¿Quién es una persona avara?

foto 15439_1

La tacañería — una cualidad moral y ética estable, adquirida por la personalidad en el proceso de formación de una visión del mundo.

Se manifiesta como un ahorro inmoderado y excesivo, una tendencia patológica al ahorro.

Considere los rasgos de una persona avara, estudie las consecuencias de una tacañería excesiva.

¿Qué significa avaricia — definición?

foto 15439_2

Una persona avara no quiere ayudar a sus seres queridos ni a los necesitados. No es capaz de compartir los recursos disponibles, aunque sean abundantes. Le resulta difícil e inaceptable desprenderse de sus ahorros materiales.

La tacañería se caracteriza por la aversión al gasto, a los dispendios, al gasto de bienes, a la riqueza.

La falta de generosidad implica no sólo la falta de voluntad para desprenderse del dinero, sino también la incapacidad para compartir las riquezas espirituales, los conocimientos disponibles.

Un avaro suele ser extremadamente frugal con los recursos de tiempo. No se permite dedicar minutos a apoyar a los demás, si tal pérdida de tiempo le perjudica.

La tacañería, como cualidad de la personalidad, en la sociedad se percibe de dos maneras. Por un lado, es bien recibida: «La tacañería no es estupidez». En este caso, implica una característica positiva: la moderación en las palabras, es decir, la capacidad de hacer las cosas en voz baja, en silencio, sin ostentación innecesaria. La tacañería se interpreta a veces como sinónimo de frugalidad: «Por eso eres rico, porque eres tacaño».

Por otra parte, la falta de generosidad y la frugalidad excesiva se condenan duramente. A los tacaños se les reprocha su insaciabilidad: «Un tacaño es como una bañera sin fondo, no se puede llenar con nada».

Este rasgo se considera

  • un signo de debilidad de espíritu;
  • se considera poco prometedor;
  • poco útil, que conduce a pérdidas y errores: «Un avaro paga dos veces».

¿Cuál es la diferencia entre avaricia, codicia y ahorro?

La tacañería tiene características similares a la avaricia. Por ejemplo, estas cualidades son imposibles sin un espíritu competitivo, la necesidad de poseer bienes materiales e inmateriales. Las personas avaras y codiciosas no quieren compartir, ya que buscan acumular.

Sin embargo, también existen diferencias. Una persona avariciosa se distingue por el deseo de satisfacer una necesidad a cualquier precio, de cumplir un deseo. Se esfuerza al máximo por mejorar su bienestar. No sólo posee, sino que también consume.

En contraste con la tacañería de una persona avariciosa para los demás, avaro y para sí mismo avaro. Se caracteriza por la tacañería, la tacañería excesiva, el ahorro. Se priva a sí mismo de la oportunidad de utilizar incluso lo que tiene en abundancia.

Se pellizca en cosas, comida, placeres, información, recreación. Un avaro puede sufrir de hambre cuando sus bolsillos están llenos. Desgastará los harapos, no permitiéndose comprar ropa nueva cuando hay dinero libre en el monedero.

El avaro se caracteriza por la mezquindad. Presta mayor atención a los gastos menores, tiene en cuenta cada céntimo, el más mínimo rendimiento personal. Al igual que el avaro, está apegado a su propio dinero. Tiene algo de mercantilista. En el gasto, la inversión es un tema calculador y egoísta. El avaro no gastará ni un céntimo, si no se espera un beneficio.

Los diccionarios explicativos no suelen distinguir entre codicia y avaricia. Sin embargo, existe una diferencia fundamental entre ambas. La codicia implica el deseo de obtener más, mientras que la avaricia significa el deseo de gastar menos. Un sujeto codicioso se centra en aumentar la riqueza. Un tacaño se fija en reducir el gasto.

La tacañería y la frugalidad no son cualidades equivalentes. La tacañería implica :

  1. frugalidad;
  2. economía doméstica;
  3. frugalidad;
  4. pulcritud;
  5. moderación.

Se trata de un uso razonable y eficiente del tiempo, la energía y los recursos materiales. Esta cualidad no implica privarse de bienes para preservar la riqueza.

