Psicología de la edad, o lo que es la crisis de los 30 años de edad

La crisis de los 30 años es una etapa natural del desarrollo de cada persona, independientemente de su sexo, características individuales o rasgos de personalidad, principios de vida y creencias.

La etapa de reestructuración se manifiesta de diferentes maneras — algunos experimentan pánico, otros sienten desesperación, depresión, y algunos resumen los años vividos y hacen planes para el futuro, teniendo en cuenta sus necesidades y oportunidades.

Pocas personas reflexionan sobre las causas de la crisis, las formas productivas de superarla, su importancia en la vida en general.

¿Qué es, la esencia del fenómeno?

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La crisis de los 30 años es un estado emocional especial, que en la mayoría de los casos se asocia a una reevaluación de la experiencia vital, los principios, las intenciones, la posición ocupada o el estatus alcanzado en la sociedad.

Parece que se han definido incorrectamente los caminos para la autorrealización profesional y personal, pero aún se está a tiempo de corregirlo todo.

A menudo, el periodo de crisis se define como el choque emocional más fuerte asociado a la sed de cambio, a la superación del miedo a la propia inutilidad, a la insolvencia. Muchas personas son capaces de cambios drásticos, por ejemplo, un cambio de profesión.

Los psicólogos sostienen que la resolución exitosa de la crisis debe expresarse en la reevaluación, resumiendo los años vividos, la autodeterminación. La crisis de los 30 años se refiere a la crisis de emancipación, que implica la toma de conciencia de las actitudes internas, su significado y perspectivas en la vida futura.

Durante este periodo, muchas personas tienen problemas en la familia (sensación de soledad entre los seres queridos), en el trabajo (pérdida de importancia de la profesión, interés por ella, insatisfacción con la elección y el puesto). Una forma productiva de salir de esta situación es ampliar la perspectiva vital.

La crisis de los 30 años surge como consecuencia de un proyecto de vida no realizado. Si al mismo tiempo se produce una reevaluación de los valores y una revisión de la propia personalidad, el desarrollo ulterior de la personalidad puede tomar dos caminos: la humildad debida a la acción de factores obstaculizadores (familia, profesión, modo de vida habitual) o la reestructuración cualitativa de la realidad.

Si la trayectoria vital se elige correctamente, el apego a una determinada actividad, a un determinado modo de vida, a determinados valores y orientaciones no limita, sino que, por el contrario, desarrolla la personalidad. Es este periodo de edad el que suele asociarse a la búsqueda del sentido de la existencia, el que marca la transición de la juventud a la madurez.

¿Cuál es su esencia y especificidad?

D.Levinson considera el desarrollo como una secuencia regular de fases estables y de crisis del desarrollo. En la fase estable, la actividad humana se dirige a la consecución sistemática de objetivos establecidos, sin un análisis cuidadoso del significado y la condicionalidad de las tareas o requisitos.

En la fase de transición, las formas de realización se convierten en el tema prioritario de análisis para un individuo, y las nuevas oportunidades ponen en tela de juicio las direcciones de actividad previamente definidas.

Al revisar las orientaciones vitales y los valores, se observa una diferenciación de género: los hombres revisan sus actitudes profesionales y las formas de llevarlas a cabo, mientras que las mujeres hacen la elección final entre carrera y familia.

Como señala I.Yu. Kulagina, después de los 30 años rara vez se celebran los primeros matrimonios. La gente se acostumbra a vivir sola, se vuelve excesivamente exigente con otra persona, se forma un modelo especial de comportamiento, lo que complica notablemente el establecimiento de una vida en común con una pareja.

A los 30 años, los valores asociados al amor verdadero son sustituidos por otros más prácticos. El hombre empieza a evaluar de forma más realista sus posibilidades, sus puntos fuertes, el cumplimiento de sus propias exigencias y, posteriormente, ajusta sus objetivos vitales y su nivel de pretensiones en relación con ellos.

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N.G. Yurkevich señala que como razones principales (a veces se sustituyen entre sí), que impulsan a las personas a disolver el matrimonio con la llegada de la crisis de los 30 años, pueden ser:

  • incompatibilidad de caracteres;
  • adulterio de uno de los cónyuges;
  • Interferencias extrañas, intentos de manipulación, imposición de opiniones;
  • comportamiento antisocial del cónyuge;
  • matrimonio frívolo.

I.S. Kon sostiene que nadie puede realizarse completamente, pero siendo consciente de su propia imperfección, una persona es capaz de dar los pasos adecuados para su autorrealización.

Las personas que no están acostumbradas a asumir responsabilidades, tienen ciertos temores y miedo al fracaso, tienden a fijar su atención en el problema, a darle vueltas, pero no a ser activas para superarlo, establecer la vida, contribuir al futuro.

¿Cuándo se produce y cuánto dura?

La crisis de los 30 años puede comenzar entre los 27-28 y los 33 años. El momento es estrictamente individual.

La crisis puede durar de 2 a 4 años, pero depende mucho del tipo de personalidad y de la duración de la depresión, del grado de disposición al cambio y de asumir la responsabilidad de la vida futura, por lo que son capaces de hacer frente a la crisis más rápido y más fácil.

