La crisis del primer año de vida es una etapa integral en el desarrollo de cada niño. Se divide los períodos de la infancia y la primera infancia, proporciona una transición de una etapa de desarrollo a otro.
Su aparición y duración dependen de las características individuales de la psicología, pero en principio es imposible evitar la crisis.
El niño empieza a sentirse independiente de su madre, por lo que se esfuerza por autoafirmarse: muestra terquedad, perseverancia. La esencia de la crisis del primer año de vida — la formación de nuevas formaciones o formas, formas de interactuar con el mundo.
Tabla
Nuevas formaciones de cambio
La crisis del primer año de vida está asociada a un aumento de las capacidades del niño, a la aparición de nuevas necesidades.
Este tiempo es necesario para la formación de nuevas formaciones — rasgos mentales o sociales, cambios que determinan no sólo la conciencia del niño, sino también su actitud hacia la realidad circundante, las personas, el entorno.
Las principales nuevas formaciones de la crisis del primer año de vida:
- Habla autónoma;
- autoconciencia;
- arbitrariedad;
- aceptación de las limitaciones.
Gracias a las nuevas formaciones es posible satisfacer un gran número de necesidades.
Cómo se manifiesta la maduración — síntomas
El bebé empieza a hacerlo todo de forma independiente, negando comentarios, correcciones y observaciones de los adultos.
Sigue de cerca el patrón de las acciones de los padres, pero no acepta su ayuda en intentos independientes, tentativas .
La curiosidad y el deseo de comprender la realidad circundante suelen ir acompañados de prohibiciones por parte de los adultos.
Cuando un padre, incluso para garantizar la seguridad, restringe la libertad del niño, el pequeño explorador lo percibe como un intento de tomar el control sobre él, por lo que demuestra agresividad, puede llorar o tener rabietas.
De este modo, el niño comprueba cómo es posible conseguir lo que quiere y si es posible en absoluto. Por ejemplo: si un adulto cede ante un pequeño manipulador, seguro que recordará una estrategia de comportamiento eficaz para aplicarla en la práctica cuando surja la necesidad.
El niño empieza a mostrar su actitud hacia las personas. Los invitados desconocidos son percibidos con hostilidad, el niño puede evitarlos o rehuirlos, hacer muecas.
Características de las manifestaciones en los niños
Los chicos durante la crisis del primer año de vida demuestran interés por las actividades constructivas. Le interesa tanto estudiar las posibilidades, las manipulaciones que pueden utilizarse en la interacción con los objetos circundantes, que pueden hacerlo durante todo el día.
Características psicológicas en las niñas
La característica principal de los cambios que se producen en las niñas durante la crisis del primer año de vida está relacionada con la comunicación.
Las manifestaciones en las niñas se caracterizan por los siguientes signos :
- Se comunica activamente con las personas de su entorno;
- establece vínculos y contactos sociales
- aprende normas de comportamiento;
- comprueba dónde acaban sus límites y dónde empieza el espacio personal de los demás.
Signos positivos
Todo lo que hay en la casa se convierte en el centro de atención del bebé. Cabe destacar que no se interesa tanto por los juguetes, sino por los objetos que utilizan habitualmente los adultos :
- Cubiertos;
- artilugios;
- lápices;
- cepillos de dientes, etc.
La curiosidad motiva al niño a dar los primeros pasos, se concentra en el objeto que está en el campo de visión, pero no en la accesibilidad inmediata, y empieza a hacer intentos por alcanzarlo. Esto afecta favorablemente al desarrollo del pensamiento, a la formación de la voluntad.
Durante el primer año de vida, el niño se adapta al entorno, aprende a relacionarse con otras personas y con todo tipo de objetos, empieza a aprender las reglas de su uso, se enfrenta a las primeras prohibiciones que limitan su libertad de acción y su autonomía.
¿Cómo darse cuenta de que las dificultades están llegando a su fin?
La duración de la crisis de 1 año de vida depende de muchos factores: las características individuales del niño, la situación de desarrollo, el estilo de crianza, al que se adhieren los padres. Tarde o temprano, esta etapa llega naturalmente a su fin.
Darse cuenta de que la crisis está llegando a su fin puede ser por algunas manifestaciones :
- aceptación de las normas, adhesión a ellas;
- primeras palabras, pasos acertados;
- reducción de las reacciones afectivas (llanto, rabietas, agresividad);
- comprensión de los límites personales de los demás.
A medida que avanza la crisis, el niño aprende a interactuar con el mundo, de acuerdo con las nuevas posibilidades.
Significado
Es importante que los padres conozcan, comprendan y acepten las peculiaridades de la crisis del primer año de vida. Corresponde a los adultos determinar cuánto durará esta etapa de la vida y lo productiva que será.
El progenitor debe velar siempre por la seguridad del niño, pero de forma que no limite su capacidad de explorar el mundo que le rodea.
Hay que dar al niño las condiciones para la autonomía deseada, pero sin orientarlo hacia la permisividad. Es importante ayudar al niño a comprender que hay ciertas restricciones que deben respetarse por su propia seguridad.
Es importante que los adultos muestren paciencia, apoyo y se adhieran a un estilo democrático de crianza: fomenten la iniciativa, tengan en cuenta las necesidades, ayuden. No hay que enfadarse con el bebé ni mostrar agresividad en respuesta a sus rabietas, y hay que apoyar su estilo de comunicación. Repitiendo tras el bebé palabras equivocadas, el propio padre aumenta el tiempo que tardará en dominar el habla normal.
La fuerza y la gravedad de las reacciones negativas del niño durante la crisis de edad dependen del entorno familiar. Un estilo de crianza inadecuado aumenta las manifestaciones afectivas, y también afecta a la duración y eficacia de la crisis. Es inevitable que se produzca un periodo difícil, que se manifiesta incluso en los niños más tranquilos, inactivos y obedientes.
La crisis del primer año de vida se asocia no sólo a cambios fisiológicos (dominio del habla y la marcha), sino también psíquicos. El niño desarrolla activamente la motricidad gruesa y fina, así como los procesos de pensamiento y la imaginación.
Su habla sólo es comprensible para las personas cercanas, a las que el bebé pide ayuda para conseguir el objeto deseado. Los objetos de su entorno despiertan un verdadero interés en los niños. En primer lugar, los que utilizan habitualmente los adultos delante del niño. Incluso en ausencia de las habilidades necesarias para la manipulación con objetos, el bebé busca conseguirlos.
En la comunicación con los adultos hay selectividad: exigencia o incluso agresión a los seres queridos, miedo, rechazo a los extraños. A las nuevas oportunidades asociadas a la cognición del mundo circundante, se añaden las primeras reglas, restricciones, prohibiciones asociadas a la seguridad del niño o a las consecuencias negativas de su interacción con los objetos.
Conclusión
Con el tiempo, las reacciones afectivas son mucho menos frecuentes y el bebé aprende las normas de comportamiento de la sociedad, aprende a andar y a comunicarse normalmente con la familia, empieza a observar la rutina diaria, a aceptar las limitaciones de su autonomía, así como las razones por las que las oportunidades deben obedecer algunas normas.
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Fecha de publicación: 11-16-2023
Fecha de actualización: 11-16-2023