La tacañería se basa en el miedo a la pérdida, a la escasez. Este tipo de experiencias motivan a una persona a no desprenderse de ningún recurso, aunque el hecho de desprenderse no le cause problemas. El ahorro y la avaricia son algo parecido.

Pero una persona ahorradora y frugal invierte recursos para conservar sus posesiones. Hace y rehace cosas por sí misma, como tejer gorros, reordenar muebles y dominar un armario para ahorrar dinero.

Para un avaro, las mejoras son inaceptables si implican gastos en materiales. Una persona ahorradora es modesta en sus peticiones, pero está dispuesta a gastar dinero en necesidades personales, si es necesario. Un avaro se pellizca en todo.

¿Cómo reconocer la avaricia?

foto 15439_5

La tacañería es lo contrario de la generosidad. Una persona generosa da gratuitamente, sin intención, por iniciativa propia, sin coacción.

Siente placer, alegría al dar. La transferencia gratuita de los bienes disponibles le hace feliz.

Un tacaño es un avaro. Evita, elude, se abstiene de transferir bienes: bienes materiales, riquezas espirituales. La idea de desprenderse de los bienes le resulta difícil, inconveniente. La reducción de las reservas personales le lleva a la confusión, le irrita, le enfada, le hace infeliz.

La tacañería, por regla general, está asociada a las finanzas. Las personas tacañas no aceptan la caridad. Les cuesta prestar cosas o dinero a los demás. Toman más y dan menos.

Las personas tacañas hacen todo lo posible por «ahorrar» dinero. Para ellos, ahorrar dinero es una prioridad. Estas personas sacrifican una cantidad excesiva de tiempo y energía para salvar su presupuesto personal. Por ejemplo, preferirá un largo y agotador viaje en autobús, aunque barato, a aprovechar las cómodas pero caras ofertas de las compañías aéreas.

A los avaros les gusta más pedir cosas prestadas que comprar las suyas propias. Una vez que piden algo prestado, se olvidan de la necesidad de devolverlo. Se aprovechan descaradamente de las posesiones ajenas, de las oportunidades.

Por ejemplo, en lugar de utilizar su propio Internet móvil de pago para trabajar cómodamente, acudirán a un lugar público con acceso gratuito a la red. Esta forma de actuar irrita a los demás.

El deseo de aferrarse a los beneficios personales a cualquier precio es un rasgo de las personas egocéntricas. A tales individuos no les importan los demás. Mucha gente llama avaricioso a «tomar» en lugar de «dar» . La falta de capacidad para dar se refiere tanto a las emociones como al comportamiento materialista. Estas personas son por naturaleza superficiales, envidiosas, desconfiadas, suspicaces.

La generosidad es un indicador de satisfacción, la confirmación de la «saciedad» psicológica. Las personas tacañas, por regla general, están insatisfechas con la vida. Evalúan negativamente el pasado, tienen una actitud negativa hacia los demás, carecen de armonía.

Son fríos, tacaños en emociones, reservados en sentimientos. Carecen de capacidad para la intimidad y la comunicación. La falta de atención a los problemas e intereses de los demás, la preocupación por su propia prosperidad les empuja a hábiles manipulaciones. Para los sujetos avaros es ajeno el deseo de aportar felicidad a los demás.

¿Cuáles son las razones?

Por lo general, las personas se vuelven avaras debido a las peculiaridades de la experiencia personal. Condiciones y factores típicos que predisponen y provocan la formación de la cualidad :

