Cuatro crisis en la mujer por años: cómo reconocerlas y superarlas

Crisis de edad — un período de inflexión, de transición, estado inestable. Se caracteriza por un fuerte estrés psicoemocional.

Surge al darse cuenta de la necesidad de cambios en la estructura de la personalidad, transformación de las relaciones con el mundo que le rodea.

Durante las fases de crisis, la mujer siente que no puede seguir siendo la misma. Se da cuenta de que es imposible seguir funcionando con categorías de plantilla, utilizar patrones típicos de pensamiento y comportamiento.

Tipos

Los científicos presentan distintas variantes de descripción, sistematización y cronología de los puntos de inflexión en la vida de las mujeres.

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El esquema estándar presenta las siguientes crisis de edad:

  1. Entrada en la edad adulta temprana. Esta crisis tiene lugar entre los 16 y los 22 años.
  2. Transición a la edad adulta media. El punto de inflexión se observa en torno a los 30 años.
  3. Realización de la «mitad» de la vida. En la mayoría de los casos se sitúa en el intervalo de 40 a 45 años.
  4. El estatus de persona mayor. El periodo crítico llega después de los 60 años.

Diferencias con la infancia

Los puntos de inflexión en la vida de las mujeres adultas presentan una serie de diferencias con respecto a las crisis que se producen en la infancia. Las diferencias se explican por la peculiaridad, la velocidad de los procesos mentales en una persona madura:

  • las crisis en las mujeres adultas ocurren con menos frecuencia que en la infancia y la adolescencia;
  • el momento de su desarrollo no está estrictamente ligado a la edad biológica;
  • el inicio de la etapa «revolucionaria» es bien comprendido por la persona, lo que permite un trabajo específico sobre sí misma.

Las crisis en la edad adulta, a diferencia de los momentos de transición de los niños, conllevan un mayor riesgo de fallos en la salud mental con el consiguiente deterioro del estado físico.

La salida analfabeta de la situación está cargada de la comisión de errores irreparables, por ejemplo, el despido de un puesto de prestigio o la ruptura de la unión matrimonial.

Causas de aparición

Las causas de las crisis difieren de una mujer a otra. Se distinguen los principales grupos de factores:

  • fisiológico;
  • emocional;
  • social;
  • psicológicos;
  • cognitivas.

Fisiológico

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Los cambios en el estado hormonal, que se producen regularmente en las mujeres, causan o exacerban los problemas psicoemocionales.

Las subidas de los niveles de estrógeno y progesterona interfieren en la calidad del sueño, provocan cambios de humor, reducen el potencial energético.

Los cambios hormonales provocan ansiedad, miedos, angustia. En este contexto, el apetito cambia, el peso aumenta o disminuye. Síntomas físicos, desventaja psicoemocional: el terreno abonado para la aparición de crisis.

Emocional

Con la edad, una persona se enfrenta a un gran número de acontecimientos de choque, traumas vividos, pérdidas experimentadas . La muerte de parientes, el divorcio o la separación de la pareja, la violencia física, sexual, moral, el síndrome del nido vacío, los conflictos en la familia, el estrés crónico en el trabajo dejan una grave huella en el alma.

La mujer se cuestiona la verdad de sus creencias personales, de sus convicciones. Duda de la corrección de su propio comportamiento, de las decisiones tomadas.

Social

Una sociedad obsesionada con la juventud no siempre trata el proceso natural de envejecimiento de forma favorable y con tacto. Muchas mujeres sienten pánico ante el temor de perder su atractivo exterior y enfrentarse a un declive de su fuerza interior. Sienten la presión de la sociedad para mantenerse activas y enérgicas.

A menudo, los sentimientos y el comportamiento de una persona en crisis se consideran inaceptables en la sociedad. Por ello, la mujer se siente alienada de la sociedad, lo que aumenta el estrés.

Psicológico

El principal provocador de la crisis es la frustración. Este estado se caracteriza por dos fenómenos: una fuerte motivación para lograr el objetivo y barreras reales o imaginarias que impiden la solución del problema.

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Tales barreras son factores

  • Físicos (por ejemplo, encarcelamiento);
  • fisiológicos (enfermedad)
  • emocionales (miedo a la soledad)
  • culturales (normas sociales).

La percepción de una barrera como un límite infranqueable provoca una crisis.

