El pensamiento sanógeno (SGM) es un concepto introducido por un científico ruso en el campo de la psicología, Yuri Mijailovich Orlov. Se contrapone a patógeno: sano, adecuado, controlado. Ayuda a la persona a regular sus propias emociones y estados. Una persona con esta forma de pensar es menos propensa a enfermar, no se toma a pecho la información negativa y no se fastidia.
Tabla
Qué es el pensamiento sanógeno
Pensamiento sanógeno: ¿qué es? Del latín, «sanógeno» puede traducirse literalmente como «que trae salud». Es decir, el pensamiento sanógeno es el pensamiento que trae salud. Según el concepto de Y.M. Orlov, las emociones a menudo toman el control del cerebro. Si prevalecen los sentimientos negativos, con el tiempo el cuerpo se estresa y aparecen enfermedades psicosomáticas. El autor de la teoría propone aprender no sólo a deshacerse de los pensamientos y emociones negativos, sino a pensar de forma más positiva y correcta. Para desarrollar el pensamiento sanogénico, es necesario adquirir las habilidades necesarias para controlar y gestionar los propios impulsos emocionales.
Signos
Según la teoría de Y.M. Orlov, una persona con pensamiento sanógeno se caracteriza por los siguientes signos:
- es capaz de desprenderse de sus propios sentimientos y como de mirarlos desde fuera;
- intenta pensar en problemas importantes sólo cuando ha llegado a la relajación y la calma;
- comprende la naturaleza de las emociones y sentimientos negativos;
- es capaz de concentrarse plenamente en aquello sobre lo que debe reflexionar;
- tiene un alto nivel de reflexividad y flexibilidad de pensamiento;
- comprende los estereotipos humanos;
- es capaz de encontrar ventajas en cualquier situación;
- intenta pensar y actuar positivamente.
Métodos
Es posible aprender los métodos de pensamiento sanogénico con la ayuda de un psicólogo, pero en ausencia de tal oportunidad — hay una opción para tratar de entender por sí mismo. Con la ayuda de estos métodos se puede aprender a pensar con sensatez y positivamente, y posteriormente — para perfeccionar la habilidad del pensamiento sanogénico a la maestría.
Así, se utilizan dos métodos secuenciales para desarrollar y mantener el pensamiento sanógeno:
- Llevar un diario.
Se trata de un diario de emociones. En él debes describir tus experiencias emocionales negativas según un plan determinado. Tomando como ejemplo una emoción como la ira, el registro tendrá el siguiente aspecto:
- Descripción de la última situación que causó ira, y también — descripción detallada de las condiciones en las que se produjo.
- Una lista de las personas que causan ira. Frente a cada una de ellas, una descripción de las situaciones en las que provocan ira.
- Analiza cada una de las situaciones registradas según el plan:
- ¿Qué comportamiento te gustaría ver en esta persona?
- Descripción del comportamiento actual de esta persona.
- Registrar pensamientos sobre lo que el individuo debería dejar de hacer para no provocar ira.
- Una descripción de los rasgos más molestos de este individuo.
- Responder a la pregunta: ¿cómo debe ser el individuo para no provocar ira?
- Evaluación de la ira en una escala de 10 puntos.
- Descripción de las propias defensas psicológicas y del estilo de comportamiento durante el periodo de ira.
- En una hoja de papel en blanco, con pintura de un color atractivo, se muestran figuras al azar. Se trata de una hoja de ira e irritación.
- En la otra hoja también se dibuja una figura arbitraria con el color que se desee, después se dobla la hoja, se despliega, se añade pintura blanca a la imagen.
- De nuevo, la ira y la irritación se valoran en una escala de 10 puntos.
- Si el número es inferior a «3», la situación está prácticamente resuelta. A continuación, tiene que repetir el algoritmo con todas las situaciones que causan esta emoción negativa. Usted puede hacer esto no inmediatamente, pero después de unos días.
- Autopsicoanálisis
Este método de pensamiento sanógeno implica una reflexión profunda con una elaboración detallada de las propias emociones. Es fundamental para el pensamiento sanógeno y permite apagar las emociones furiosas. Se consigue reexperimentando lo sucedido, mirándolo desde fuera, ridiculizando y reproduciendo la propia situación. El objetivo principal es comprender la propia emoción, sus causas y su poder real.
Para empezar el autopsicoanálisis, es necesario relajarse y adoptar una postura cómoda. Después, hay que trabajar según el plan:
- Recordar una situación en la que fue posible sentirse tranquilo y feliz.
- Elija una de esas situaciones anotadas y trabajadas en el diario de emociones negativas.
- Léala y evalúe su estado de ánimo. Si está tranquilo, puede continuar, y si siguen surgiendo emociones, vuelva a trabajar la situación.
- Analiza la situación:
- ¿Cómo debe comportarse una persona para no provocar ira?
- Piensa de dónde vienen los propios deseos.
- Determine si estos deseos son reales. ¿Puede esta persona satisfacerlos?
- ¿Recuerda si él/ella los conoce?
- Intente determinar qué estereotipos guían el propio comportamiento.
- Intente averiguar qué proyecciones se utilizan en sus propias defensas psicológicas.
Después de esto, la emoción será más consciente, será más fácil de gestionar y, lo que es más importante, dejará de ser perjudicial para la salud.
En las fases iniciales, la conciencia de algunos puntos puede darse con dificultad, pero con el entrenamiento regular el cerebro, con el tiempo, empieza a pensar automáticamente de forma positiva. Incluso quienes llevan mucho tiempo utilizando la técnica del pensamiento sanógeno a veces tienen que volver a estos ejercicios, por ejemplo, en el caso de una emoción no procesada o demasiado fuerte que no ha podido ser «domada».
La diferencia entre pensamiento sanógeno y patógeno
El pensamiento patógeno es un antagonista del pensamiento sanógeno. Destruye, provoca enfermedades e impide tanto a su propietario como a las personas que le rodean vivir una vida plena. Por ejemplo, un hombre ha dicho palabras desagradables a una mujer durante una ruptura y la ha insultado inmerecidamente, y ella se pasa años reproduciendo esta situación en su cabeza, despertando sentimientos de culpa, vergüenza, resentimiento, ira. Esto ocurre involuntariamente, una persona no puede parar por sí misma. Continúa conduciendo sus pensamientos en un círculo vicioso. Los signos del pensamiento patógeno, a diferencia del sanógeno, son:
- un flujo incesante de pensamientos y experiencias negativas, que la persona es incapaz de detener por voluntad propia;
- incapacidad para mirar la situación y las propias emociones desde fuera;
- acumulación de negatividad: resentimiento, ira, odio, sin posibilidad de deshacerse de ellos;
- falta de comprensión de cómo las emociones negativas afectan a la salud;
- capacidad subdesarrollada de controlar y gestionar las propias emociones y el propio estado.
El pensamiento sanógeno permite pensar con claridad, controlar el estado y preservar la salud, mientras que el pensamiento patógeno impide razonar con lógica, controlar las emociones y conduce a la enfermedad.
Conclusión
El pensamiento sanógeno se basa en la capacidad de gestionar las propias emociones. Una persona con esta forma de pensar no se permite decir demasiado en un arrebato de ira u ofensa, romper relaciones o hacerse daño a sí misma o a los demás. Primero piensa y analiza todo, considera las opciones, busca los lados positivos de la situación, y sólo entonces toma una decisión y actúa. Como resultado, más tarde no tiene que sentirse culpable, repetir cientos de veces los pensamientos negativos y arrepentirse de las decisiones tomadas.
Fecha de publicación: 11-16-2023
Fecha de actualización: 11-16-2023