foto 15439_4

  • Crecer en una familia materialmente insegura. Un niño que crece en la pobreza suele desarrollar una sensación de inseguridad económica. Constantemente es testigo de cómo los miembros de su familia se preocupan por el dinero. De adulto, también cuenta cada céntimo por miedo a gastar demasiado. La inseguridad financiera le dificulta dar lo que siente que le falta. La inseguridad financiera de una persona tacaña puede ser real o percibida. Aunque el sujeto tenga ingresos estables y dinero suficiente, en el fondo se siente inseguro.
  • Falta de contacto afectivo pleno en la infancia. El avaro carece de sentido de la felicidad. No tiene emociones positivas porque no le enseñaron a amar, a confiar, a alegrarse. Está atrapado en sus propias células mentales, incapaz de empatizar.
  • Pobreza interior. No han visto ejemplos de belleza espiritual y riqueza emocional. Su mundo interior está vacío.
  • Egoísmo. El avaro no quiere que los demás disfruten de aquello en lo que él no se ha esforzado. Al fin y al cabo, él ha trabajado duro para obtener los beneficios actuales. Por lo tanto, es «injusto» dárselo a los demás.
  • Ego. Tener bienes materiales significa reconocerse por encima y mejor que los demás. No quiere caerse del pedestal de su propia importancia.
  • Actitud competitiva. Una persona codiciosa ve a los demás como rivales. Compartir significa dar a los demás la oportunidad de triunfar.
  • Miedo a la impotencia. Ser amable y generoso significa abrirse, volverse vulnerable. Teme quedarse con la cartera vacía si la amabilidad no es correspondida.
  • Mentalidad de «vaso de escamas». El avaro cree que lo que gana uno lo pierde el otro. Para él, sólo uno puede ganar; los demás perderán.
  • Egocentrismo. Las personas egocéntricas suelen ser tacañas, avaras, codiciosas, porque sólo se preocupan de sus propios deseos.
  • Envidia. Da un fuerte impulso a la avaricia. La falta de generosidad actúa como una especie de garantía de que la situación de los demás será peor.
  • Sin principios. Cuando estas personas intentan salvar la propiedad, no les importan las normas, los valores, la moralidad.
  • Miedo a la intimidad. El avaro es muy distinguido en primer lugar la desconfianza de la gente, la suspicacia. Tal vez en el pasado, cuando confiaba en alguien, las consecuencias de la intimidad emocional fueron negativas.
  • Miedo a ser controlado. Todos los niños fueron controlados por los padres y la sociedad. Para la mayoría, el control no era un problema. Los que sentían que amenazaba la libertad, la independencia, no les gustaba compartir experiencias ni siquiera con sus seres queridos. Les frena el miedo a ser fácilmente manipulables.

Tipos de avaricia

Esta cualidad de la personalidad se manifiesta en varios ámbitos.

Senil

La tendencia a adquirir sólo cosas baratas se observa a menudo en la vejez. Al avaro no le importa :

  1. La calidad;
  2. la utilidad;
  3. la seguridad del producto.

Sólo le importa el precio . Muchos ancianos presumen de gastar poco, de ahorrar en todo. Se enorgullecen de hacer compras «de saldo», esperando descuentos, promociones, rebajas. Es típico de los ancianos tacaños no renovar los artículos de uso habitual.

Sostienen que las cosas «están muy bien» y «funcionan bien». Los tacaños consideran normal llevar calcetines raídos o zapatos de hace veinte años.

Emocional

foto 15439_6

Esta cualidad es opuesta a la generosidad emocional: el deseo, la capacidad del sujeto de hacer que los demás se sientan positivos sin exigir nada a cambio.

Las personas emocionalmente generosas aportan felicidad, amor, alegría sin esperar acciones recíprocas.

Piensan en lo que hay que hacer para que los que les rodean se sientan cómodos, convenientes. Les gusta elogiar a los demás, recompensarlos, reconocer los talentos y el potencial, mostrar aprecio y gratitud.

Los individuos emocionalmente tacaños no están acostumbrados a dar recursos orales, espirituales . No elogian a los demás, a menudo critican, evalúan negativamente, buscan defectos, se centran en los errores y juzgan las acciones. No son del tipo alentador, comprensivo y empático.

No se puede confiar en ellos para sentir una oleada de fuerza. La comunicación con estas personas es deprimente, triste y frustrante.

Financiero

Economicista, estirado, calculador, mercantilista, ahorrador, avaro: así se describe a una persona que quiere llevar las finanzas personales. Pero un estudio detallado del significado de las palabras muestra que son muy diferentes.

