El síndrome de Kleine-Levin está relacionado con el sueño. Recuerde a la bella durmiente que durmió durante muchos años esperando a un príncipe que la besaría y destruiría así la brujería. También en nuestro tiempo hay personas así. Pero su estado no se parece en nada a un cuento de hadas. Aquejada de una patología, una persona se sume en el sueño a veces durante varios días o incluso semanas. ¿Por qué ocurre esto?
Tabla
De qué se trata
El síndrome de la «bella durmiente» se denomina también síndrome de Kleine-Levin por el nombre de quienes lo descubrieron. Se trata de una afección en la que una persona duerme la mayor parte del tiempo. El sueño dura de varios días a varias semanas. La vigilia, sin embargo, dura muy poco tiempo, durante el cual el paciente se comporta de forma extremadamente inadecuada. Muestra agresividad, se limita a barrer toda la comida que encuentra a su paso.
En los intervalos entre el sueño y la vigilia, la persona es la misma de siempre. Excepto que el sueño puede alcanzarle en cualquier momento y en cualquier lugar.
Se conocen 200 casos de síndrome de Kleine-Levin en la práctica médica mundial. La primera vez que se mencionó fue en 1786. En aquella época, la investigación corrió a cargo del médico francés de Beauchene. En 1925, Willy Kleine, psiquiatra alemán, retomó la descripción de la patología. Realizó una descripción detallada de los signos y el cuadro clínico del síndrome basándose en el trabajo con 9 pacientes.
En 1936, Max Levin, neurólogo estadounidense, identificó una relación entre los periodos de hibernación y un comportamiento alimentario inadecuado. En su opinión, el síndrome de la Bella Durmiente es un trastorno neurológico que no tiene nada que ver con la psiquiatría.
Causas y afecciones del síndrome
Aún no se sabe exactamente por qué se desarrolla el síndrome de Kleine-Levin. Ni la resonancia magnética, ni los estudios del líquido cefalorraquídeo y del fondo hormonal han dicho qué provoca el desarrollo de la patología. Pero los científicos han identificado una serie de teorías al respecto.
- Genético. Si alguien de su familia ha padecido el síndrome de Kleine-Levin, la probabilidad de que usted lo padezca aumenta drásticamente. A nivel genético, existen cambios en el cerebro relacionados con la parte del cerebro que controla el sueño y el hambre. Como prueba de esta teoría, el ejemplo de los judíos asquenazíes, entre los que esta enfermedad se da con mayor frecuencia.
- Alteraciones en el cerebro tras neuroinfecciones. En primer lugar la meningitis y la encefalitis, que se caracterizan por la inflamación de la cáscara y lesiones del hipotálamo.
- Teoría de la insuficiencia hormonal. Lo más frecuente es que el síndrome de Kleine-Levin se manifieste en la adolescencia, cuando la cantidad de hormonas alcanza entonces el punto más alto o, por el contrario, el más bajo. Se considera entonces que el sueño es la respuesta protectora del organismo a estas fluctuaciones.
- Teoría de la muerte o deficiencia de las neuronas orexinas. Estas células son responsables de la correcta alternancia de los periodos de vigilia y sueño. También regulan la nutrición y la energía. Si faltan, disminuye el tono muscular, aparece debilidad y somnolencia.
Estudios recientes han revelado otra teoría: la disfunción hipotálamo-hipofisaria. Según ésta, el síndrome de la «bella durmiente» se desarrolla como resultado de trastornos metabólicos en el hipotálamo.
También hay factores que provocan el desarrollo de la patología:
- trastornos en el desarrollo intrauterino del niño;
- traumatismos cerebrales
- infecciones víricas;
- situaciones de estrés.
A la misma lista se puede añadir la presencia de neoplasias malignas o benignas.
Síntomas
El cuadro clínico del síndrome de Kleine-Levin tiene el siguiente aspecto:
- Una persona duerme al menos 18-20 horas. Se despierta sólo para comer e ir al baño. No es posible despertarle.
- Los ataques pueden durar incluso varios días. En medicina, se conocen casos en los que el paciente durmió durante 6 semanas seguidas.
- No se puede hablar de un sueño completo. La persona no se siente descansada. Por lo tanto, tras un breve período de vigilia, vuelve a acostarse. Al final del ataque, siente una oleada de fuerza y energía, y con ellas un fuerte hambre.
- Cuando el paciente está despierto, come. Y todo lo que ve en su camino, sin mirar la compatibilidad de los productos. No hay nada sorprendente si va a comer arenque con miel o, por ejemplo, comer pastel con pepinillo. Por cierto, en tal estado una persona come muchos dulces.
- Durante las horas de vigilia, el paciente muestra agresividad, irritabilidad, excitación emocional excesiva. Además, experimenta euforia e hipersexualidad. También pueden añadirse alucinaciones. Estos síntomas del síndrome de la «bella durmiente» también pueden aparecer horas antes de que la persona se duerma por primera vez.
- A los síntomas anteriores se añaden sudoración excesiva, coloración azulada de las manos, los pies, los labios y la zona del triángulo nasolabial.
- Durante un ataque, los niveles de glucosa en sangre cambian.
- Tras el ataque, la persona vuelve a ser la misma de antes. Y el ataque en sí parece desaparecer de su memoria.
Es interesante que entre los ataques para determinar la enfermedad no es posible. Una persona, incluso cuando es examinada, estará absolutamente sana. El único signo es el aumento de peso.
Lo más frecuente es que transcurra medio año entre un ataque y otro. La enfermedad aparece de repente y desaparece con la misma rapidez. Los ataques se acortan, y el periodo de vigilia, por el contrario, aumenta. Y, finalmente, la vida vuelve a su curso habitual.
