La teoría del apego es un razonamiento sobre el estrecho vínculo emocional entre un recién nacido y sus padres. Según los científicos, la solidez de este vínculo depende en gran medida de cómo crezca el niño. ¿Le resultará fácil encontrar su lugar en la sociedad? ¿Será capaz de relacionarse con los demás? ¿Será feliz en la familia? John Bowlby y sus colegas responden a estas preguntas en su teoría.
Tabla
Requisitos previos para el desarrollo de la teoría del apego
El autor de la teoría del apego es John Bowlby, un psicoanalista que dedicó varios años a estudiar los efectos de separar a los bebés de sus padres. Concedió gran importancia a las palabras de Sigmund Freud de que la experiencia infantil primaria desempeña un papel importante en la formación de la personalidad. Y no se trata sólo de la traumatización. Se trata de cómo un niño, de pequeño, será capaz de socializar.
A diferencia de Freud, que comenzó su razonamiento con las desviaciones psíquicas en la edad adulta, Bowlby buscó un vínculo entre el apego en la infancia y el desarrollo de la personalidad en la edad adulta. Según el científico, para un bebé, la madre es una opción para satisfacer una necesidad primaria. Pero también le ayuda a interactuar con el mundo exterior.
Según la hipótesis de Bowlby, a los niños pequeños les es inherente un comportamiento extremo. Se manifiesta cuando intentan evitar la separación física de sus padres. Normalmente, los bebés gritan y lloran. Entonces, el científico creía que estas acciones son mecanismos evolutivos. Se fijan como resultado de la selección natural y ayudan a los bebés a sobrevivir.
Resulta que el apego del bebé a los adultos no es más que una respuesta instintiva a la amenaza de pérdida de ventajas para la supervivencia. Estas ventajas se las da al bebé el cuidador principal. En este caso mamá, papá o cualquier otro adulto que se ocupe de él.
Bowlby realizó una serie de estudios que le llevaron a averiguar cómo los niños separados vuelven a reunirse con sus padres. Identificó 3 tipos de apego:
- Apego seguro. El niño sufre mucho, busca protección y consuelo. Sólo se calma cuando vuelven los padres.
- Apego ansioso-resistente. El niño ha sufrido mucho estrés. Tras el regreso de los padres, intentan «castigarles» por haberse ido.
- Falta de apego. Los bebés no reaccionaron de ninguna manera a la ausencia de sus padres. Tras su regreso, los ignoraban o incluso los evitaban.
Con el tiempo, se añadió a esta lista otro tipo de apego: desorganizado-desorientado. En este caso, es difícil predecir cómo se comportará el niño.
Curiosamente, el tipo de apego desarrollado en la primera infancia afecta a la forma en que un adulto establecerá relaciones.
Historia de la aparición de la teoría del apego
En resumen, todo empezó con la visita de Bowlby a una escuela para niños con mala adaptación. Dos alumnos despertaron su particular interés. Las observaciones que hizo de ellos constituyeron la base de la teoría del apego de Bowlby.
Al principio de su carrera, John sugirió a sus colegas psicoanalistas que adoptaran un enfoque holístico al trabajar con niños, teniendo en cuenta varios factores importantes. Entre ellos, el entorno en el que crece el niño, la familia.
En 1950, Mary Ainsworth entró a trabajar en el departamento de investigación de John Bowlby en una clínica londinense. Analizaba los registros del comportamiento de los niños. Lo que vio la impulsó a realizar sus propias investigaciones. Se trataba del comportamiento de los niños en entornos familiares.
Juntos, Bowlby y Ainsworth estudiaron cientos de teorías diferentes y realizaron docenas de pruebas. Los resultados de su minucioso trabajo: la prueba de la teoría del apego. En su momento, fue el trabajo más completo sobre el tema.
Fases del desarrollo del apego en los niños
Existen 4 fases de apego. Se forman a diferentes edades, desde el nacimiento hasta el final de la infancia.
Nacimiento — 3 meses
Inmediatamente después de nacer, los bebés escuchan con atención las voces humanas y miran atentamente las caras. Los científicos han realizado varios experimentos y han hecho una curiosa observación. Un bebé que ha nacido hace sólo 10 minutos prefiere mirar la cara de alguien antes que un objeto. Con el tiempo, esta característica dará lugar a la aparición de una sonrisa social.
Durante las 3 primeras semanas de vida, los bebés suelen sonreír antes de dormirse. Y lo hacen con los ojos cerrados. Pero estas sonrisas no van dirigidas a las personas. Adquieren socialidad a partir de las tres semanas de vida, cuando el niño sonríe al oír la voz de alguien. E incluso en esta etapa, estas acciones son fugaces.
