Características de la adaptación de los niños pequeños al grupo infantil de un jardín de infancia

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Para los niños pequeños es especialmente difícil acostumbrarse a las condiciones de la institución preescolar.

Todavía están demasiado apegados a su madre y tienen miedo de todo lo nuevo y desconocido. Todo bebé que va a la guardería experimenta dificultades de adaptación, es decir, acostumbra su cuerpo a una experiencia vital diferente a la de los primeros años.

Desde los primeros días de vida en casa, se inculcan al niño unas normas especiales: un determinado régimen de sueño y vigilia, actividades, alimentación, relaciones con los demás, prohibiciones, etcétera.

Durante la adaptación a la guardería, el comportamiento y las reacciones del niño cambian: el bebé llora mucho y se pone irritable, come cada vez menos, duerme mal, pierde habilidades ya adquiridas y a menudo enferma. Sin embargo, estos síntomas son una reacción natural a las nuevas condiciones de vida.

La guardería es un espacio desconocido, caras nuevas, jerarquía de relaciones. El proceso de adaptación requiere mucha energía mental y fuerza física. Las características de la habituación dependen de las cualidades individuales y personales del niño.

Para facilitar este proceso, para reducir el impacto de los factores psicotraumáticos, es importante preparar al bebé para los cambios de antemano, y durante todo el período de adaptación para proporcionar asistencia integral y apoyo.

La edad de los niños en ese grupo

Según la ley, se puede dar al bebé en la guardería desde cualquier edad — por ejemplo, incluso desde los 6 meses. Pero en el grupo de la guardería predominan los bebés que ya caminan bien solos, sin apoyo, es decir, a partir de unos 11-12 meses. La edad principal de los niños pequeños en los grupos de guardería es de 1,5-2,5 años.

¿Cómo transcurre el periodo?

La adaptación de los bebés a la guardería pasa por varios periodos caracterizados por la manifestación de ciertas reacciones negativas.

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  1. Fase aguda . En la primera fase se observa la máxima movilización del organismo del niño. El bebé se encuentra constantemente en un estado de excitación y tensión. Está lloroso, nervioso, caprichoso, histérico, tanto dentro de las paredes de la institución educativa preescolar como en casa. Además, es posible observar cambios fisiológicos relacionados con la frecuencia cardiaca o la tensión arterial. En esta fase, aumenta la susceptibilidad a todo tipo de infecciones y virus.
  2. Fase moderadamente aguda . La gravedad de las manifestaciones negativas se reduce notablemente, el bebé se adapta gradualmente a las nuevas condiciones de vida. se observa una disminución de la excitabilidad, nerviosismo, mejora del apetito y del sueño. Sin embargo, en cualquier etapa del curso de esta fase es probable que reanudar las emociones negativas — rabietas, llanto, falta de voluntad para separarse de los padres.
  3. Fase compensada . Se caracteriza por la estabilización del estado mental. El bebé encuentra con éxito formas de interactuar con el tutor y los compañeros, empieza a dominar activamente nuevas habilidades.

La adaptación no puede evitarse: es una reacción natural del organismo al cambio de las condiciones. Algunos niños superan con éxito el estrés en pocas semanas, otros permanecen en tensión emocional durante varios meses.

Dificultades

La adaptación a nuevas condiciones de vida a una edad temprana se complica por las características del desarrollo relacionadas con la edad. Los bebés aún no han desarrollado plenamente la movilidad de los procesos nerviosos: se mueven menos, es difícil distraerles o interesarles por un juguete nuevo.

No todos los niños tienen tiempo de dominar los métodos de interacción verbal, por lo que no siempre perciben correctamente el discurso de un adulto dirigido a ellos. Los bebés no tienen experiencia de interactuar con diferentes personas y puede ser extremadamente difícil calmarlos.

¿Qué esquemas existen?

La práctica ha permitido desarrollar ciertos esquemas para la inclusión de los bebés en el grupo de la guardería. Cada padre debe determinar la opción adecuada, en función de las características personales de su bebé.