La duración del síndrome de Kleine-Levin puede ser diferente. Según la literatura médica, el máximo es de 18 años.
Diagnóstico
Para empezar, el médico determina el grado de gravedad de los síntomas descritos. A continuación, se prescribe un diagnóstico instrumental:
- Electroencefalografía. Muestra la actividad funcional del cerebro. En el síndrome de Kleine-Levin, el aparato registra picos en la zona temporal y temporoparietal.
- Polisomnografía. Examina el sueño, concretamente su 3ª y 4ª fase. Detecta una disminución del tiempo para conciliar el sueño.
- PET-TAC del cerebro. Durante un ataque, determina violaciones en el proceso de circulación sanguínea en la zona del tálamo y del hipotálamo.
En función de los resultados del examen, el médico elabora un plan de actuación posterior.
Tratamiento
Decir inequívocamente qué tratamiento será necesario, es imposible. Todo por el hecho de que es casi imposible identificar la causa del desarrollo del síndrome de Kleine-Levin. Pero en la mayoría de los casos se lleva a cabo una terapia de dos tipos: farmacológica y psicológica.
Medicación
En los casos graves se prescriben medicamentos. Se trata de los siguientes grupos de fármacos
- Psicoestimulantes. Ayudan a hacer frente a la somnolencia. La mayoría de las veces se utilizan medicamentos en cuya composición hay cafeína.
- Nootrópicos. Normalizan el metabolismo en el tejido cerebral, mejoran la memoria, la circulación sanguínea y la actividad intelectual.
- Normotrópicos. Eliminan la irritabilidad, la agresividad, la irritabilidad. También normalizan el sueño y la vigilia.
Si el síndrome de la «bella durmiente» no ha alcanzado condiciones críticas, es mejor no tomar medicación. La propia enfermedad quedará en nada.
Trabajar con un psicoterapeuta
Las técnicas psicoterapéuticas en el tratamiento del síndrome de Kleine-Levin hacen que los periodos de somnolencia sean más cortos. También es una oportunidad personal para apoyar a la persona. Las técnicas más utilizadas son:
- Psicoanálisis. Se encarga al paciente que exprese todo lo que le perturba ahora o le ha perturbado antes. Tiene que ser lo más franco posible, contar incluso lo que ocultó a familiares y amigos. Sólo así será posible encontrar la causa del desarrollo del síndrome de la «bella durmiente».
- Arteterapia. Supone la ocupación de la creatividad. Puede ser el dibujo, la escultura, el teatro de marionetas, etc.
- Sueños en la realidad. También llamado simboldrama. A una persona se le plantea una situación vital de la que es necesario encontrar una salida. Hay 3 opciones: trágica, dramática, optimista. En función de la elección, el psicoterapeuta decide si el paciente necesita ayuda o no.
Tratar de curar el síndrome de Kleine-Levin por uno mismo no es posible. El autotratamiento en este, como en otros casos, conduce a un empeoramiento del estado del paciente.
Pronóstico y prevención
El pronóstico de la patología es favorable. Con el tiempo, los síntomas del síndrome de Kleine-Levin se vuelven menos pronunciados, y luego desaparecen por completo.
En cuanto a la prevención, no hay forma de evitar un ataque. Nadie sabe cuándo empezará. Pero existe la posibilidad de aliviar al menos ligeramente el estado del paciente:
- No dedique más de 8-9 horas al sueño nocturno.
- Duerma también durante el día. Suficientes 35-40 minutos.
- Por la noche, antes de acostarse, no haga cosas que requieran actividad física o mental.
- No coma chocolate ni comidas grasas y pesadas antes de acostarse. Tampoco es recomendable consumir bebidas alcohólicas y energéticas.
Seguir estos consejos le ayudará a reducir la gravedad de los síntomas, a vivir con el síndrome de la bella durmiente.
Historias de personas con síndrome de Kleine-Levin
El mundo supo de la británica Helen Waters en 2014. Nació en 1977. De niña, la consideraban lenta y torpe. Por eso, la niña no tenía amigos entre sus compañeros. Incluso las vacaciones de verano las pasaba sola. Los médicos pensaron que se trataba simplemente de pereza, por lo que no la examinaron y no la diagnosticaron.
Helen no se volvió más activa en su juventud. La perseguía constantemente una sensación de fatiga. En 2009 enfermó de gripe. Después del tratamiento, esperaba empezar a trabajar, pero se quedó dormida durante tres semanas y media. Sus padres sólo pudieron despertarla y darle de comer unas pocas veces. Al despertar del todo, todos estaban convencidos de que Helen estaba enferma de algo.
A partir de ese momento empezaron los tediosos viajes a los hospitales. Los médicos, las pruebas y los exámenes no podían decir nada. Al principio pensaron que era depresión. Pero la medicación prescrita no ayudaba. Y sólo después de realizar estudios adicionales, los especialistas pudieron comprender lo que le ocurría a la niña. El diagnóstico, como comprenderán, es el síndrome de la «bella durmiente».
Ahora Helen no puede vivir sin medicación. Si intenta al menos reducir la dosis, el periodo de vigilia se reduce bruscamente. Una consecuencia desagradable del sueño constante es la pérdida parcial de memoria. La chica a veces no reconoce a parientes y amigos en las fotos del álbum familiar.
Conclusión
El síndrome de Kleine-Levin es un trastorno del sueño poco habitual. La mayoría de las veces desaparece tan repentinamente como aparece. Pero a veces, como se ve en el ejemplo anterior, trae al paciente un sufrimiento insoportable, reduciendo significativamente la calidad de su vida. Por desgracia, es imposible prevenir la patología. Pero llevando un estilo de vida saludable, puede mejorar al menos ligeramente su bienestar general.
Fecha de publicación: 3-1-2022
Fecha de actualización: 3-1-2022