Por desgracia, es imposible protegerse totalmente del estrés. Cada día la gente tiene que enfrentarse a problemas en diferentes esferas de la vida. Y siempre dejan su huella en la psique.
En algún momento no resiste, y una persona cae en la depresión. Así es como aparece el trastorno ansioso-depresivo. ¿Qué tiene de extraordinario? ¿Hasta qué punto es peligrosa esta afección?
Tabla
¿En qué consiste?
El trastorno ansioso-depresivo es un conjunto de neurosis, formado por trastornos generalizados, de pánico y sociales, así como por diversas fobias.
Según las investigaciones, es más frecuente que otros trastornos mentales. Una de cada cinco personas ha experimentado alguna manifestación del mismo.
En la actualidad, el trastorno ansioso-depresivo se considera sólo un diagnóstico provisional. Por lo tanto, no se incluye en las clasificaciones más comunes. Sin embargo, los expertos tienen previsto incluirlo en la CIE-10 como categoría diagnóstica independiente.
La característica principal del trastorno ansioso-depresivo, como su nombre indica, es la ansiedad y la depresión. Ninguno de los dos estados se distingue ni se caracteriza por una intensidad especial, lo que complica notablemente el diagnóstico.
Cabe destacar que las mujeres se enfrentan al trastorno con mayor frecuencia, ya que se caracterizan por un cambio en el fondo hormonal en relación con determinados periodos de la vida (menstruación, menopausia, etc.). No obstante, los expertos identifican una serie de factores que provocan el desarrollo de la enfermedad tanto en hombres como en mujeres.
Causas y grupos de riesgo
En la mayoría de los casos, el trastorno ansioso-depresivo es una complicación de neurosis olvidadas. Pero hay otras razones para su desarrollo:
- Situaciones estresantes frecuentes, experiencias fuertes.
- Características de la personalidad de una persona. Se trata, por ejemplo, de la sensibilidad a las críticas y los comentarios, etc.
- Automedicación y, como consecuencia, uso inadecuado de ciertos tipos de medicamentos, incluidos los antidepresivos.
- Predisposición hereditaria.
- Esfuerzo físico excesivo.
- Alimentación inadecuada. Falta de aminoácidos.
- Trauma psicológico, por ejemplo, la pérdida de alguien cercano, el despido, una fuerte disputa.
- La presencia de malos hábitos: fumar, beber grandes cantidades de alcohol o drogas.
- Tratamiento prolongado de una enfermedad grave.
- Crisis de edad. Ocurre en adolescentes, ancianos o personas de mediana edad.
Los factores enumerados agotan en gran medida el sistema nervioso. Y si no los eliminas, el trastorno ansioso-depresivo no se hará esperar.
Tipos
En su desarrollo, la enfermedad pasa por 3 etapas. Entre ellas difieren, por supuesto, en sintomatología y gravedad.
Ansiedad generalizada
Una persona siente ansiedad sin motivo aparente. Se manifiesta no sólo con mal humor, sino también con malestar físico.
Aparecen problemas en el trabajo del tracto gastrointestinal, insomnio, alteración de la coordinación de movimientos, fatiga excesiva y disminución de la eficacia.
Esta etapa se considera leve, por lo que no suele ser difícil eliminarla.
Mixto
Entre los síntomas, cabe destacar los siguientes:
- Lagrimeo,
- estado de ánimo depresivo,
- problemas para dormir,
- irritabilidad y baja autoestima.
Pueden aparecer de forma aislada o todos a la vez. Pueden durar semanas o incluso meses. El trastorno mixto ansioso-depresivo es la fase intermedia de la enfermedad.
Mixto ansioso-fóbico.
Es la fase más grave. Se manifiesta con la aparición de diversos miedos. Una persona tiene miedo a las alturas, las serpientes, las arañas, la oscuridad, etc. Experimenta emociones desagradables incluso en casos en los que el factor aterrador no supone ninguna amenaza. El mayor peligro son los pensamientos suicidas.
Síntomas y signos
El trastorno ansioso-depresivo se caracteriza por una ansiedad infundada. Surge simplemente sin motivo, no a causa de ninguna situación particular o estrés.
No se expresa vagamente, sino que va acompañada de síntomas somáticos, entre ellos
- latidos cardíacos irregulares,
- escalofríos,
- dificultad para respirar,
- sudoración excesiva,
- mareos, etc.
Según el Manual diagnóstico de los trastornos mentales, el trastorno ansioso-depresivo se considera crónico o recurrente.
Se caracteriza por una disminución del estado de ánimo durante un mes o más y la aparición de al menos cuatro síntomas de la lista:
- Incapacidad para concentrarse y centrar la atención.
- Insomnio o, por el contrario, somnolencia excesiva durante el día, sueño agitado, que hace que la persona se sienta cansada nada más despertarse.
- Debilidad, falta de vitalidad.
- Nerviosismo.
- Inquietud.
- Deseo constante de llorar.
- Sensación de peligro aunque no lo haya.
- Expectativa de algo desagradable, malo.
- Visión pesimista del futuro.
- Baja autoestima, inseguridad y dudas.
- Autocrítica, autocrítica excesiva.