Preparación previa

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Muchos padres empiezan a vivir según el régimen de la guardería mucho antes del primer día de estancia en ella:

  • levantarse temprano;
  • menú similar;
  • siesta a la hora de comer
  • introducción a distintas actividades;
  • organizar la interacción con los compañeros (por ejemplo, en el patio de recreo);
  • dejar al niño con otros familiares o amigos íntimos.

La ventaja de este planteamiento es que el niño se acostumbra poco a poco y por adelantado a una realidad alternativa. Comprende que el hogar y mamá, los juguetes familiares, no son las únicas cosas de este mundo. El bebé empieza a mostrar interés cognitivo en un entorno discreto.

Lo negativo de este esquema de adaptación se expresa en la mezcla de conceptos: el bebé no verá la diferencia entre quedarse en casa y en la guardería, si va a vivir en un horario de 24 horas. La descarga psicofísica después de asistir a la guardería también es importante y necesaria.

Régimen de asistencia

Algunos padres prefieren introducir al bebé en un nuevo entorno de forma gradual: ir un par de veces a la semana durante unas horas. Por un lado, el niño se sentirá cómodo, por el otro — habrá capricho, falta de voluntad para cumplir con las reglas, el régimen, cualquier requisito que contradice su propio deseo.

Otros adultos prefieren poner inmediatamente al bebé en la guardería durante todo el día, llevarlo sistemáticamente a la institución preescolar, sin ausencias y ausencias por una buena razón.

Por supuesto, tales acciones acortarán el periodo de adaptación, pero también pueden causar daños irreparables a la salud mental del niño.

Acompañamiento

Algunos padres prefieren quedarse cerca. Así, los bebés, al ver la presencia de un adulto en las inmediaciones, se sienten sin duda más cómodos en su nuevo territorio. Sin embargo, esto no excluye un agravamiento de la situación, cuando la asistencia conjunta a la guardería cese de forma natural.

A la hora de elegir una u otra estrategia de comportamiento, hay que basarse en las características individuales del niño. Si el niño es enérgico y activo, aprende con entusiasmo el mundo que le rodea, tiene experiencia de comunicación con sus iguales, la hiperopedagogía no es necesaria.

Si el bebé se caracteriza por su reticencia, rehúye todo lo nuevo, está excesivamente apegado a la madre, entonces el proceso de adaptación debe abordarse con comprensión y hacer todo lo posible para que el bebé se sienta lo más cómodo y tranquilo posible.

¿Cómo comportarse como un adulto?

Tanto el educador como los padres pueden contribuir a que el proceso de adaptación a la guardería sea favorable. Una asistencia y un apoyo adecuados pueden aliviar el estado psicoemocional del niño.

La principal tarea de los padres es preparar al bebé de antemano para ir a la guardería.

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No se puede poner al niño en un entorno desconocido así como así, sin preparación previa.

  1. Es aconsejable empezar con unas pocas horas y aumentar gradualmente este tiempo después.
  2. Se aconseja a los padres que enseñen al bebé todas las normas de higiene personal en casa. Esto facilitará que el niño se acostumbre a las exigencias del cuidador.
  3. También es aconsejable desarrollar un cierto régimen alimenticio, rechazar los tentempiés y enseñar el uso de los cubiertos. Es importante explicar al niño que es necesario comer toda la ración; de lo contrario, simplemente no tendrá suficiente energía y no podrá explicar el malestar físico experimentado.
  4. Las siestas diurnas son parte integrante de la preparación para la guardería, y tú también tendrás que acostumbrarte. En la guardería los niños duermen porque su tiempo de ocio es dinámico, rico y variado. Si el niño rechaza la siesta diurna en casa, debe responsabilizarse más de la organización del tiempo libre.
  5. La ropa y el calzado deben ser cómodos, prácticos. El bebé no debe tener miedo a mancharla o arrugarla. Los movimientos no deben estar constreñidos y, si es necesario, el niño debe poder servirse por sí mismo: es aconsejable abandonar los complejos cordones, cierres y broches.
  6. Se debe permitir llevar con él en la guardería sólo aquellos juguetes que esté dispuesto a compartir, que no lamenten estropearse o perderse.

No hay que olvidar que el engaño, incluso debido a un cambio repentino de circunstancias, puede ser una verdad muy dura para el niño, hacer tambalear su confianza en los padres y socavar todos sus esfuerzos por adaptarse con éxito al jardín de infancia.

