La disforia es algo familiar para los habitantes de las grandes ciudades, que sufren exceso de trabajo y estrés. El estado de ánimo de una persona cambia constantemente, pero a veces la irritación se convierte en un trastorno mental. Esta condición indica al individuo que su cuerpo está en peligro y que su sistema nervioso es propenso a funcionar mal.
La psiquiatría considera este fenómeno como ataques repentinos de ira o añoranza, así como insatisfacción con las personas del entorno. Hay tendencia a la agresividad, por lo que es importante contactar a tiempo con los especialistas. Las dificultades de comunicación, los pensamientos intrusivos y el malestar conducen inevitablemente a una disminución de la calidad de vida.
Qué es la disforia
La disforia ya era conocida por los antiguos griegos, que la describían en sus obras. Hace muchos siglos, los médicos equiparaban el malestar emocional con el sufrimiento mental. Hoy en día, el síndrome neuropsiquiátrico denota un estado de irritación pronunciada, pero físicamente una persona puede estar sana.
La disforia en psicología es un episodio espontáneo de descontento que se acumula a medida que las emociones negativas consumen la mente de una persona. Los psicólogos observan que dicho episodio termina inesperadamente cuando el individuo pasa a otros acontecimientos. El fenómeno no se considera una enfermedad independiente, pero debe tratarse.
Un ataque de disforia puede durar desde dos horas hasta varias semanas. No es raro que las personas cometan actos imprudentes, intenten suicidarse o agredan a otras.
La disforia acompaña a enfermedades como los trastornos orgánicos, las psicopatías y el alcoholismo crónico. Las personas que sufren enfermedades mentales son propensas a cometer actos ilegales. Les resulta difícil adaptarse en sociedad y encontrar comprensión incluso con sus familiares.
Causas
Hasta ahora, los psiquiatras discuten sobre qué es la disforia y cómo encontrar la causa de su aparición. Los síntomas del trastorno se asocian a enfermedades como la epilepsia, el reumatismo o el ictus. Los cambios de humor también son típicos de trastornos sexuales, síndrome de dolor crónico.
Las alteraciones hormonales, el embarazo o la falta de actividad sexual en la edad adulta también han demostrado ser causas de episodios disfóricos. En grado leve, los episodios se manifiestan durante la ingesta de medicamentos hormonales. El trastorno se agrava por la incapacidad para adaptarse a la situación. La demencia senil también hace referencia a las causas del fenómeno descrito.
Los orígenes de la disforia y la depresión son diferentes. Así, en el primer caso, prevalece en una persona un estado de ánimo depresivo, y en el segundo — una sensación de anhelo. El trastorno disfórico puede combinarse con un síndrome depresivo, como se observa con los acontecimientos traumáticos. También los hábitos nocivos contribuyen al desarrollo de la peculiaridad.
En una persona sana, la disforia se produce como consecuencia de un cambio de clima, dificultades en el trabajo o sobresaltos en la vida personal. Un papel importante en el desarrollo del estado lo desempeña el insomnio, que contribuye a la acumulación de fatiga.
Curiosamente, la psicología ha estudiado repetidamente las peculiaridades del sistema nervioso en las mujeres. El aumento de la excitabilidad y la tendencia a los cambios de humor están determinados genéticamente. La mitad femenina de la población reacciona más fuertemente al exceso de trabajo, y además el cuerpo está sometido a una reestructuración hormonal.
Síntomas
Los síntomas de la disforia implican un fuerte deterioro del estado de ánimo. Lo más frecuente es que la afección se manifieste bajo la influencia de acontecimientos, menos a menudo ocurre sin causas aparentes. La psicología indica los siguientes signos de episodios disfóricos:
- insatisfacción pronunciada;
- insistencia excesiva;
- irritabilidad.
Al perder el control sobre sí misma, la persona es incapaz de concentrar la atención. Las experiencias le impiden responder a las preguntas y percibir adecuadamente la situación. El trastorno disfórico afecta negativamente al sistema nervioso, lo que significa que desaparece el interés por las actividades habituales, la tensión arterial fluctúa, la calidad del sueño se deteriora.
En casos graves, la disforia lleva a la persona a la apatía, los celos y la ira. Es posible que aparezcan arrebatos de ira, gritos de palabras duras e insultos. Al cabo de un tiempo, el individuo es incapaz de recordar acciones desagradables. Es interesante que en algunas personas la disforia sea una reacción vívida a una situación crítica, por lo que deben tenerse en cuenta sus características personales.
Tipos de disforia
Los especialistas señalan los tipos de trastornos más comunes:
- disforia alcohólica
- trastorno premenstrual;
- aversión al género.
La psicología ha descrito en repetidas ocasiones el doloroso estado de una persona con dependencia del alcohol. En la actualidad, también es frecuente la disforia derivada del consumo de sustancias estupefacientes. En las mujeres, el estado de ánimo se deteriora bruscamente poco antes de la menstruación, lo que indica fatiga crónica y problemas en el organismo. La disforia corporal o el rechazo del propio género conducen a una mala salud mental y el individuo necesita tratamiento inmediato.
La disforia postcoital, que se produce después del coito, es menos frecuente. El individuo siente aversión por su propio cuerpo u odia a su pareja. En este caso no se requiere un tratamiento especial, basta con visitar a un psicólogo y tratar los pensamientos perturbadores.
La disforia epiléptica no es en psiquiatría más que un síntoma de la enfermedad subyacente. Cuando las crisis se controlan con la ayuda de medicamentos, los cambios de humor dejan de molestar al paciente.
Tratamiento de la disforia
Desgraciadamente, con un trastorno de la personalidad, es difícil hacer frente a los problemas actuales por uno mismo. Si una persona no está demasiado preocupada por la disforia, no se prescribe ningún tratamiento. Basta con consultar a un especialista, y también ayudar a reducir la tensión con ejercicios de respiración, yoga, pensamiento positivo.
Si los ataques duran más de unos días, es aconsejable prescribir terapia farmacológica. Pueden prescribirse tranquilizantes, sedantes y antidepresivos. Además, se prescriben visitas a especialistas acompañantes para el tratamiento de enfermedades crónicas. La disforia corporal se corrige no sólo con medicación, a veces está indicada la cirugía de reasignación de sexo.
La disforia premenstrual implica la prescripción de sedantes y analgésicos. En casos graves, la persona es ingresada en un hospital, donde recibe atención médica cualificada. De gran importancia en el éxito de la cura es la psicoterapia, cuyo objetivo es aumentar la autoestima del pupilo.
Y también este método de corrección del comportamiento reduce el nivel de agresividad, ayuda a vencer el estrés y a desarrollar un pensamiento positivo. Un psicoterapeuta experimentado es capaz de devolver al paciente una percepción adecuada de sí mismo y de sus seres queridos.
Conclusión
Los profesionales deberían hablar más sobre qué es la disforia. Si los síntomas se producen con frecuencia, es necesario consultar a un psicólogo para encontrar la causa del problema y aprender a tratar los cambios de humor. El cuidado oportuno de la salud mental es la clave de unas relaciones felices, así como de la realización con éxito en el ámbito profesional.
Los trastornos del sueño, la disforia epiléptica pueden dañar el cuerpo humano, mientras que las personas que sufren rechazo de género necesitan ayuda urgente. Muchos de ellos no padecen enfermedades mentales, de ahí la importancia de los conocimientos especializados.
Fecha de publicación: 11-16-2023
Fecha de actualización: 11-16-2023