizado si se dan las siguientes características
- baja autoestima;
- falta de autoestima y un sentido poco desarrollado de la propia valía;
- incapacidad para cuidar de sí mismo
- inseguridad;
- miedos múltiples;
- indiferencia hacia la propia salud y el propio cuerpo;
- supresión sistemática de necesidades y deseos, hábito de autosacrificio;
- aversión y desconfianza en uno mismo;
- problemas en la esfera comunicativa, conflictos frecuentes, incapacidad para establecer relaciones estrechas y de confianza;
- Límites personales borrosos, demasiado amplios o demasiado estrechos, incapacidad para reconocerlos y protegerlos;
- múltiples conflictos intrapersonales;
- sentimiento de pérdida («no sé lo que quiero», «no sé quién quiero ser», «no sé de lo que soy capaz»);
- asunción de responsabilidades ajenas, hábito de salvar a todo el mundo, ayudar a todo el mundo o trasladar la propia responsabilidad a otras personas;
- tendencia a las adicciones, incluidas las relaciones adictivas.
¡Importante! Una persona con un niño interior traumatizado se siente infeliz. Su vida personal no va bien, hay problemas en el ámbito laboral. Está constantemente insatisfecho consigo mismo, a menudo se ve envuelto en situaciones desagradables, está decepcionado y sufre mucho. No consigue cambiar su vida a mejor, y a veces no tiene fuerzas ni motivación suficientes para ello.
Cómo quererle
Algunos padres hacen que su hijo o hija se sienta indigno. Con sus críticas y reproches, adoctrinan al vástago en que es malo, indigno de amor. Los niños crecen con esta actitud. Todos los niños de familias destructivas no saben amarse a sí mismos, se culpan y se odian por ser malos. Sin autoaceptación y amor, no puede haber curación. ¿Cómo puedes amar a tu niño interior?
Quererte a ti mismo significa escuchar y satisfacer tus necesidades y deseos, cuidarte, valorarte y respetarte. ¿Con qué frecuencia te dedicas tiempo a ti mismo, te das las gracias y te felicitas? ¿O te sacrificas más a menudo por los demás y te reprendes por cada pequeña cosa? ¿Qué virtudes tienes? ¿O estás seguro de que sólo tienes defectos?
Haz ahora mismo una lista de tus puntos fuertes, organiza una conversación sincera contigo mismo. Al mismo tiempo, haz una lista de tus verdaderos deseos. Dígase cumplidos todos los días, dése las gracias y tache un deseo cada vez (el plazo de realización depende de la envergadura de la tarea: puede llevar un día o un mes). Aplique esta actitud a todo, ya sea elegir un plato para desayunar o escoger un lugar para trabajar. Para amar a tu niño interior, necesitas comprenderte a ti mismo. La comunicación te ayudará a ello.
Importante: todos los niños quieren saber que se les quiere. A toda persona, independientemente del estado de su niño interior, le resulta vital oír palabras cariñosas, sentir apoyo y cariño de otras personas, recibir atención. Pero es aún más importante darse todo esto a uno mismo.
Formas de trabajar con el niño interior
La curación completa del niño interior es imposible sin trabajar a través de los psicotraumas. Permítame recordarle que de muchos de ellos la persona no se da cuenta, no los recuerda. Por eso es mejor consultar a un psicólogo. Pero algunas cosas se pueden trabajar por cuenta propia. Entonces, ¿cómo trabajar con el niño interior? Los siguientes ejercicios son adecuados para su curación, trabajando a través de los traumas de la infancia. Realice estos ejercicios curativos regularmente hasta que sienta alivio, libere potencial.
Hable con él
Piense en sí mismo como un niño pequeño. Es aconsejable consultar sus fotografías. Mire a este pequeño simplemente como una persona familiar para usted. ¿Cómo es? Seguro que se da cuenta de que es guapo, sonriente. Luego recuerda lo que le interesaba y lo que quería, lo que soñaba. Es único, interesante, inteligente, ¿verdad? Háblale, tranquilízale, disipa todos sus miedos y dudas, dale valiosos consejos para el futuro desde la altura de su experiencia actual. Quiere saber que todo irá bien, que está haciendo lo correcto y que nada es culpa suya.