Cognitiva

Una causa típica de las crisis es el pensamiento no constructivo, la incapacidad de realizar un trabajo interior completo y adecuado para recuperarse de la tragedia. Las crisis se producen cuando la mujer ignora el drama o niega el hecho desagradable.

La postura «no ha ocurrido nada terrible» forma una ilusión disfuncional de bienestar. La crisis se desarrolla si la mujer no adopta una actitud sobria ante lo que ocurre, no acepta lo que ha pasado, no se adapta a las nuevas exigencias.

La esencia del fenómeno

La menstruación acompaña al representante del sexo débil a lo largo de toda su vida.

El primer periodo

Marca la ruptura con las raíces paternas, la transición a la edad adulta temprana. Una chica de 16 a 22 años se considera independiente, adulta. Intenta demostrar su independencia, su competencia ante sí misma y ante el resto del mundo.

En este intervalo continúa la búsqueda de sí misma, se refuerza la individualidad. Se produce la elección de un compañero de vida, la creación del propio hogar. La persona se da cuenta de sus propias aptitudes, habilidades, adquiere conocimientos y competencias profesionales.

Los padres dejan de estar detrás de la espalda, comienza una vida verdaderamente independiente. Es el momento de la responsabilidad personal por los resultados de los estudios, el empleo, el cumplimiento de los requisitos profesionales y la seguridad financiera.

Al crear una familia, la joven tiene responsabilidades en la gestión del hogar, la educación de los hijos. La chica reconoce la necesidad de tomar las decisiones correctas, la construcción competente de un plan de vida.

Segundo

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Llega a los años de máxima eficiencia, la mayor actividad en las esferas personal, profesional y social.

La mujer se preocupa por la correspondencia entre lo deseado y la situación existente.

La constatación de la contradicción entre los sueños y la realidad obliga a la persona a corregir el plan de acción, a cambiar las formas de alcanzar el objetivo, a formar una estructura de vida racional.

A los treinta años, una mujer evalúa objetivamente su propia experiencia, se deshace de las ilusiones, mira con más sobriedad hacia el futuro. Las preferencias de un hombre de treinta años cambian. A menudo da prioridad a la estabilidad.

Algunas mujeres a esta edad empiezan rápidamente a hacer carrera, una vez comprendida la vocación. Otras rechazan el crecimiento profesional y dedican más tiempo a los miembros de la familia. Otras amplían los lazos sociales, el círculo de aficiones con la esperanza de encontrar el «sentido de la vida», un caso que ocupe la mente, satisfaga el alma.

Tercera

Se produce al darse cuenta de que se ha superado el ecuador del camino vital. Se produce una discordancia en la perspectiva: cambios de actitud ante lo que antes parecía significativo.

En esta etapa de la vida, la mujer experimenta agudamente la pérdida de la juventud. Anticipa una vejez poco atractiva, seguida de una muerte irreparable. La apariencia pierde la frescura y el atractivo de la juventud. Es el momento de la primera «batalla» con la vejez.

Algunas se lanzan a aventuras amorosas, rompiendo la relación con sus maridos. Otras se sumergen en el trabajo, sin encontrar otras fuentes de confirmación de su propia importancia. Otras emprenden acciones arriesgadas, por ejemplo, empiezan a practicar deportes extremos.

La cuarta

Asociada al cese de la actividad profesional activa. Una mujer se jubila y no sabe a qué dedicar su tiempo libre. El aburrimiento se intensifica por la falta de necesidad de ocuparse de los hijos que se han independizado.

El deterioro de la salud y la falta de energía aumentan la desventaja psicológica. La mujer se da cuenta de que el siglo está llegando a su fin y no le interesa vivir una existencia anodina. Se siente no deseada, puede hundirse en la depresión.

Manifestaciones

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Los periodos críticos se manifiestan con síntomas psicoemocionales, cognitivos y conductuales.

Los principales signos son:

  • malestar,
  • fijación en la experiencia,
  • pensamiento obsesivo sobre un tema concreto.

Por ejemplo, los conflictos laborales se repiten constantemente en la cabeza, no permiten pasar a socializar con los compañeros.

En una crisis, uno de los fenómenos psicoemocionales dominantes pasa a primer plano:

  • el estado depresivo;
  • sentimientos destructivos;
  • sentimientos de soledad;
  • mala adaptación.

Reacción depresiva

Una mujer en crisis pierde el interés por actividades que antes le entusiasmaban. Se irrita con el régimen rutinario habitual. Siente la necesidad de cambiar.