La sonrisa se vuelve plenamente social a las 5-6 semanas de edad. Los bebés sonríen ampliamente y miran a los ojos a la persona que tienen al lado. Los padres rebosan felicidad en este momento, porque sienten el amor del bebé por ellos mismos, alguna conexión especial.
¡Qué interesante! Hasta los 3 meses, el bebé sonríe a cualquiera, incluso a una cara de papel que apareció en su campo de visión. Lo principal es que era totalmente visible. No habrá tal reacción ante un perfil.
Según John Bowlby, la sonrisa del niño contribuye al desarrollo del apego entre él y el adulto que lo cuida. Este último quiere devolverle la sonrisa, cogerlo en brazos, abrazarlo, jugar con él. Así es como se demuestra cariño.
Simultáneamente a la sonrisa aparece el balbuceo del bebé. Es otro factor social que anima a los padres a estar cerca. Esto incluye también el llanto. De hecho, es una señal de alarma de que los niños están experimentando malestar. Al oír llorar a un bebé, un adulto satisfará inmediatamente su necesidad de comida, calor o afecto.
El apego se establece a través de varios tipos de reflejos:
- Agarre. En cuanto la palma de la mano del niño toca un objeto, lo aprieta instintivamente.
- Reflejo de Moreau. Si el bebé se asusta o pierde repentinamente el apoyo, realiza movimientos similares a los de abrazar, abrazarse a algo. Según Bowlby, estas acciones le ayudaron en el pasado a aferrarse a su madre, que, por ejemplo, podía huir de un animal depredador.
- Buscar y mamar. Facilitan el proceso de amamantamiento.
Cada uno de los reflejos mencionados ayuda al bebé y al adulto a mantener interacciones productivas.
3-6 meses
Según la teoría del apego de Bowlby, algunos de los reflejos, como el de Moreau o el de búsqueda, desaparecen durante este periodo. Las acciones del niño se vuelven selectivas. A los desconocidos, sólo les mira atentamente. A los que conoce, les dedica una sonrisa. Lo mismo ocurre con el balbuceo. Los bebés «hablan» en presencia de las personas que les son familiares.
En algún momento, los niños identifican a 2-3 personas del círculo de conocidos. Reaccionan ante ellas de una manera especial. Sonríen más a menudo, hablan con más ganas. Normalmente, esa persona es mamá. Pero hay otras formas. Tal vez sea el padre o uno de los parientes cercanos.
6 meses — 3 años
A partir de los seis meses, el niño desarrolla un fuerte apego a una persona: la madre. Llora cuando ella se va o simplemente la pierde de vista. Antes, el bebé lloraba si cualquier persona cercana se iba. Ahora se ha vuelto muy selectivo en este asunto.
A la edad de 7-8 meses, los bebés empiezan a tener miedo de los extraños. Se manifiesta con cautela o incluso con llantos fuertes. Estas manifestaciones aumentan durante la enfermedad o la estancia en un entorno desconocido.
A partir de los 8 meses, aproximadamente, cuando el niño empieza a moverse activamente, puede seguir a su madre. Hace todo lo posible por mantener el contacto con ella. Si la madre está a punto de irse, el bebé ajusta sus movimientos para volver a acercarse a ella. Una vez conseguido su objetivo, le pide que le coja en brazos, mostrando así su afecto, el deseo de estar juntos.
A veces los niños, por el contrario, dejan a sus padres. Esto ocurre durante los paseos por el patio. Al principio necesitan el contacto. Pero al cabo de un rato, tras darse cuenta de que la madre no va a ninguna parte, empiezan a explorar activamente el espacio circundante. El bebé sigue la presencia de la madre. A menudo se acerca a ella. Y el resto del tiempo lo pasa jugando a una distancia suficiente.
3 años — el final de la infancia
En esta etapa, los niños son conscientes de su necesidad de estar cerca de mamá y papá. Un bebé de tres años permite de buen grado que le dejen un rato. Es cierto que, al mismo tiempo, conviene explicarles el motivo de la marcha. Así es como se manifiesta el comportamiento de asociación.
Bowlby creía que se sabe poco sobre el apego en la vejez. Pero se desarrolla de todos modos. Para los adolescentes, los objetos de apego son personas que han sustituido en cierta medida a los padres. Para un adulto — una pareja en una relación romántica. Para los ancianos — la generación más joven que cuida de ellos.
¿Qué conclusión se puede sacar? El miedo a la soledad puede considerarse, con razón, el miedo más poderoso de la vida. Quizá suene tonto, absurdo. Pero en la historia hay muchos ejemplos de cómo la presencia de una persona cercana, el afecto ayudó a sobrellevar problemas graves.
El apego como impronta
La impronta es un proceso que ayuda a los animales a hacer frente a los instintos sociales. Para ilustrarlo, tomemos como ejemplo al cachorro de cualquier animal. Al principio, puede seguir cualquier objeto. Pero su número disminuye rápidamente y pronto, cerca del final de la impronta, sólo sigue a su madre. Se deja llevar por el miedo. También impide la formación de nuevos vínculos.