Según las investigaciones, el inicio del periodo de crisis en uno de los miembros de la pareja provoca la aparición de síntomas similares en el otro.

Principales causas en mujeres y hombres

La crisis de los 30 años se produce cuando hay un desajuste entre las expectativas previas de la edad adulta y el estatus alcanzado en la sociedad. Las mujeres y los hombres tienen puntos de vista ligeramente diferentes sobre las necesidades de autorrealización.

La mitad fuerte de la humanidad siente la necesidad de reconocimiento, principalmente en la promoción profesional, condiciones de trabajo cómodas.

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Si un hombre cambia de ocupación, se asocia con:

  • insatisfacción con el salario;
  • falta de perspectivas de futuro;
  • relaciones tensas con los compañeros o la dirección;
  • carga de trabajo excesiva y poco razonable.

Las mujeres durante la crisis de los treinta años suelen cambiar las prioridades establecidas al principio de la edad adulta temprana. Las mujeres que antes estaban orientadas hacia la creación de una familia y el cumplimiento de sus respectivos roles empiezan a pensar en la autorrealización profesional, y viceversa.

Los estereotipos familiares y sociales suelen ejercer presión. Las treintañeras empiezan a darse cuenta de que sus deseos reales no coinciden con los de la sociedad, y algunas incluso intentan rehacer su vida.

Otra perspectiva es el sentimiento de no realización en las esferas profesional y social. Esto es más característico de las chicas que se casaron pronto (aunque la vida familiar fuera exitosa).

Etapas

La crisis de los 30 años, como proceso natural de desarrollo personal-edad, pasa por varias etapas de formación:

  1. Sentimiento de insatisfacción, incapacidad para articular su naturaleza.
  2. Darse cuenta de las propias necesidades.
  3. Reevaluación de los planes de vida.
  4. Decepción.
  5. Acción activa o depresión.

La última etapa implica la elección de una determinada estrategia para la acción posterior, que depende directamente de las características personales de la persona, su orientación hacia las opiniones de los demás y su capacidad para superar las dificultades.

Signos del inicio

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Los psicólogos han identificado una serie de síntomas del inicio de la etapa de crisis. Entre ellos

  • Ocultar la edad real por miedo a ser juzgado o comparado con personas de más éxito;
  • sensación de fracaso;
  • restar importancia a los logros reales, méritos;
  • pensamientos sobre la necesidad de cambiar;
  • comprensión del pesimismo del futuro si no se actúa.

Durante el periodo de crisis, también son característicos los frecuentes cambios de humor con predominio de la ira, la irritación, la apatía, las dudas sobre la elección de pareja, la orientación constante hacia conocidos con más éxito.

¿Cómo superar los síntomas negativos?

Antes de empezar a tomar medidas activas, debe darse cuenta de que una crisis es una etapa natural de la vida que no se puede evitar.

Es importante tratarlo como un proceso natural, necesario para el desarrollo, y no dejarse guiar ni siquiera por la opinión del entorno más cercano:

  1. Cuidar el estilo de vida — nutrición adecuada, rutina diaria, actividad física moderada, gestión del tiempo, evitar los malos hábitos.
  2. Ampliar los límites, salir de la «zona de confort» — nuevas aficiones, hobbies, hacer realidad un sueño largamente acariciado (por ejemplo, paracaidismo o aprender chino).
  3. Autoanálisis en profundidad: la formación profesional bajo la dirección de un especialista competente será especialmente eficaz. Si no se dispone de esa oportunidad, hay que recurrir a la literatura científica o periodística.
  4. Autodeterminación — qué quiere, qué es lo principal en la vida, si la relación con su pareja es satisfactoria, qué obstaculiza su desarrollo, qué quiere conservar y aspectos similares de la vida.

Lo principal es no centrarse en la presencia de un problema, sino en lo que le produce placer, le inspira, le hace más feliz.

Reconocer la importancia de una etapa de la vida

Conocer los síntomas de la crisis de los 30 años, las peculiaridades de su manifestación en hombres o mujeres, las formas eficaces de superarla… significa estar preparado para el cambio.

La conciencia de la importancia de esta etapa para la vida futura, la comodidad emocional le permitirá acercarse a la resolución de conflictos internos de manera más consciente, responsable, que, a su vez, ayudará a tomar las medidas necesarias para la realización de la calidad de sus propias vidas.

Vídeo sobre el tema del artículo

Acerca de la crisis de los 30 años le dirá al video:

Conclusión

La crisis de los 30 años se manifiesta incluso en las personas establecidas, financieramente independiente, feliz, feliz, a primera vista. En la vida, de una manera u otra, algo tiene que ser sacrificado.

El empleo constante en el trabajo permite alcanzar el objetivo deseado, pero no deja tiempo para otras actividades no menos importantes. La crisis implica darse cuenta de la necesidad de un mayor autodesarrollo: mejorar la posición actual en la sociedad o cambiar cualitativamente el modo de vida.

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Fecha de actualización: 11-16-2023