Todos estos síntomas complican considerablemente la vida social y personal, así como la actividad profesional.
Cabe señalar que los signos característicos del trastorno ansioso-depresivo rara vez se manifiestan. Lo más frecuente es que la enfermedad se exprese en el deterioro del bienestar general.
Así, hay taquicardia, ansiedad, acompañada de una sensación de falta de aire, problemas con la digestión, etc. Por ello, es extremadamente difícil hacer un diagnóstico correcto. Por ello, muchos pacientes acuden a especialistas para el tratamiento de patologías somáticas.
Diferencias en la sintomatología de mujeres y hombres
Las mujeres experimentan frecuentes cambios de humor, histeria, ansiedad por sí mismas y por sus seres queridos, y escalofríos. También experimentan trastornos gastrointestinales y sensación de nudo en la garganta.
En los hombres, el trastorno ansioso-depresivo se manifiesta con tensión general, premonición de algo malo, insomnio, agresividad desmotivada y fatiga excesiva. Suelen replegarse sobre sí mismos, intentando sobrevivir solos a un periodo difícil.
En niños y adolescentes
El trastorno ansioso-depresivo puede desarrollarse a cualquier edad.
En niños y adolescentes, tiene las siguientes manifestaciones:
- fobias, por ejemplo, miedo a los extraños, a los lugares concurridos, a la oscuridad;
- pensamientos y actos obsesivos, que acaban convirtiéndose en un trastorno obsesivo-compulsivo;
- ataques de pánico;
- intentos de autolesionarse;
- pensamientos de muerte;
- hiperactividad;
- insomnio;
- dolor abdominal;
- falta de apetito;
- agresividad;
- comportamiento antisocial.
Los síntomas pueden empeorar cuando un niño o joven tiene que adaptarse a un nuevo entorno. Es el caso de las mudanzas o los traslados a otros centros escolares.
TDR con ataques de pánico
Los ataques de pánico son ataques inesperados de miedo, ansiedad. De hecho, es una consecuencia natural del estado de aumento de la ansiedad. La psique, que ha estado en tensión durante mucho tiempo, en algún momento simplemente no puede soportar, y comienza el pánico.
Un ataque suele ir acompañado de síntomas como:
- Mareos.
- Palpitaciones.
- Sudoración excesiva.
- Ahogo, nudo en la garganta, dificultad para inhalar y exhalar.
- Dolor en la zona del pecho.
- Náuseas.
- Malestar estomacal.
- Miedo a la muerte.
- Miedo a volverse loco o hacer algo estúpido, como saltar desde la azotea de un edificio alto.
Los síntomas mencionados desaparecen al cabo de unos 10 minutos. Pero un ataque de pánico en general traumatiza la psique. La persona tiene miedo de que vuelva a repetirse, por lo que la ansiedad aumenta aún más.
Resulta un círculo vicioso: el trastorno ansioso-depresivo provoca ataques de pánico, y éstos, a su vez, agravan la depresión.
Peligro para la persona
Ignorar los síntomas y la falta de tratamiento tiene consecuencias muy desagradables. Los ataques de pánico se prolongan y alcanzan una hora, se desarrolla la sociofobia, así como enfermedades del corazón y de los vasos sanguíneos.
El trastorno ansioso-depresivo conduce al deterioro de las relaciones en la familia y en el trabajo. La persona ya no obtiene alegría de vivir, no tiene incentivos para seguir adelante, para desarrollarse. En casos especialmente graves, acaba en suicidio.
Diagnóstico
Como ya se ha mencionado, es difícil diagnosticar el trastorno ansioso-depresivo debido a la debilidad de sus síntomas principales.
Por ello, los especialistas utilizan pruebas especiales para hacer un diagnóstico:
- Escala de Zung;
- el cuestionario de Beck;
- la escala de Hamilton;
- escala de Montgomery-Aisberg.
El médico evalúa estos indicadores:
- Hay síntomas tanto de depresión como de ansiedad. Se combinan con manifestaciones somáticas del trastorno.
- El estado empeora durante al menos un mes.
- El paciente reacciona de forma aguda al estrés.
- Todo lo que experimenta la persona no guarda relación alguna con la salud física.
Para excluir enfermedades de los órganos internos, se prescribe un diagnóstico de laboratorio, que incluye un análisis general de sangre y orina, bioquímico y para hormonas.
Si es necesario, procedimientos como:
- ECG,
- ULTRASONIDO,
- radiografías,
- EEG,
- resonancia magnética y tomografía computarizada, etc.
¿Cómo tratar la depresión ansiosa?
El plan de tratamiento lo determina el médico sólo después de examinar a la persona. Para obtener ayuda vale la pena recurrir a un psicólogo, psicoterapeuta o incluso a un psiquiatra. Todo depende del grado de gravedad de los síntomas y del estado general. Es imposible hacer frente al trastorno ansioso-depresivo por uno mismo. Y hay varias razones para ello.
En primer lugar, es poco probable que una persona pueda diagnosticarse a sí misma. Como ya se ha dicho, la enfermedad se manifiesta más en síntomas somáticos que psicológicos. En segundo lugar, le resultará difícil identificar la causa y, por tanto, elaborar correctamente un plan de acción.
