La piromanía es la pasión por el fuego, el ansia de provocar incendios. Desde la infancia, a cada uno de nosotros nos han dicho que es mejor no bromear con ello. Y la mayoría hemos aprendido la lección. Pero hay algunas personas que sienten un placer sin precedentes al contemplar las llamas. Ya sea una vela o un fuego. A menudo están dispuestos a provocar ellos mismos el incendio. ¿Qué les ocurre a estas personas? ¿De dónde viene un deseo tan inusual y qué hacer con él?
Tabla
Qué es la piromanía
En psicología, la piromanía es un trastorno mental que se caracteriza por el deseo de provocar un incendio y obtener placer observando el fuego, por ejemplo, la llama de una vela o una hoguera.
Traducida del griego antiguo, la palabra «piromanía» significa «pasión por el fuego, atracción». Las primeras informaciones sobre este trastorno aparecieron ya en 1824. Sin embargo, casi 200 años después, ha permanecido completamente inexplorado.
Según las estadísticas, la piromanía es más frecuente entre los 14 y los 30 años. La mayoría son hombres. Hay pocas piromaníacas entre las mujeres, sólo un 0,4%.
La piromanía puede desarrollarse como una enfermedad independiente o ser un signo de otras patologías, por ejemplo, esquizofrenia o psicosis asociada al consumo de cantidades excesivas de bebidas alcohólicas.
Curiosidades
En la historia de la humanidad hubo muchas personas que padecieron piromanía. Uno de ellos es Heróstrato. Este hombre, que vivió en la época de la Antigua Grecia, no era famoso por otra cosa que por una extraña afición a los incendios provocados. A él se debe el incendio que redujo a cenizas el Templo de Artemisa, situado en Éfeso.
Por qué lo hizo, Heróstrato nunca fue capaz de explicarlo. Según algunos estudiosos, fue un intento de hacerse famoso al menos durante unos minutos. Y el hombre tuvo su parte de fama. Le llegó con la pena de muerte.
El emperador romano Nerón también tenía piromanía. ¿Recuerdas la historia de cómo quemó Roma? El gobernante contempló durante una semana un incendio masivo y, cuando se dio cuenta de lo que había hecho, culpó de ello a los cristianos. Este suceso provocó persecuciones masivas y pogromos.
Otro héroe es Jean Baptiste Muron, de 16 años, que vivía en Francia. Fue detenido en 1776 por otro intento de incendio provocado. La sentencia — 100 años de prisión en una de las cárceles francesas. Cabe destacar que el hombre de «llamada a llamada» cumplió su condena y salió en libertad a la edad de 116 años.
Razones
Psicólogos y psiquiatras han realizado numerosas investigaciones, gracias a las cuales descubrieron que, en casi el 100% de los casos, la piromanía comienza en la infancia. Pero la fuerza de sus manifestaciones ganan en edad más madura.
Es imposible decir inequívocamente, por qué razones se desarrolla el trastorno. Sin embargo, los expertos pudieron identificar una serie de factores que provocan su aparición:
- Disposición del carácter. En la mayoría de los casos, los pirómanos no son capaces de adaptarse rápidamente a las circunstancias cambiantes de la vida. Por ello, se vuelven muy vulnerables al estrés. Además, suelen tener baja autoestima y carecen casi por completo de confianza en sí mismos, complejo de inferioridad fuertemente desarrollado. Por eso estas personas miran el mundo que les rodea a través del prisma de la negatividad. Resulta ser un círculo vicioso. Aparentemente no quieren entrar en contacto con la sociedad, pero al mismo tiempo necesitan urgentemente atención. Los incendios provocados ayudan a resolver el problema. Aunque fugazmente, pero los pirómanos siguen llamando la atención.
- Educación autoritaria. Según los psicólogos, la mayoría de los que sufren piromanía se criaron en familias disfuncionales. En ellas había crueldad, falta de respeto y violencia. Debido a ello, el niño nunca aprendió a mantenerse bajo control, a refrenar algunos impulsos destructivos.
- Desarrollo intelectual deficiente. Este factor es menos frecuente que otros. Debido a algunas enfermedades que reducen el nivel de inteligencia (oligofrenia, demencia, lesión cerebral, etc.), el pirómano simplemente no entiende lo que está haciendo. Simplemente admira el fuego sin pensar en el efecto destructivo que conlleva.
- Psicopatía. Se considera uno de los principales factores que provocan el desarrollo de la piromanía. En este caso, el pirómano no se limita a provocar incendios. Se le puede ver en robos, fraudes, vagabundeo y otras acciones ilegales.
