Scrooge: pensamientos, sentimientos, comportamiento de un avaro. Se caracteriza por un apego excesivo al dinero, es una forma extrema de avaricia.
Definición literaria de «avaricia» — un deseo obsesivo, una necesidad irresistible de ahorrar dinero y otros recursos materiales.
Un avaro es una persona para la que la idea de gastar las finanzas es inaceptable. Le resulta psicológicamente difícil gastar dinero. Renuncia voluntariamente a comodidades y necesidades elementales para acumular capital.
La sociedad no aprueba los escrúpulos. Una persona recibe un trato negativo si se convierte en esclavo de la codicia por las posesiones mundanas, se olvida de agradecer la ayuda a los demás, es incapaz de gastar recursos para ayudar a los necesitados. Considera los signos, las causas y los métodos para librarse de los escrúpulos.
Tabla
Qué son los escrúpulos — signos
Escrúpulos — una cualidad estable de la personalidad. La tacañería excesiva se manifiesta en ambos sexos. Los estudios han demostrado que fuera de la escala de la tacañería es más común en hombres que en mujeres . Los científicos explican este fenómeno por el hecho de que el sexo fuerte se considera el proveedor, el sostén de la familia, el principal contribuyente y gestor del presupuesto familiar.
Las mujeres se caracterizan por la amabilidad, la ternura, el cuidado y la emotividad. Porque la naturaleza femenina se caracteriza por el deseo de ayudar y facilitar la vida de los seres queridos.
A título informativo Siempre hay excepciones. Por ejemplo, para muchas señoras en la vejez es típica la frugalidad patológica en detrimento de su propio bienestar. Algunas ancianas acumulan montañas de trastos en casa, sin querer desprenderse de cosas innecesarias, rotas y viejas.
Rasgos típicos que ayudarán a reconocer a un tacaño:
- La cita ideal para un tacaño es en casa de su pareja. Necesita un lugar de encuentro donde ver una película y tomar un té sin incurrir en gastos. Demostrará una imaginación vigorosa para no pagar una entrada de cine, ni comprar café en una cafetería.
- Cuando un cónyuge, un hijo o un padre le pide dinero para sus gastos personales, encontrará buenos argumentos para negarse. Un tacaño se negará por muy lleno que esté el monedero.
- Incluso con la amenaza de deterioro y ruptura de las relaciones con los amigos, nunca aceptará correr con los gastos personales. Ot no irá a un evento si se le exige hacer una contribución.
- No es propio de personas tacañas hacer compras impulsivas. Compra los comestibles siguiendo una lista, eligiendo el artículo al precio más barato. Espera pacientemente promociones, descuentos, rebajas. No tiene en cuenta la calidad de los productos, se fija únicamente en el coste.
- Para él todo es barato: la ropa, los zapatos, la vivienda. Prefiere ahorrar dinero a gastarlo para parecer atractivo, para vivir con comodidad.
- Nunca utilizará un taxi, pues está convencido de que es una pérdida de dinero. No le importa llegar tarde o viajar en un autobús atestado de gente. Lo más importante para un tacaño es no pagar de más. Si se le presenta la oportunidad, irá andando a su destino.
- Un tacaño patológico prefiere dar largos paseos como opción de ocio. No va a hacer turismo de pago. Insiste en que la mejor manera de relajarse es ver la naturaleza local, en lugar de comprar un viaje a un sanatorio o ir a un balneario.
- Un avaro nunca hace regalos a sus seres queridos. No mantiene a sus hermanos y hermanas. Nunca asiste a funerales ni bodas. Insiste en que no le sobra dinero para los gastos familiares. Por regla general, los parientes se quejan y se resienten, pero con el tiempo se convencen de la inutilidad de sus exigencias.
- El avaro no da cambio a los niños de la calle, a los huérfanos. Afirma que no son indigentes y que el Estado se ocupa de ellos. El avaro nunca participa en proyectos caritativos, pues está seguro de que es tirar el dinero.
- Sólo paga las deudas bajo la amenaza de multas, penas de cárcel. La gente de su entorno teme prestarle dinero. Por regla general, debe a cada amigo o pariente una cantidad determinada. Al avaro le gusta decir: «Tú pagas, yo devuelvo». Luego se olvida de esta obligación.
- En su bolsillo no hay suelto. Está atento a cada rublo. Cuenta todos los billetes y kopeks. No deja cambio, no da propina.
El hábito de los tacaños es el uso gratuito de bienes y servicios. Suelen aprovechar todas las ofertas, se llevan todo lo que les regalan.
Consumen, hacen acopio, acumulan cosas innecesarias, superfluas, porque no tienen que pagar por ellas.
No hay mayor alegría para el avaro patológico que la comida gratis, las cosas dadas gratuitamente, independientemente de su posición social, del tamaño de su capital. Todo lo que se da gratis es valioso .