El cuidador también desempeña un papel importante en el proceso de adaptación del niño. La calidad de la interacción con el niño y los padres influye en el desarrollo y la rapidez del proceso.

Para que el proceso de adaptación sea indoloro, el cuidador debe, en primer lugar, establecer contacto con los padres y acordar que traigan a sus hijos a intervalos de 10 minutos. Esto permitirá conocer a cada niño y encontrar un lenguaje común con él, para facilitar el proceso de separación de los padres.

Es importante establecer una relación de confianza con los niños para que se sientan seguros:

  • mostrar afecto, amabilidad, interés;
  • ofrecer ayuda;
  • sonreír más a menudo
  • contacto táctil;
  • participación en juegos de grupo;
  • preguntar por el estado de ánimo y el bienestar.

El interior de la habitación debe ser acogedor: objetos decorativos, rincones para la intimidad, alfombra limpia y suave, variedad de juguetes.

Signos de habituación satisfactoria

El éxito de la adaptación puede juzgarse por el comportamiento y el bienestar del niño. Los bebés dejan de ponerse enfermos, se niegan a comer, duermen bien, interactúan activamente con sus compañeros, piden ayuda al tutor abiertamente y sin timidez.

Errores de padres y cuidadores

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El principal error que cometen los padres al pasar al preescolar es intentar influir en el niño sin prestar atención a la evidente demostración de reacciones negativas.

Muchos niños son llevados al jardín literalmente a la fuerza: llorando e histéricos. Tales circunstancias llegan a ser psicotraumatizantes para el niño.

La mayoría de los padres están muy cargados de trabajo, pero esto no es motivo para desinteresarse, no comunicarse con el niño de camino a casa, no preguntarle por el día que ha pasado en el jardín.

Los bebés quieren y necesitan

  1. compartir emociones;
  2. experimentar;
  3. obtener la aprobación de los demás.

El profesor debe encontrar un enfoque individual para cada niño, porque más adelante el profesor se convierte para los niños en una segunda madre, un adulto significativo al que siempre se puede acudir en busca de ayuda.

Si algún niño se muestra distante y sin iniciativa durante todo el día, es importante prestarle una atención especial. Una tarea fundamental de cualquier educador es vigilar incansablemente el comportamiento, el estado de ánimo y el bienestar de cada niño.

Una actitud negligente hacia su salud física o mental puede provocar el desarrollo de trastornos graves.

¿Es necesario tener una guardería?

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Cada padre tiene derecho a decidir por sí mismo cuándo llevar al niño a la guardería y si hacerlo o no en principio.

La adaptación temprana es mucho más difícil, no entender la gravedad de lo que está sucediendo puede conducir a todo tipo de consecuencias negativas.

Por otro lado, la asistencia temprana en el jardín de infantes, en estricto cumplimiento de todas las recomendaciones, ayudará a facilitar la transición a la escuela, para convertirse en un niño más independiente. En el jardín de infancia creado todas las condiciones para el desarrollo integral de pleno derecho, indicadores similares de los cuales es difícil de lograr en casa.

Los niños pequeños, naturalmente, causan ansiedad especial entre los padres, por lo que muchos de ellos simplemente se niegan a asistir a las escuelas infantiles con el fin de preservar su bienestar mental.

Si al menos uno de los padres tiene la oportunidad de prestar atención al niño en cas a-organizar actividades de ocio útiles, impartir habilidades de autocuidado, participar en la formación y la educación, proporcionar condiciones para la interacción entre el bebé y sus compañeros-, el rechazo de la escuela infantil puede estar justificado.

En todos los demás casos, asistir a la guardería es una experiencia útil y vital que todo niño necesita.

Conclusión

El proceso de adaptación a una edad temprana es siempre doloroso tanto para los niños como para los padres. Los adultos pueden facilitar la habituación, acelerar el periodo de adaptación a las nuevas condiciones y prevenir el desarrollo de procesos patológicos.

Siguiendo ciertas recomendaciones, y conociendo las características individuales del niño, es posible crear un entorno favorable en el que el bebé se sienta cómodo.

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Fecha de actualización: 11-16-2023