La mujer está deprimida. Se siente abatida sin ningún motivo real. Siente que le falta energía para hacer cosas corrientes.

Sentimientos destructivos

La mujer se siente invadida por el nerviosismo, la ira, el resentimiento, el odio. Demuestra terquedad, envidia, por lo que las relaciones con personas cercanas se resienten.

La mujer se mete con las palabras, las acciones de sus parientes. Le molestan cosas a las que antes no daba importancia. Piensa que los que la rodean actúan por despecho.

Soledad

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La mujer se siente poco querida, innecesaria, percibe el mundo con pesimismo. La visión del mundo cambia, se forma una coloración sombría de lo que ocurre.

El nivel de optimismo desciende, lo que conduce a pronósticos sombríos. La mujer percibe las pequeñas dificultades como duros golpes del destino.

Está convencida de que tiene que luchar sola contra las dificultades. Cree que quienes la rodean la han abandonado. Cree que es imposible contrarrestar los acontecimientos.

Desorganización

La mujer se comporta de forma precipitada, incoherente. Aparecen síntomas corporales, por ejemplo, crisis de ansiedad, reacciones de pánico. Algunas personas «caen en la enfermedad», convenciéndose de la presencia de una enfermedad grave.

El estado mental afecta negativamente a la fisiología . Surgen trastornos del sueño. Una mujer sufre insomnio persistente. Tiene sueños con una trama aterradora. Se siente destrozada tras despertarse.

En una crisis, a menudo se pierde el apetito. Una alimentación inadecuada y desequilibrada aumenta la debilidad. Un acompañante típico de las crisis es un dolor de cabeza debilitante que imposibilita la realización plena de las tareas.

En una crisis, se analizan las experiencias pasadas y la situación actual. La persona empieza a resumir los resultados, evaluando el camino recorrido y estableciendo perspectivas realistas. Esto requiere disposición a la autocrítica, claridad y lucidez de juicio. En presencia de una acentuación depresiva del carácter, se resume un balance vital negativo.

Consecuencias

La duración, la agudeza y las consecuencias de las crisis varían en función de:

  1. Rasgos de personalidad individuales.
  2. Rasgos caracterológicos dominantes.
  3. Estilo de respuesta a los factores estresantes.
  4. Condiciones sociales y materiales.
  5. Peculiaridades de la educación en la familia.

Las crisis de edad son naturales y legítimas. Sin embargo, tienen dos efectos opuestos.

Por un lado, actúan como estímulo para el crecimiento y el desarrollo personal. La mujer aprende de los errores del pasado y tiene la oportunidad de transformar su vida. Como resultado del trabajo realizado sobre sí misma, surge una posición vital más realista, que le permite encontrar la armonía en su mundo interior y una forma estable y constructiva de relación con los demás.

Por otro lado, las situaciones de crisis se asocian al riesgo de cometer errores irreparables, inadaptación social, estados depresivos con tendencias suicidas.

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Tal amenaza es grande en las personas con acentuación distímica del carácter, que se caracteriza por:

  • aumento de la ansiedad,
  • sensibilidad a las situaciones desagradables,
  • catastrofización,
  • expectativa de tragedia en el futuro.

Las mujeres necesitan una atención especial de sus familiares, ayuda psicológica en el período de experimentar períodos de inestabilidad psico-emocional. El principal paso para prevenir las consecuencias negativas es abandonar la percepción de la crisis como un callejón sin salida, que hace que seguir existiendo carezca de sentido.

Consejos y prácticas para superar las crisis por edades

Lo que aconsejan los psicólogos:

