Proactividad — qué es en palabras sencillas. Cómo convertirse en una persona proactiva

La proactividad es la capacidad de controlar la vida sin mirar lo que ocurre a tu alrededor. Las personas que tienen esta habilidad, es difícil que se salgan de sí mismas, que pierdan el equilibrio. Actúan de acuerdo con un plan claro y se dirigen con confianza hacia su objetivo. ¿Puedes contarte entre ellos? ¿O te cuesta no ponerte nervioso o irritarte si algo interrumpe tus planes?

Qué es la proactividad

Qué es la proactividad

En palabras sencillas, la proactividad es una cualidad que te ayuda a responsabilizarte de ti mismo y de tu vida. Fue descrita por primera vez por Viktor Frankl en su libro «El hombre en busca de sentido». Según él, las personas proactivas nunca culpan a los acontecimientos y las circunstancias de lo que les ocurre. En psicología, esta cualidad se divide en dos componentes:

  1. Proactividad. Movimiento confiado hacia los objetivos.
  2. Responsabilidad. Conciencia de las consecuencias a las que pueden conducir las acciones. Es difícil rebatir la afirmación de que todo lo que ocurre a nuestro alrededor es el resultado de nuestras decisiones y comportamientos. Y hasta que no aceptemos este hecho, nada cambiará.

Existe una cualidad opuesta a la proactividad: la reactividad. Por definición, es la dependencia de las acciones de una persona de su reacción a factores externos. Estos últimos incluyen el tiempo, el entorno doméstico o laboral, el estado de ánimo del cónyuge, etc. Las personas reactivas pierden fácilmente el equilibrio.

Como ejemplo, imagine una situación en el trabajo. Supongamos que estás realizando tranquilamente las tareas que te han asignado, comunicándote con los clientes. De repente, uno de ellos le grita inmerecidamente. ¿Deteriorará su humor después de eso? Lo más probable es que sí. Así es como se manifiesta la reactividad.

Por lo tanto, una persona proactiva es aquella que puede elegir de forma independiente cuál será su reacción ante lo que ocurre a su alrededor. Va con confianza a conseguir sus objetivos, guiado únicamente por sus principios.

Para entender mejor qué son la proactividad y la reactividad, una tabla comparativa nos ayudará. En ella se describen las características inherentes a estas cualidades:

Proactividad Reactividad
Actividad, iniciativa, determinación Pasividad, inactividad
Responsabilidad por las acciones emprendidas Dependencia de estados de ánimo y factores que no pueden modificarse.
Comprensión de la libertad de elección Transferir la responsabilidad a los demás
Centrarse en los propios principios y valores Dependencia de las emociones
Cambiar las circunstancias para adaptarlas a las propias necesidades Dependencia de las circunstancias

Las personas reactivas suelen rendirse ante el primer problema. Las que tienen una mentalidad proactiva buscan que las cosas cambien.

Por cierto, esta tabla puede considerarse una especie de test de proactividad. Analiza honestamente qué cualidades tienes más. Basándote en el análisis, saca una conclusión sobre a qué categoría de personas perteneces.

Ventajas de ser proactivo

Tener un comportamiento proactivo es útil. Esta cualidad tiene muchos aspectos positivos:

  1. Te ayuda a fijar y alcanzar objetivos.
  2. Te enseña a encontrar oportunidades de movimiento donde no las había.
  3. Te permite tener un control total sobre tu vida.
  4. Te hace comprender que siempre hay una opción.
  5. Te ayuda a desarrollar la imaginación y el pensamiento creativo que te ayudan a encontrar una salida a cualquier situación.

Además, te conviertes en una persona independiente que siempre tiene una opinión.

Proactividad y Reactividad por Stephen Covey

Proactividad y reactividad

Según Stephen Covey, toda persona es inicialmente proactiva, independientemente de las circunstancias. La situación cambia cuando él o ella acepta voluntariamente tales cambios. Una persona reactiva, al verse en una situación difícil, empieza a culpar a factores externos. Una persona proactiva, al mismo tiempo, busca la salida más favorable.