Una persona ahorradora no sólo se preocupa por el precio, sino también por la calidad de los productos y servicios. Ahorrar implica un equilibrio adecuado entre lo que se desea y lo que está disponible, conciencia en el gasto. Las personas ahorradoras estudian una serie de ofertas, evalúan las ventajas y los inconvenientes, eligen la mejor opción de compra. Encuentran formas de ahorrar el presupuesto sin sacrificar intereses, sin empeorar la calidad de vida.

El sujeto mercantilista compra bienes ofrecidos en el rango de precios más bajo. Sin embargo, no se caracteriza por el sentido práctico, el cálculo sano. No da importancia a la calidad, fiabilidad, durabilidad del objeto. El criterio de elección es la alternativa más barata entre varias ofertas. Un avaro no está dispuesto a desprenderse de dinero ni siquiera para satisfacer sus necesidades básicas.

Un individuo tacaño no está dispuesto a gastar su propio dinero. Siempre insiste en compartir los gastos, aunque el gasto se realice por iniciativa propia. Por ejemplo, un tacaño ofrece a un conocido llevarle en coche y luego le exige que le reembolse el coste de la gasolina.

Padres

foto 15439_7

Los padres tacaños no dan nada a cambio de nada a sus hijos. Al experimentar hambre emocional, asediados por sus propias necesidades y deseos, suelen considerar al niño como un estorbo o un rival en la atención que le prestan.

Quieren que su descendencia sea lo menos exigente, «buena» y obediente posible. Un niño obediente se esfuerza por ganarse su aprobación, se convierte en una víctima incuestionable o en un mártir.

La madre y el padre tacaños suelen desatender física y emocionalmente a los hijos en busca de sus propios placeres. Son incapaces de guiar, sugerir, ayudar. Dejan que el niño encuentre la manera de satisfacer su necesidad por sí mismo.

Tales padres preparan las condiciones perfectas para que los niños crezcan emocionalmente «hambrientos», insaciables. En pocas palabras, los convierten en candidatos directos para personalidades codiciosas, mercantiles y egoístas.

Amistoso

El avaro está tan empeñado en mantener la riqueza a flote que considera a los que le rodean como consumidores potenciales de sus bienes. Un avaro rara vez tiene un amigo, ya que la amistad implica darse mutuamente .

Un avaro tiene pocos amigos porque no está dispuesto a gastar recursos personales para ayudar a los demás. La avaricia amistosa implica la falta de voluntad de una persona para compartir conocimientos, habilidades.

¿Cómo deshacerse de las manifestaciones o minimizarlas?

Consejos de psicólogos, cómo desarrollar la generosidad :

  • Intenta dar cada día más de lo que recibes. Prestar ayuda con propósito. Asegúrese de que las buenas acciones beneficiarán a la persona necesitada. Recibir gratitud sincera, comprender que realmente se ha ayudado a una persona, recompensa un sentimiento de felicidad.
  • Recordar a las personas que han sido generosas en momentos difíciles. Explíquese cómo la generosidad del benefactor ha marcado la diferencia. Piense en lo que sería el desarrollo de los acontecimientos sin la ayuda, el apoyo de una persona amable.
  • Imagina la imagen de las personas que no ayudaron en la necesidad. Este paso no es para estar enfadado, resentido con los malquerientes. Debe utilizar la experiencia para recordar los sentimientos que evoca.
  • Darse cuenta de que el individuo no está aislado del mundo exterior. Para mejorar la realidad, hay que contribuir a la transformación. Utilice los recursos disponibles para animar a los demás a compartir sus beneficios.
  • Piense en las necesidades, intereses y deseos de sus seres queridos. Probablemente, los familiares necesitan atención, apoyo, ayuda. Póngase en su lugar, sienta sus emociones, «escuche» sus pensamientos. Guíate por la regla: haz por los demás lo que quieras recibir a cambio.
  • Reconocer que la riqueza no puede utilizarse después de la muerte. No tiene sentido ser tacaño, privarse, ahorrar si el dinero no será útil después de la muerte. Es más rentable gastar el dinero para llevar una vida cómoda y ayudar a los demás. Así una persona satisfará sus necesidades personales y dejará un buen recuerdo de sí misma.
  • Deshacerse de la tacañería comienza con el desarrollo de la compasión. Cuando el sujeto se comunica con los pobres, los huérfanos y los discapacitados, se da cuenta de que sus dificultades a menudo no son culpa suya. Obtiene una imagen completa de la vida, donde hay riqueza y pobreza. Se da cuenta de que entre los pobres hay muchas personas valiosas y con talento.
  • Reconoce el hecho de que nada es permanente en el mundo. Nadie es inmune a las pérdidas. Si ahora hay prosperidad, mañana voluntariamente puede arder todo el capital. Por lo tanto, es sabio disfrutar de la vida en el momento presente.
  • Concéntrate en cosas más significativas que los valores materiales. En la vida es importante tener armonía con uno mismo y con el mundo que nos rodea. Disfrutar de los viajes, las reuniones, los deportes, las prácticas espirituales. El principal tesoro es amar y ser amado.