¡Importante! Debido a su visión pervertida, los avaros son extremadamente egoístas. Piensan en el bien personal, les importa poco lo que quieren los demás. No tienen vergüenza ni remordimiento. No les atormenta la culpa que sufren sus parientes por su tacañería. Los Scrooges creen sinceramente que hacen absolutamente lo correcto. En sus mentes hay una línea borrosa entre la frugalidad razonable y el sufrimiento mental.
Los acaparadores tienden a comportarse de forma paradójica. Por ejemplo, compran un coche, pero no lo utilizan para ahorrar en aparcamiento, ni para pagar la gasolina, ni para incurrir en gastos de mantenimiento. Para ellos, un coche es una forma de invertir para ahorrar dinero contra la inflación.
Características de los escrúpulos, otros nombres
El avaro es el mismo avaro, pero con una sed fuera de lo común por preservar los recursos materiales e inmateriales. Estos ahorradores de dinero están tan preocupados por la posibilidad de reducción de capital que descuidan el cuidado básico de sí mismos.
Un tacaño, como un avaro, es reacio a gastar por miedo a perder su riqueza. A menudo, su forma de adorar el dinero cumple los criterios de un trastorno mental: el acaparamiento compulsivo. Los acaparadores, avaros y tacaños creen que la clave de la felicidad y de la resolución de problemas es tener más dinero.
Otras etiquetas similares para la tacañería patológica son tacañería, avaricia, avaricia y avaricia. Los acaparadores, tacaños, avaros y tacaños se caracterizan por:
- dificultad para tirar las cosas, aunque no se necesiten;
- abarrotar el espacio vital con cosas que no se utilizan;
- la sensación de perder parte de sí mismos al regalar otro objeto;
- apego emocional a las posesiones;
- sensación de seguridad al preservar el capital;
- La percepción de ser irresponsable en el gasto.
A diferencia de las personas ahorradoras, los tacaños no entienden la diferencia entre racionalidad, beneficio económico y limitaciones de gasto . Una persona ahorradora hace adquisiciones con sensatez, pero no es proclive a privarse de lo necesario. Un tacaño considera razonable reducir los gastos al máximo, incluso hasta el punto de restringir la comida.
Existe una diferencia entre codicia, avaricia y avaricia. El sujeto codicioso se caracteriza por un deseo indomable de aumentar la riqueza. Se caracteriza por una necesidad desmesurada de poseer y consumir. Una persona codiciosa busca aumentar el capital por cualquier medio. Sin embargo, la codicia y la avaricia se distinguen por el deseo de crecimiento, y la avaricia es una necesidad patológica de mantener la constancia, de excluir los gastos.
Causas principales
No se ha identificado una causa inequívoca de la avaricia patológica. Sin embargo, desde los primeros tiempos del psicoanálisis freudiano, la crianza defectuosa se ha considerado un factor importante en el desarrollo de la parsimonia. Las investigaciones actuales confirman la importancia de las primeras experiencias vitales.
Los psicólogos señalan que el desarrollo sano de la personalidad depende en gran medida de dos variables importantes: la calidez de los padres y la respuesta fiel a las necesidades del niño.
Cuando estas cualidades están presentes, el bebé se siente seguro y apreciado. Por el contrario, a menudo los avaros son criados por padres egoístas, tacaños en elogios y atención.
A menudo, el futuro avaro estaba emocionalmente contenido, sobreprotegido o excesivamente controlado por los adultos.
En el pasado, muchos avaros fueron castigados por sus padres por cada infracción de las normas, por significativa que fuera, y rara vez recompensados.
Como resultado, el niño tenía miedo de expresar experiencias, de hablar de necesidades, deseos . Desarrolló síntomas de austeridad anormal como estrategia de evitación del castigo.
Es propio de la naturaleza humana sentir un ligero dolor al desprenderse del dinero, sobre todo si el gasto priva de la comodidad habitual. Crecer en una familia así, en la que hay miedo al futuro, moldea el temor del niño a perder el capital ganado, percibido como un colchón de seguridad.
La base de los escrúpulos es el amor al dinero y a las cosas. Los billetes en sus manos dan sensación de seguridad. A los gorrones les encanta tocar, contar, sostener billetes. Son actos rituales para sentirse seguros frente a los problemas, para escapar del miedo.
Viven en otra dimensión temporal. Se caracterizan por el consumo diferido, el uso de las cosas. Algo sabroso se guarda para un día mejor, un vestido nuevo sólo se puede poner en una fecha lejana, indeterminada, incierta en el futuro. El aplazamiento da a los tacaños una sensación de confianza en que es posible conservar una cosa, poseerla siempre.
La falta de consumo conduce al acaparamiento. Los acaparadores son los mayores acumuladores del mundo. No pueden tirar nada a la basura porque el objeto puede serles útil en un futuro lejano e incierto.
La necesidad de dinero está en el centro de la acción. Tener billetes en la cartera, una cuenta bancaria da al avaro la oportunidad de sumar, de ahorrar más, aumentando el «no» abstracto al gasto. Viven en constante ansiedad, anticipando la pobreza y la necesidad. La base de la ansiedad es la inseguridad, la falta de deseo de adquirir nuevos conocimientos y habilidades que garanticen la competitividad, les ayuden a encontrar formas sanas de aumentar el capital.
