Cómo gestionar eficazmente un equipo

Estilo de gestión de equipos

Un estilo erróneo de gestión de equipos afecta a la comunicación del directivo con los empleados y al trabajo de la empresa. Una interacción bien construida es un camino directo hacia la prosperidad. Pero no todo es tan sencillo como parece. Mantener la moral es una tarea difícil. ¿Cómo hacerle frente?

Aspectos importantes de la gestión de equipos

Para gestionar un equipo, es necesario poseer una serie de habilidades. También conviene recordar las peculiaridades de este proceso. Hay varias:

  1. A menudo, los empleados no encuentran el equilibrio entre sus intereses personales y laborales. Es importante que el directivo vea y no cruce la línea que separa estas esferas.
  2. El proceso de trabajo requiere una supervisión incesante. La mayoría de las veces se trata de empleados asalariados. No son copropietarios de la empresa, por lo que trabajan a medias, no al 100%.
  3. Los empleados del equipo requieren un enfoque especial. En vista de ello, es imposible utilizar plantillas en la gestión. Es necesario encontrar un lenguaje común con cada uno de ellos.
  4. Es poco probable que el equipo cumpla una tarea con un 100% de precisión de la forma en que el directivo quiere que se haga. Por lo tanto, las tareas deben ser claras.
  5. La gente de fuera debe ver el respeto y la protección que muestra el jefe hacia sus subordinados. No vale la pena llevar al público la solución de los problemas, las observaciones. Se resuelven dentro del colectivo.
  6. El jefe no necesita explicar sus decisiones a sus subordinados y justificarse. Si se diera esta situación, es mejor trasladar la conversación a cómo afrontan estos últimos sus obligaciones.
  7. Los subordinados no son amigos ni familiares. Ocupan un peldaño inferior en la escala profesional. No conviene tener esto en cuenta.
  8. En el trabajo se dan muchas situaciones diferentes. A veces, el jefe puede comportarse de forma inadecuada o grosera. Si esto ha ocurrido, no tiene por qué disculparse ni tratar de justificarse.
  9. No se debe participar en la difusión de chismes o en la ruptura de la unidad. Tales intentos por parte de cualquiera de los compañeros deben detenerse inmediatamente.
  10. Si los subordinados lo han hecho bien, hay que elogiarlos.

El directivo no debe tratar a los subordinados como esclavos. Los empleados deben mostrar respeto y obedecer en cuestiones de trabajo.

Llamar la atención del empleado

La gestión de un equipo empieza por captar la atención. Hay varias formas de hacerlo. La secretaria, las redes locales, la comunicación telefónica e Internet acudirán al rescate. Una persona debe darse cuenta de que ha sido llamada por el manager. Es necesario posponer todos sus asuntos para pasar a la conversación.

En el proceso de la conversación, el supervisor debe mostrarse comedido, tranquilo. El emocionalismo no es necesario aquí. Sólo será necesario en la comunicación cara a cara. Si se utiliza un enlace intermedio en forma de secretaria, las emociones deben posponerse para más adelante.

Demostración de poder

Demostración de autoridad

Este método de gestión se caracteriza por su eficacia. Recuerda a los empleados la necesidad de cumplir la ética empresarial, así como la subordinación.

Es difícil que los directivos recién ascendidos a un puesto de autoridad se comporten con dignidad. Alardean de su esencia, juegan con sus músculos. Sin embargo, esto es un error, porque en cada equipo a lo largo de los años de existencia se han formado sus propias reglas y costumbres tácitas. Y para establecer el trabajo de la empresa, es necesario familiarizarse, encontrar un lenguaje común con cada empleado individual.

Demostrar poder puede ser de varias maneras:

  • cambiando el timbre de voz;
  • expresando ciertas emociones;
  • gesticulando.

El ejemplo de la visita de un empleado al despacho de un jefe es un buen ejemplo de cómo ocurre esto. En una habitación así suele haber mucho mobiliario, incluido un gran escritorio y una silla para el jefe. Esto por sí solo demuestra su superioridad.

Al invitar al subordinado a pasar y sentarse, el jefe expresa algunas emociones. Sobre ellas se puede entender de qué humor está, en qué tono irá la conversación. El comportamiento también contará la misma historia. Afecta a cada empleado de forma diferente.

Formular correctamente el problema

Esta es otra forma de gestionar el equipo. Las tareas que se le plantean deben expresarse de forma clara y nítida. No es necesario alargar la explicación durante varias horas. Es mejor hacerla breve y concisa. Esto simplificará y acortará la tarea.