No hay que olvidarse de la frustración. Si una persona es incapaz de satisfacer sus necesidades básicas durante un largo periodo de tiempo, aumenta el riesgo de que desarrolle una actitud malsana hacia el fuego. En este caso, observar el fuego o provocar incendios es una forma de aliviar la tensión nerviosa o incluso de relajarse.
Mecanismo de desarrollo y síntomas de la piromanía
El trastorno no se forma en un instante. Pasa por varias etapas de desarrollo:
- En primer lugar, la persona tiene el pensamiento obsesivo de que es necesario hacer fuego y admirar el fuego. No hay forma de deshacerse de este deseo.
- A continuación, el paciente supone que su idea puede hacerse realidad. Esto mejora su estado de ánimo. Así comienza la etapa del pensamiento, que trae consigo una alegre anticipación.
- A continuación viene la realización de la idea o incendio. En esta fase, la persona experimenta una euforia sin precedentes y una sensación de felicidad. Aumenta la cantidad de adrenalina y serotonina en la sangre.
- Una vez cometido el incendio provocado, se produce la fase de remordimiento. La persona se da cuenta de que ha hecho algo malo y cae en una depresión. Para salir de ella, necesita una nueva ración de emoción. Y así sucesivamente.
Con el tiempo, los intervalos entre etapas se acortan. Durante estos intervalos, los pirómanos piensan en fuego, en incendios. Ven películas y noticias sobre este tema con un placer sin precedentes, y lo comentan con otras personas. Además, a menudo ven incendios en sus sueños.
Si una persona que padece piromanía consume alcohol, se vuelve casi incontrolable, por lo que es capaz de cometer actos impulsivos. Por ejemplo, puede prender fuego a una casa con gente dentro.
Así, es posible determinar la presencia de piromanía por tales signos:
- El incendio provocado, organizado por el paciente, no tiene propósito ni motivo, no requiere obtener beneficio o daño.
- Todo sucede espontáneamente.
- Pensar en el suceso provoca en la persona mucha excitación, preocupaciones.
- Aparece la hiperactividad.
- Al observar el fuego, el paciente siente deleite, placer y, a veces, excitación.
La atracción enfermiza por el fuego también se manifiesta en conversaciones, pensamientos obsesivos, dibujos.
Diagnóstico y tratamiento
Para confirmar el diagnóstico, el psiquiatra debe averiguar si el paciente tenía motivos para provocar un incendio. Si fue así, se trata de un delito. Si lo hizo por placer, se trata de un trastorno mental.
Un especialista puede demostrar la presencia de piromanía basándose en estos puntos:
- Hubo más de 2 ataques incendiarios. La persona pensó y planificó cuidadosamente cada uno de ellos.
- Inmediatamente antes y durante el incendio, el paciente experimentó muchas emociones positivas, desde una alegre anticipación hasta un deleite indescriptible.
- No había ningún propósito de vengarse de alguien o de demostrar algo, de ocultar lo que se había hecho. El deseo de prender fuego a algo fue impulsivo.
Si se sospecha esquizofrenia, abuso de alcohol y drogas, demencia u otros trastornos de la personalidad, serán necesarios otros diagnósticos, como tomografías computarizadas y resonancias magnéticas.
El plan de tratamiento viene determinado por la complejidad del curso de la piromanía. Si la patología no se desarrolla en el contexto de ninguna enfermedad mental, sino como un trastorno independiente, será necesaria la hospitalización. La principal dificultad es que los pacientes a menudo no se dan cuenta de su estado e intentan por todos los medios evitar el tratamiento. En algunos casos, es necesario llevarlo a cabo por la fuerza.
El tratamiento consta de 2 etapas. La primera es la farmacoterapia. Los medicamentos ayudarán a hacer frente a los deseos impulsivos de prender fuego a algo. Lo más frecuente es prescribir neurolépticos, ansiolíticos, sedantes.
La segunda etapa es la psicoterapia. Pero no se trata de métodos pasivos. Los intentos de cambiar las creencias del paciente no acabarán en nada. Por lo tanto, se recomienda el uso de la hipnosis y la programación neurolingüística. La psicocorrección es posible ya en la fase de recuperación.
Conclusión
¿Qué es la piromanía? Es una atracción enfermiza por el fuego. A una persona no sólo le gusta mirarlo, sino que también tiende a prender fuego a algo, y esto es peligroso para su vida y la de los que le rodean. Por lo tanto, es importante iniciar el tratamiento lo antes posible. En general, el pronóstico es más que favorable. Si se cuida de que el pirómano tenga una vida rica y llena de emociones positivas, pronto se olvidará de sus aficiones. Pero tales métodos ayudarán sólo después de que sea tratado por un psiquiatra.
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Fecha de publicación: 11-16-2023
Fecha de actualización: 11-16-2023