Ahora respóndase a sí mismo a la pregunta: «¿Tenían razón los que suprimían su singularidad, los que criticaban su aspecto? Por supuesto que no, se autoafirmaban, descargaban su dolor. Pero los niños se perciben a sí mismos a través de los ojos de los adultos, así que el niño creció y empezó a tratarse a sí mismo de la misma manera que los adultos. Pero ahora, mirando tu foto, te das cuenta de que todo esto es un error. Si estuvieras hablando con ese niño ahora mismo, le dirías lo hermoso y especial que es. Así que dilo.
Piensa en ti cuando eras niño
Ahora imagina que ese niño eres tú. ¿Qué era lo que más querías oír entonces, qué necesitabas oír? ¿Cuándo empezaste a adaptarte a los demás? ¿Cómo te sentías cada vez que tu madre te reñía por intentar ser tú mismo? Haz un retrato escrito de tu verdadero yo. Tú-adulto debes darte a ti-pequeño lo que una vez te faltó. Asegúrate de decir que quieres y aprecias a tu hijo, que le irá bien, que estás orgulloso de él. Promete que respetarás sus deseos, que le protegerás.
Viaje interior
Organiza un encuentro con tu niño interior. Para restaurar, para traer de vuelta al niño interior, utiliza la técnica del psicoterapeuta Geoff Graham «Conviértete en un padre para ti mismo»:
- Imagina que estás presente en tu propio nacimiento. Ahora ves aparecer a tu bebé. Tómalo en brazos y dale la bienvenida. Dígale que se alegra de su llegada.
- Imagina que te mira directamente a los ojos. Dile otra vez que le quieres y prométele que harás todo lo posible para protegerle y ayudarle a crecer.
- Dile que siempre puede pedirte ayuda, que siempre estarás a su lado, que le quieres incondicionalmente.
- Prométele que siempre estarás atento a sus deseos y necesidades.
Puedes terminar escribiendo una carta a tu niño interior. Léela cada vez que te sientas cansado, débil, herido.
Haz algo que te gustaba hacer cuando eras niño
Recuerda lo que más te gustaba cuando eras niño. Hazlo ahora mismo, aunque parezca una tontería. Si quieres trepar a los árboles, hazlo. Si quieres comerte unos kilos de caramelos, hazlo. Quieres montar en el tiovivo todo el día, hazlo. Deja que tu pequeño se exprese en todo su esplendor. Así podrás encontrar a tu niño interior. En el proceso de jugar, muchas personas encuentran una conexión con su niño interior, aprenden sus verdaderos deseos y necesidades, emociones.
Cómo curar a tu niño interior — consejos de un psicólogo
Para curar al niño interior, necesitamos comprender la estructura de la psique. Según la teoría de Berne, dentro de cada persona viven un adulto, un padre y un niño. Para una vida feliz, es importante que los tres yoes vivan en armonía, de modo que la persona sea capaz de alternar entre ellos.
El problema de las personas con un niño traumatizado es que siguen comportándose consigo mismas como un padre (padre interior). El reto para la persona es cambiar la imagen de padre por la que necesitaba de niño. Sí, puede que tus padres te hayan criticado y regañado a menudo, pero ¿por qué no dejas ahora de hacerlo y empiezas a elogiarte y apoyarte a ti mismo? El niño interior se curará si el padre interior cambia. Deja de vivir según las instrucciones de tus padres y empieza a vivir según tus propios intereses.
Es importante que el niño sea libre, que el padre sea cariñoso y que el adulto sea razonable y maduro. Para curarte, tienes que deshacerte de la infantilización y del crítico interior enfadado.
Conclusión
El niño interior es la estructura de soporte de la psicología humana de la que depende la felicidad del sujeto. El padre y el adulto son elementos auxiliares. Sin embargo, es importante aprender a distinguir entre estos estados y pasar de uno a otro. Merece la pena empezar por la curación, protegiendo al niño interior. De niños, todos dependemos de nuestros padres. Los que no tienen la suerte de tener una familia, tienen que sobrevivir en el sentido literal de la palabra. Por ello, toda la estructura de la personalidad se ve consumida por diversos mecanismos de defensa. En la edad adulta, no dependes de papá y mamá, no tienes que sobrevivir. Tienes todo el derecho a reafirmarte por fin y empezar a vivir por ti mismo.
Fecha de publicación: 11-16-2023
Fecha de actualización: 11-16-2023