Métodos de lucha
El tratamiento del trastorno ansioso-depresivo es complejo. Incluye la toma de medicamentos, psicoterapia y fisioterapia.
Los medicamentos sólo los prescribe un médico y según las indicaciones. La automedicación es peligrosa.
La principal tarea de la farmacoterapia es reducir la ansiedad, eliminar los miedos, normalizar el sueño. También ayuda a hacer frente a los ataques de pánico y a ajustar el sistema nervioso, deshacerse de síntomas somáticos como taquicardia, picos de tensión arterial, sudoración excesiva, etc.
El esquema de tratamiento se selecciona individualmente para cada paciente. De fisioterapia más a menudo prescrito masaje y electromassage, así como electrosleep. Procedimientos promover la relajación, ayudar a aliviar la tensión y deshacerse de insomnio.
Acerca de la psicoterapia debe decirse por separado. Es bastante eficaz. El mayor éxito se consigue en las primeras fases del trastorno ansioso-depresivo. Como en el caso de los medicamentos, el esquema de tratamiento se selecciona por separado para cada paciente.
Existen muchas técnicas psicoterapéuticas, pero las más utilizadas son éstas:
- Terapia cognitivo-conductual. Le enseña a gestionar sus pensamientos y acciones.
- Terapia Gestalt. Aumenta la conciencia del paciente, le anima a responsabilizarse de su vida.
- Hipnosis. Sumergiendo al paciente en un estado de concentración y sugestionabilidad, el especialista le ayuda a descubrir y trabajar problemas personales ocultos en lo más profundo del subconsciente.
- Autotraining. Implica trabajar con la psique mediante la autolesión.
También en el trastorno ansioso-depresivo se muestra la psicoterapia familiar, en la que el especialista trabaja con el paciente y sus familiares.
Consejos de un psicólogo
Para lograr un resultado duradero, merece la pena prestar atención a una serie de sencillos consejos.
En combinación con la medicación, la psicoterapia y la fisioterapia, ayudarán a vencer la enfermedad en el menor tiempo posible:
- Es necesario recordar lo que antes daba alegría y placer. Si es posible, hay que dedicar al menos un poco de tiempo a esta actividad.
- Procure dormir bien. Si es posible, acuéstese y levántese a la misma hora.
- Aumente la actividad física. Por supuesto, puede suscribirse a un gimnasio. O simplemente puede salir a pasear al aire libre más a menudo.
- Escuche atentamente sus pensamientos negativos. Es necesario concretarlos, averiguando qué causó exactamente su aparición.
- Deshágase del hábito de pensar constantemente en malos acontecimientos del pasado.
Los psicólogos también recomiendan empezar un diario. En él puedes describir tus experiencias. Esto ayudará a comprender su naturaleza, así como a encontrar formas de eliminarlas.
Predicciones para la recuperación
Es posible deshacerse por completo del trastorno ansioso-depresivo. Pero sólo si el paciente sigue estrictamente todas las prescripciones del médico. De lo contrario, tanto la ansiedad como la depresión se volverán crónicas.
Preguntas frecuentes
P: ¿Qué debo hacer si sospecho que padezco un trastorno ansioso-depresivo?
R: Si es posible, debe acudir al médico de inmediato, ya que el trastorno no desaparecerá, sino que progresará con el tiempo.
P: ¿Tengo que ir al hospital?
R: No todo el mundo necesita hospitalización. Sólo está indicada para aquellos pacientes que sufren ideas suicidas o han intentado suicidarse. Estas personas sólo necesitan ser supervisadas en todo momento.
P: ¿Es hereditaria la enfermedad?
R: Si alguno de los familiares padeció un trastorno ansioso-depresivo, aumenta el riesgo de desarrollarlo.
P: ¿Este tipo de depresión se da en niños?
R: Sí, ocurre. Especialmente durante las crisis de la edad.
P: ¿Es posible limitarse a tomar una medicación?
R: El tratamiento debe ser necesariamente complejo e incluir no sólo medicación, sino también psicoterapia.
Prevención
Lo principal es aprender a reaccionar de otro modo ante las situaciones estresantes:
- cuidar una alimentación nutritiva;
- abandonar los malos hábitos, en particular fumar y beber alcohol
- aprender técnicas de relajación;
- encuentre actividades que le resulten agradables;
- rodearse de gente que le ayude a ser mejor persona.
También se recomienda trabajar con la mente para deshacerse de las actitudes negativas. Un psicólogo puede ayudarle.
Vídeo sobre el tema del artículo
Sobre el trastorno ansioso-depresivo hablará el vídeo:
Conclusión
El trastorno ansioso-depresivo puede desarrollarse tanto en niños como en adultos. Su principal peligro reside en su vaga sintomatología.
A menudo las personas ni siquiera adivinan a qué se enfrentan . Intentan tratar los síntomas, sin prestar la debida atención a la raíz del problema.
Por eso, a la menor sospecha de depresión no hay que dudar en consultar a un médico.
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Fecha de publicación: 11-16-2023
Fecha de actualización: 11-16-2023