Las tareas deben expresarse en un tono tranquilo y profesional. No hay que presionar al equipo con emociones. La excepción es cuando el trabajo debe hacerse rápidamente. Aquí se recomienda subir un poco el tono y hacer que su voz sea dramática.

Establecer la tarea correcta

Establecimiento de tareas

Cada empleado debe conocer sus funciones. Esta es la clave de una cooperación mutuamente beneficiosa y del éxito. También debe comprender las exigencias del jefe. Para ello, es necesario formular claramente los objetivos y expresar las formas de alcanzarlos.

El supervisor establece dos tipos de tareas para el equipo:

  1. con un plazo
  2. sin fecha de vencimiento.

Los trabajadores pueden hacer frente a los primeros sin muchos problemas. Son conscientes de que tardarán cierto tiempo en completarse e intentan cumplirlo. Con el segundo tipo de tareas tendrán que trabajar hasta completarlas. A veces incluso exigen que se repasen.

El directivo debe ser preciso sobre la tarea en sí y el plazo para completarla.

Probabilidad de error

El jefe de la empresa siempre ve la situación desde arriba. Sabe cómo alcanzar los objetivos fijados para las personas y los errores que pueden cometer. Siempre es mejor informar a los empleados sobre ellos. Debe hacerse con calma. No hay que hablar del bajo rendimiento, sino de las causas externas que lo dificultan.

Este enfoque de la gestión y resolución de problemas tiene dos ventajas. En primer lugar, se optimiza el flujo de trabajo. El equipo está preparado para las dificultades. En segundo lugar, el comportamiento del directivo demuestra confianza.

Motivación y posibles consecuencias

Cuando se establece una tarea para el equipo, es necesario exponer claramente los beneficios de su solución y las consecuencias de su incumplimiento. En este caso, las primeras deben asociarse a emociones positivas, y las segundas a la decepción y la tristeza.

Recuerde que cada empleado requiere un enfoque individual. A unos les influye la buena motivación y a otros la mala.

Una conversación con el equipo siempre debe terminar con una buena nota. Puedes elogiar a los empleados mencionando aquellos rasgos profesionales que les ayudarán a alcanzar sus objetivos. Esto les inspirará y motivará para dar lo mejor de sí mismos. Se puede decir que la motivación adecuada es la clave del éxito.

Comunicación empresarial del directivo

Comunicación empresarial

Gestionar un equipo supone una gran responsabilidad para el directivo. No sólo tiene que controlar el trabajo de la empresa, sino también hacer peticiones, castigar faltas, despedir. ¿Cómo hacerlo?

Cómo castigar correctamente

La psicología de gestión supone que el jefe sabe cómo mantener conversaciones tan delicadas con sus subordinados. Para ello, tiene en cuenta una serie de principios:

  1. No se puede castigar o censurar si no se confirma la falta.
  2. El bajo rendimiento laboral no siempre es culpa de una sola persona. Hay que averiguar quién encargó la tarea, quién suministró los materiales, quién controló el proceso. A menudo, el empleado no tuvo la oportunidad de hacerlo todo como debía.
  3. Es importante que un directivo sea capaz de admitir cuando se equivoca.
  4. Hablar de la infracción debe hacerse en privado. La crítica pública no es aceptable.
  5. El empresario debe explicar claramente al trabajador de qué es culpable. Debe aportar hechos y pruebas. Es importante escuchar atentamente la explicación. Al final, se puede elogiar a la persona, dándole confianza para que lo haga bien la próxima vez.

El jefe debe explicar claramente al empleado de qué es culpable. Deben aportarse hechos y pruebas, y la explicación debe escucharse con atención. Al final, se puede elogiar a la persona, dándole confianza en que la próxima vez todo saldrá bien.

El castigo debe ser adecuado a la gravedad de la falta. Debe ser igual para todos los miembros del equipo, independientemente de su cargo.

Principales tareas de la gestión de personal en una organización

  1. Averiguar qué necesidades tienen los empleados.
  2. Ayudar a los recién llegados a integrarse en el equipo.
  3. Seleccionar a los empleados de forma competente.
  4. Fomentar la progresión profesional.
  5. Motivar adecuadamente.
  6. Enseñar a gestionar malentendidos y conflictos.

Los responsables de RRHH también ayudan a los empleados a desarrollarse. Tanto personal como profesionalmente.