Cabe destacar la existencia de dos tipos de factores externos:

  1. Los que no puedes cambiar de ninguna manera. Se trata del tipo de cambio, la situación del país, los precios de los servicios públicos. Según Stephen Covey, éste es el círculo de las preocupaciones.
  2. Aquellos en los que puedes influir. Son la promoción profesional, la salud, la educación. Estos factores se denominan círculo de influencia.

Para determinar si eres una persona proactiva o reactiva, pregúntate: ¿en qué dirección voy? ¿Estás ocupado haciendo cosas en las que puedes influir? ¿O vas en dirección contraria?

círculo de interés

En el diagrama de Covey, el círculo de influencia se encuentra dentro del círculo de preocupaciones. Una persona proactiva dirige sus esfuerzos a la realización de tareas dentro del círculo de influencia. He aquí un ejemplo de proactividad en el trabajo. El director de la empresa se enfrenta a un aumento de los precios de los servicios de comunicación. Una persona reactiva probablemente no buscará una salida, analizando la situación. Una persona proactiva implantará nuevas normas de comunicación, que acabarán reduciendo los costes y mejorando la interacción con los clientes.

enfoque proactivo

¿Qué es la proactividad de los empleados? Más o menos lo mismo. Una persona dotada de esta cualidad nunca tendrá miedo de las dificultades. En cualquier caso, buscará una salida a la situación, y no se compadecerá de sí mismo ni reprochará las circunstancias.

Cómo desarrollar la proactividad

Cómo desarrollar la proactividad

No es fácil convertirse en una persona proactiva que controla su vida. Una serie de ejercicios le ayudarán a conseguirlo. La clave del éxito es la práctica regular.

Vivir en un círculo de influencia, no en un círculo de preocupaciones

Vivir en el círculo de influencia

¿Recuerda en qué consiste el círculo de influencia? Círculo de influencia: factores que puedes cambiar. Círculo de preocupaciones: cosas que escapan a tu control. Vive en el primero. No te controles a ti mismo, sino la realidad que te rodea.

No pierdas un tiempo precioso en irritabilidad, resentimiento y otras emociones negativas. En lugar de eso, pregúntate si puedes cambiar la situación. Si puedes, piensa cómo. Haz esto cada vez que te encuentres con un problema. Pronto notarás que te los tomas con mucha más calma que antes. Ahora no te frustras ni te pones nervioso, sino que centras tus esfuerzos en encontrar soluciones.

Analiza detenidamente

Analizar

Intenta prepararte para el problema con antelación. Un plan de acción te ayudará a no confundirte. Consta de varios puntos:

  1. Escribe los pasos necesarios para realizar la tarea.
  2. Reúne toda la información que necesites. Si hay personas implicadas, escriba un escenario.
  3. Identifique las actividades ineficaces o ineficientes.

Elimine también todo lo innecesario. Esto incluye las emociones innecesarias, así como la culpa que puede surgir si cometes un error.

Haga las preguntas adecuadas

Haga las preguntas adecuadas

Una persona reactiva suele hacerse estas preguntas: ¿por qué, cuándo, quién? Junto con ellas aparecen el síndrome de la víctima, la procrastinación, el deseo de culpar a otros de sus problemas.

Para una persona proactiva es importante obtener respuestas a las preguntas: ¿qué, cómo, de qué manera?

Prevenir los problemas

Una buena forma de desarrollar la proactividad. En una hoja en blanco, escriba qué áreas de la vida son más importantes para usted que otras. Puede ser cualquier cosa: la familia, la salud, la carrera profesional.

Ahora piensa en los problemas de cada una de ellas. Problemas ocultos que aparecerán algún día. ¿Los has encontrado? Es hora de determinar cómo puedes protegerte de ellos.

Si se trata de la salud, hazte revisiones médicas a tiempo. Revisa tu dieta, haz deporte. Dedica tiempo suficiente a dormir y descansar.