Consecuencias

El entorno, en su mayoría, tiene una actitud negativa hacia el avaro. La imagen de un avaro es poco atractiva, repulsiva.

Un problema típico de un avaro es la falta de contactos sociales plenos. La falta de comunicación, la falta de gente leal, el desprecio de los parientes: la base de la depresión.

Tarde o temprano el sujeto se da cuenta de que ser un guardián del tesoro es inútil, aburrido, tedioso. La persona pierde el sentido de la vida, no ve perspectivas. En este contexto, a menudo surgen ideas suicidas.

El miedo al deterioro de la situación material mantiene al avaro en constante tensión nerviosa. Esto afecta negativamente a la salud física. El miedo a perder dinero provoca insomnio. Las personas tacañas suelen padecer trastornos de ansiedad, fobia y pánico.

La vida no consiste sólo en preocupaciones, sino también en espectáculos. Cuando una persona se priva del placer, no puede ser feliz. La añoranza y el aburrimiento son compañeros naturales de un avaro.

A menudo, las personas calculadoras buscan formas y resquicios para burlar las normas y reglamentos con el fin de preservar sus ahorros. Sus acciones suelen ser ilegales, como no querer pagar los impuestos obligatorios. Esto puede desembocar en medidas administrativas, como multas a favor del presupuesto.

El hábito de los avaros son las limitaciones estrictas. Son tacaños con sus propias necesidades. Escatiman en comida, comprando productos baratos. Es inaceptable que paguen por la investigación médica necesaria para diagnosticar una enfermedad.

No se permiten ir a un balneario para recuperarse. El resultado de la tacañería: problemas de salud, enfermedades diagnosticadas a destiempo y no tratadas.

¿Hay algún beneficio?

foto 15439_8

La sociedad moderna es una sociedad competitiva. El éxito suele medirse por la cantidad de riqueza, el nivel material. La gente tiende a idolatrar a los ricos que duermen sobre bolsas de dinero.

Esta percepción suele llevar a los fracasados a la cima de la fama. La propia opulencia nos convierte en personas narcisistas y satisfechas de sí mismas.

Sin embargo, tal ascenso es efímero. Al cabo de un tiempo, el cálculo excesivo, la tacañería patológica empieza a irritar a la gente, y ésta priva al avaro de la corona.

Conclusión

La tacañería es un rasgo estable de la personalidad, considerado por la sociedad, en la mayoría de los casos, negativamente. El avaro tiene fijación por preservar los recursos materiales e inmateriales. Una persona tacaña es retraída, poco amistosa, no está dispuesta a prestar ayuda emocional.

El egocentrismo, la tacañería, la falta de generosidad hacen que un avaro sea poco atractivo para la comunicación, la amistad, las relaciones personales. Puedes deshacerte de la tacañería superando miedos, transformando la percepción de experiencias pasadas, abriéndote a otras personas.

¿Te ha resultado útil el artículo? Puntúalo

4.9 / 5. Número de valoraciones: 7

Fecha de actualización: 11-16-2023