  1. Reconozca el problema. Sea sincero consigo mismo si se siente deprimido, temeroso o ansioso. No puedes superar lo que niegas.
  2. Reflexiona sobre ti mismo. Profundiza en tu experiencia para ver qué es lo importante. Piensa en qué estás malgastando tu tiempo y tu energía, qué hechos te están funcionando.
  3. Averigua quiénes son tus vampiros energéticos, qué te está chupando la energía. Reconstruye relaciones, deshazte de personas tóxicas, encuentra nuevos amigos y aficiones.
  4. Deshazte de la culpa. No se enfade por los errores. Sea indulgente consigo mismo.
  5. Lleve un diario de gratitud. Anote sus propios logros. Repase las notas para ver qué aspectos debe mejorar .
  6. Haga de la salud física y mental una prioridad. Acuda a un médico competente para entender qué emociones son normales y cuáles actúan como señal de trastornos.
  7. Comuníquese . Es importante saber que no eres la única que atraviesa una crisis. Hablar con otras mujeres sirve de apoyo y da energía. Las mujeres que han pasado antes por esta etapa compartirán ideas o consejos que darán sentido a la vida.
  8. Desata el lado creativo de tu naturaleza . Muchas mujeres ignoran los impulsos creativos por falta de tiempo o por creer que carecen de talento. Utilizar la creatividad es una forma valiosa de restablecer la armonía interior.
  9. La meditación de atención plena es una gran opción para volver a conectar con su yo interior y obtener nuevas ideas. Se ha demostrado que la meditación reduce los síntomas de ansiedad y depresión, mejora la atención y la concentración, aumenta la autoconciencia y favorece una mejor salud física.
  10. Haga cambios sensatos . Reconsidere qué mantener y qué eliminar de su vida. Una crisis es una oportunidad, por ejemplo, para dejar amistades poco saludables o seguir la carrera de sus sueños.
  11. Establezca límites personales saludables. Es hora de empezar a tomar decisiones basadas en tus propias necesidades, no en los deseos de los demás. Esto es difícil porque muchas mujeres empiezan a sentirse culpables, culpándose a sí mismas por ser egoístas. Deja de pelearte contigo misma y presta más atención a tus propios intereses.
  12. Practica la gratitud . Cada mañana, dedica dos minutos a escribir tres cosas por las que te sientas agradecido. Pueden ser cosas cotidianas, como una hermosa puesta de sol o una pareja cariñosa. Dile a un ser querido cuánto le aprecias. Incluya un acto de bondad al azar cada día. Ofrézcase como voluntario en organizaciones que defiendan sus valores. Elogie a su pareja cuando esté guapa. Da las gracias por las pequeñas cosas que los que te rodean hacen por ti.
  13. Gestione su tiempo libre. Recuerda que el uso excesivo de las redes sociales puede provocar depresión, ansiedad, envidia y sentimientos de desesperanza e inutilidad. Además, es una pérdida de tiempo. Acostúmbrate a leer libros. Llame a un amigo o familiar con el que lleva tiempo queriendo ponerse en contacto.
  14. Aumente la interacción social . Es la clave de una vida feliz y sana. Rodéese de personas que le apoyen y le inspiren, que compartan aficiones e intereses comunes. Reanude las relaciones con viejos amigos. Participe en actividades sociales que le despierten interés, donde conocerá a personas afines.
  15. Replantea lo que significa envejecer. En lugar de lamentarte por lo que nunca hiciste o por lo que has perdido, piensa en este momento como una oportunidad para asumir nuevos retos, para ver la vida de otra manera. Por ejemplo, si se jubila, tendrá tiempo y libertad para viajar.
  16. Disfrute del movimiento . El ejercicio regular aumenta la energía y el estado de ánimo, y refuerza su capacidad para cuidar de su propia salud y bienestar.

¿Cómo no actuar?

En las crisis vitales, es importante mantener la calma, ser paciente y actuar con reflexión.

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Al comienzo de la etapa «revolucionaria», no ceda a los impulsos:

  • romper instantáneamente las relaciones personales;
  • tener una aventura amorosa;
  • dejar tu trabajo y embarcarte en un proyecto aventurero;
  • cambiar instantáneamente de campo de actividad;
  • hacer cambios drásticos de aspecto que parezcan ridículos;
  • intentar restablecer el equilibrio mental uniéndose a una secta;
  • vender propiedades y donar los beneficios a organizaciones religiosas;
  • ahogar el sufrimiento con alcohol, drogas;
  • aislarse de la sociedad, pasar tiempo a solas;
  • torturarse con esfuerzos físicos desmesurados;
  • renunciar a las aficiones, a los animales domésticos.

En tiempos de crisis, se recomienda no realizar ninguna acción significativa. En esos momentos, una persona necesita tiempo para evaluar y analizar experiencias pasadas y desarrollar estrategias para el futuro.

Conclusión

Las crisis de la edad en las mujeres son naturales y legítimas. Se producen bajo la influencia combinada de factores causales y provocadores.

Las manifestaciones de las crisis son diversas, pero los síntomas principales son malestar grave, lucha interna, intentos de hacer cambios. Para salir de la crisis sin consecuencias negativas, es necesario mantener la sobriedad, la claridad de espíritu.

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Fecha de actualización: 11-16-2023