En el ámbito financiero, tu capacidad para planificar un presupuesto te resultará muy útil. Reserva una parte de cada sueldo, crea un «colchón de seguridad» para ti. ¿Qué decir de la familia? Dedique más tiempo a comunicarse con su marido, mujer o hijos. De lo contrario, las relaciones se estropearán y los sentimientos se desvanecerán.

Obsérvese

Obsérvese a sí mismo

Hágase preguntas de vez en cuando:

  1. ¿Qué dificultades surgen en mi vida?
  2. ¿Cómo reacciono ante ellas?
  3. ¿En qué pienso primero?

Pregúntese sobre todos los ámbitos de su vida.

Date cuenta de la importancia de la brecha en la cadena estímulo-reacción

Muchas reacciones ante determinados acontecimientos son automáticas. Te enfadas cuando de repente el cielo frunce el ceño y empieza a llover, ¿verdad? ¿O cuando un compañero, al ver que estás ocupado, te pide que le ayudes con su trabajo?

Intenta encontrar ese hueco entre la reacción automática y el estímulo. ¿Cómo se ve esto en la práctica? Por ejemplo, si la lluvia interrumpe tus planes, no te apresures a enfadarte. Sustituye el descanso en la naturaleza, viendo una película interesante. O posponga tranquilamente sus clases y ayude a un compañero.

Así aprenderás a controlar lo que ocurre a tu alrededor.

Averigua qué tareas pueden esperar

Aquí es donde la matriz de Eisenhower resulta útil. Según ella, todas las tareas se dividen en cuatro grupos:

  • urgentes, importantes
  • urgentes, sin importancia
  • no urgentes, importantes;
  • no urgente, sin importancia.

El último punto queda definitivamente tachado de la lista de tareas pendientes. El segundo también puede esperar. Quedan las tareas importantes urgentes y no urgentes.

Resuelve primero las tareas urgentes e importantes, porque afectan a la situación actual. Las no urgentes e importantes, por supuesto, pueden posponerse para más adelante. Pero una persona proactiva las hará en la medida de lo posible. Esto le protegerá contra la irritabilidad innecesaria, la ira y las situaciones estresantes.

Evaluar constantemente lo que funciona y lo que no funciona

Evalúe continuamente lo que funciona

Las personas proactivas también son propensas a cometer errores. Pero a diferencia de las reactivas, no se desaniman, sino que intentan encontrar otra solución al problema.

Como se ha dicho antes, ser proactivo te anima a prepararte para los problemas. Analiza cuándo ocurren. Quizá sea una determinada época del año. O las vacaciones, por ejemplo.

Tome decisiones proactivas

soluciones proactivas

  1. Identifique el problema. Averigua por qué ha ocurrido.
  2. Haz una lista de posibles soluciones.
  3. Piensa en los aspectos positivos y negativos de cada una.
  4. Elige la solución que mejor se adapte a tu situación. Puede haber más de una. Lo principal es que no se contradigan entre sí.

Recuerda que a veces tendrás que cambiar de opinión o adaptarte a la situación. No tengas miedo. Es casi imposible encontrar el ajuste perfecto a la primera.

Libros para familiarizarse con la proactividad

Viktor Frankl

Aprender qué es la proactividad, hacer tests, obtener consejos útiles sobre el desarrollo de esta cualidad te ayudará la literatura especializada:

  1. El libro de Stephen Covey «Las siete habilidades de la gente altamente efectiva».
  2. John Miller «Pensamiento proactivo», «Cinco principios del pensamiento proactivo».
  3. Dan Waldschmidt «Sé la mejor versión de ti mismo».
  4. Viktor Frankl «El hombre en busca de sentido».

No basta con leer estos libros. Para aprender a no reaccionar ante las circunstancias externas y controlar tu vida, aplica lo aprendido.

Conclusión

Así pues, proactividad y reactividad. ¿Qué cualidad predomina en tu carácter? Si eres una persona reactiva, dependiente de factores externos, es hora de cambiar. Intenta salir del círculo de la preocupación. Dirige tus esfuerzos hacia el círculo de la influencia. Tú eres el dueño de la vida y de la realidad. Por lo tanto, constrúyelas como tú quieres que sean.

Fecha de actualización: 11-16-2023