Principios de una gestión eficaz

En términos generales, un directivo evalúa la situación, fija objetivos, determina los medios para alcanzarlos y controla el proceso. Para dirigir un equipo, debe ser organizado y decente. También necesita capacidad para resolver problemas en todas las fases del trabajo.

Los empleados necesitan diligencia, iniciativa, honradez y ambición. No está de más esforzarse por ascender en la carrera profesional.

Los estilos más eficaces de dirección de equipos

Para dirigir a los subordinados puede haber varias formas:

  1. De equipo. El líder se comunica con el equipo en un tono ordenado. No sólo controla todas sus acciones, sino que establece límites estrictos de comportamiento e impone sanciones por insubordinación.
  2. Autoritario. Los empleados comprenden la estrategia de desarrollo de la empresa, ven las perspectivas para la empresa y para ellos mismos. La dirección es estricta, pero justa. El directivo es un ejemplo. Este método tiene un inconveniente: sin confianza en el jefe, la interacción dentro del equipo es imposible. Los empleados cumplen las tareas, pero sin entusiasmo.
  3. Asociación. Se trata de una relación armoniosa entre el jefe y los subordinados. El ambiente es benévolo. Pero los empleados no buscan mejorar el proceso de trabajo. Por lo tanto, es mejor comunicarse a nivel de socios sólo cuando se resuelven conflictos.
  4. Democrática. El nombre habla por sí solo. Las acciones de gestión están encaminadas a mantener el entendimiento. No hay gestión en el sentido directo de la palabra. Todo el mundo trabaja para lograr un único objetivo. Por un lado, estas relaciones son una ventaja indudable. Por otro, es una gran desventaja. Los subordinados necesitan un control constante. Sus acciones tendrán que ser dirigidas y corregidas constantemente.
  5. Marcar el ritmo. ¿Cómo dirigir al equipo en el trabajo, utilizando este estilo de comportamiento? Dando ejemplo. El jefe muestra con qué acciones se puede alcanzar el éxito. Mirándole a él, los empleados también trabajarán al máximo. Este principio de gestión no es adecuado para empresas en las que terceras personas interfieren en el proceso de trabajo.
  6. Coaching. Según los libros sobre psicología de la gestión de equipos, los empleados necesitan un desarrollo constante. Gracias a él, se establecerán relaciones sanas en la empresa y los objetivos se alcanzarán más rápidamente. Este estilo es ineficaz si los empleados no tienen deseos de trabajar sobre sí mismos.

¿Cuál de los principios y estilos de gestión de equipos descritos es mejor? Es difícil responder de forma inequívoca. Todo depende de las cualidades personales de cada empleado. Quizás, para una mayor eficacia, haya que combinar los estilos.

Métodos de gestión de equipos

Formas de influir en el equipo

Las formas de influir en el colectivo son de tres tipos:

  • Administrativas;
  • económicas;
  • socio-psicológicas.

Las primeras animan a los empleados a ser disciplinados, a recordar su deber profesional, a seguir las normas establecidas. Las segundas implican recompensas materiales por el buen trabajo. Los terceros forman relaciones sanas dentro del equipo.

Estos métodos de gestión han demostrado su eficacia desde hace tiempo. Junto a ellos, se utilizan cada vez más otros nuevos:

  1. El método de los informes trimestrales. El propio empleado elige el método para resolver las tareas que se le asignan. Tiene que respetar los plazos, hacer informes e informar a la dirección del trabajo realizado.
  2. La planificación estructurada. Es el reparto de responsabilidades entre varios departamentos. Cada uno de ellos se dirige hacia un objetivo común.
  3. Gestión situacional. Se utiliza en la fase de resolución de problemas.
  4. Análisis funcional de costes. En este tipo de gestión, los expertos asumen las funciones del directivo. Evalúan la coherencia del trabajo del equipo, eliminan los eslabones innecesarios.

El método de las reuniones creativas está bien probado. El jefe, junto con expertos, discute el trabajo del equipo, eligiendo los mejores métodos de gestión. Aquí no se trata de un alarde de poder. El objetivo de la conversación es motivar a los empleados, animarles a trabajar de forma aún más fructífera que antes.

Conclusión

Gestionar un equipo es un trabajo que requiere cuidado y flexibilidad. Es importante que los subordinados recuerden la subordinación y mantengan un entendimiento mutuo entre ellos. El directivo debe establecer las tareas adecuadas y motivar para que se cumplan.

Fecha de actualización: 11-16-2023