Lo mismo ocurre con los humanos. Sólo que en su caso el proceso se desarrolla más lentamente. Como ya se ha dicho, en las primeras semanas después de nacer, los bebés sonríen, lloran, agarran a la persona que tienen cerca. Así demuestran su apego, el deseo de agarrarse. A medida que crecen, el círculo de esas personas se estrecha. Aparece el miedo a los extraños. Como resultado, queda un objeto que el niño quiere ver cerca constantemente. Así es como se desarrolla la impronta en una persona determinada. Es él quien anima al niño a seguir a su madre.
Tipos de apego
Entre el niño y sus padres (madre) y los adultos se desarrollan varios tipos de apego. Veamos más detenidamente cada uno de ellos.
El niño y sus padres
Se ha dicho antes que un niño muestra 4 tipos de apego a su madre:
- Seguro. Los padres cuidan del bebé, satisfacen todas sus necesidades. Le aceptan tal y como ha nacido, con todas sus ventajas e inconvenientes, carácter, temperamento. No intentan adaptarse a su ritmo de vida, a sus preferencias. Los padres ayudan al niño a explorar el mundo, criticando su comportamiento, pero no a sí mismo. Esto ayuda a establecer relaciones fuertes y de confianza.
- Ansiedad-evitación. Los niños no experimentan ansiedad cuando se les separa de sus padres por cualquier motivo. Sin embargo, sienten ansiedad cuando se les deja solos. Este tipo de niño interactúa con sus padres sólo conversando o jugando. No hay contacto corporal. Esto afecta gravemente a su capacidad de mostrar empatía, de confiar en los demás.
- Dual-resistente. En este caso, el niño no está seguro al 100% del amor de la madre. En un lugar desconocido, es poco probable que explore activamente el entorno o se comunique con extraños. Ya en la edad adulta, estos niños se vuelven inseguros, tímidos y desconfiados.
- Desorganizado y controlado. Una mezcla de los tres tipos de apego anteriores. Los niños se comportan de forma muy incoherente. Es difícil predecir su reacción en cualquier situación.
Si se entiende cómo era el apego en la infancia, se pueden resolver la mayoría de los problemas que surgen en la edad adulta.
La teoría del apego en las relaciones
El apego también se observa en las relaciones adultas. Como en el caso de los niños y los padres, existen 4 tipos:
- Segura. Los miembros de la pareja están satisfechos con la relación, se sienten seguros, no requieren la presencia constante de su persona favorita en sus vidas. En una pareja así hay honestidad, confianza, profunda conexión emocional.
- Apego ansioso-evitativo. Las personas se mantienen distantes de los demás. No necesitan relacionarse con los demás, buscan la independencia y a veces el aislamiento. Este tipo de apego hace que la persona se cierre emocionalmente. Ocurre con más frecuencia en situaciones estresantes.
- Ansioso-resistente. La persona muestra un apego excesivo a la pareja. Y esto a veces repele. Se muestra crítico, regañón, exigente, celoso.
- Apego evitativo. Se manifiesta en la ambivalencia de sentimientos. Una persona siente un profundo afecto por su pareja, pero teme ser herida por ella. Se siente atraído y repelido al mismo tiempo. Construir relaciones fuertes y armoniosas para estas personas es extremadamente difícil.
No considere los tipos de apego anteriores como tipos de personalidad. Muy a menudo se mezclan entre sí. Así, por ejemplo, una persona con apego evitativo a veces puede crear una familia fuerte.
Lecturas recomendadas
La teoría del apego ha despertado el interés de muchos científicos y psicólogos. Como resultado, se han escrito docenas de libros sobre el tema:
- «Terapia de los trastornos del apego de la teoría a la práctica», de Karl Heinz Brisch.
- «El apego en psicoterapia», de David J. Wallin.
- «The New Science of Adult Attachment and How It Can Help You Find and Keep Love», de Amira Levin y Rachel Heller.
Asimismo, Carol Gearhart Mooney ha publicado un libro que incorpora los resultados de las investigaciones de los autores de la teoría, Attachment Theory: An Introduction to Bowlby, Ainsworth, Gerber, Brazelton, Kennel y Klaus».
Conclusión
La teoría del apego de John Bowlby y la crianza de personas felices trata de la interacción entre un bebé y su madre o cualquier otro adulto afectuoso. Se forma en los primeros días tras el nacimiento y afecta al resto de la vida. Por eso, cuando te enfrentes a problemas graves de adulto, recuerda la relación que tuviste con tus padres de niño. Esto te ayudará a entender cómo proceder.
Fecha de publicación: 11-16-2023
Fecha de actualización: 11-16-2023