Métodos de afrontamiento
No existe una receta mágica para librarse de la tacañería. Es especialmente difícil luchar contra la tacañería en la vejez, cuando el hábito de ahorrar dinero se convierte en un signo de trastorno mental.
Por lo tanto, se recomienda identificar la tacañería patológica a una edad temprana. Es necesario trabajar constantemente en la eliminación de esta cualidad, animando a la persona a dar, intercambiar, compartir.
Si el sujeto sufre de tacañería, hay que identificar la causa y eliminarla . Cuando la base de la tacañería es la baja autoestima, la falta de confianza en las propias capacidades, hay que esforzarse por el desarrollo y el crecimiento personal. Una persona necesita elogiarse a sí misma por cada logro, prestar atención a su propio éxito. No hay que fijarse en los errores. Los errores deben considerarse una nueva experiencia.
Si el fundamento es el miedo a la pobreza futura, hay que reconocer que nada es permanente en este mundo. Una persona puede ser millonaria hoy, pero mañana se verá obligada a trabajar como jornalero por una miseria. Por mucho que se ahorre, siempre existe el riesgo de quiebra, robo o pérdida de fondos en un incendio.
Es necesario recordar que el principal valor es la salud. Un sujeto que padezca enfermedades crónicas no se salvará del dolor por el crujir de los billetes. Es importante invertir en la propia salud: comer alimentos frescos y sanos, descansar bien y someterse a exámenes médicos a tiempo.
El avaro debe darse cuenta de que la vida ofrece muchas opciones de placer. La alegría de comunicarse con los niños, invertir en su desarrollo, simpatía y apoyo material hace que la percepción de la realidad sea más completa. Los viajes, los pasatiempos fascinantes, la participación en eventos sociales salvan del aburrimiento, del abatimiento, que surgen en el avaro a causa de limitaciones conscientes.
Consecuencias en la vida
El alma, llena de codicia, avaricia, egoísmo, se ve privada de un estado mental estable y tranquilo. El avaro no tiene recursos para prevenir, resistir el sufrimiento mental y emocional.
Los cascarrabias están en constante tensión nerviosa, sufren miedos y ansiedades.
La tacañería conduce a la desintegración familiar, al disgusto del cónyuge, los hijos, los padres. Una persona mentalmente sana nunca querrá vivir y comunicarse con un tacaño, de quien es una tontería esperar cariño, atención, generosidad. Un tacaño no tiene amigos leales, pocos compañeros, porque a nadie le agrada darse cuenta de que le utilizan constantemente, descaradamente.
A las personas tacañas se les suele diagnosticar un trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad. Las personas con este trastorno suelen tener dificultades para relajarse, ya que su pensamiento y su comportamiento se centran en la necesidad de proteger sus pertenencias. A menudo, los tacaños recurren a acciones rituales: contar billetes, clasificarlos por números, colocarlos en un orden determinado. Este hábito les quita mucho tiempo y no les permite hacer cosas importantes.
Un rasgo típico de los tacaños con trastorno obsesivo-compulsivo es la tendencia a comprobar dos veces. Como se ven a sí mismos como guardianes del tesoro, se encargan de garantizar la seguridad del capital. No pueden realizar acciones fuera de casa porque les asaltan las dudas sobre si la puerta está cerrada con siete cerrojos, si las cajas de seguridad están cerradas. Esto es agotador, hace que el sujeto sea disfuncional.
La consecuencia del acaparamiento en la vejez es la falta de un entorno doméstico normal.
Las personas mayores, propensas al acaparamiento, desordenan tanto sus casas que no pueden acceder fácilmente a los objetos necesarios. Los pisos de estas personas están sucios y son insalubres. Para ellos es impensable limpiar, deshacerse de cosas innecesarias. Debido a la falta de orden básico, surgen graves problemas de salud.
¿Hay algún beneficio?
Algunas personas avaras prosperan en el aspecto material gracias a la privación voluntaria y la abstinencia. Al negarse a lo necesario, a la abnegación de bienes, adquieren un gran respeto por su persona de «voluntad fuerte», capaz de evitar el gasto. Estas personas viven en un mundo de ilusiones, lejos de la auténtica realidad. Se sienten cómodos en una trampa de dinero, aislándose de la sociedad, disfrutando de la sociedad con sus propios bienes materiales.
Sin embargo, el déficit de contactos humanos normales al cabo de un tiempo conduce a trastornos emocionales, cognitivos. Los gorrones degeneran, a menudo se convierten en pacientes de clínicas psiquiátricas.
Conclusión
La tacañería patológic a-la tacañería- es valorada negativamente por la sociedad y es perjudicial para la persona. Una causa frecuente de la tacañería son las condiciones desfavorables de crecimiento. Eliminar la tacañería patológica sólo puede identificar y neutralizar la causa.
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Fecha de publicación: 11-16-2023
Fecha de actualización: 11-16-2023