Síndrome de la vida pospuesta: qué es y cómo se manifiesta

Vida aplazada

El síndrome de la vida pospuesta es una enfermedad que puede provocar depresión y neurosis. El hábito de aplazar la vida puede consumir sigilosamente nuestros mejores años, dejando tras de sí toneladas de frustración. Hablemos de cómo combatir el síndrome de la vida aplazada y disfrutar hoy del presente.

«Pronto viviremos»: esta es la frase con la que hay que tener cuidado, si se cuela a menudo en las conversaciones. No hace falta esperar a comprar un piso nuevo, un coche o casarse para ser feliz hoy. Basta con vivir. Y si te resulta extremadamente difícil hacerlo, busca los orígenes del problema en la infancia. ¿Recuerdas las palabras de tus padres: «Cuando seas mayor podrás hacer tal o cual cosa, pero de momento hazlo» o «Acaba el instituto, luego haz lo que quieras, pero de momento piensa en tus estudios, que nosotros sabemos más»? Cada uno tenía sus propias frases de «deber», pero la esencia no cambia.

A menudo, los propios padres convencen a sus hijos de que deben ser pacientes ahora para ser felices o libres. Esperar un tiempo determinado, aplazar el presente para más adelante. De ahí viene la vida aplazada. Esto no significa que los familiares te deseen el mal, sólo que inconscientemente te privan de un presente feliz.

El síndrome de la vida pospuesta: qué es y cómo se manifiesta

El síndrome de la vida pospuesta no es una enfermedad ni una patología, pero no por ello es menos peligroso. El Dr. Vladimir Serkin fue el primero en investigarlo. Descubrió que el 90% de la población del norte del país vive con este trastorno. Lo explican diciendo que quieren mejorar las condiciones climáticas y sólo así podrán ser personas felices.

Puedo añadir que viví algún tiempo en Extremo Oriente, donde las condiciones climáticas son más duras que en el sur al que estoy acostumbrado. Me sorprendí a mí mismo pensando de la misma manera, y con el tiempo adquirí el síndrome de la vida retrasada. Lo que quiero decir es que las condiciones climáticas desempeñan un papel muy importante para una persona y no son menos importantes que la estabilidad financiera. Así que el hecho de que 9 de cada 10 personas del norte padezcan el síndrome no me sorprendió. Afrontarlo es difícil, pero posible.

En el proceso de investigación de V. Serkin, cada persona dijo una sola cosa: la felicidad comenzará más allá del umbral del pasado, en cuanto mejore el tiempo, la vida juegue con nuevos colores y la felicidad llene la casa. Los participantes en el estudio sólo veían una salida: trasladarse a otra región, de lo contrario la felicidad no llegaría. Nadie hablaba de estar felizmente casado o de querer a sus hijos. No se dieron cuenta de los buenos acontecimientos, ya que tomaron la firme decisión de posponer la alegría «para más adelante».

Alegría pospuesta para más tarde

Una situación similar se observa en las chicas que son jóvenes, guapas, que lo tienen todo para ser felices aquí y ahora. Pero las chicas están convencidas de que sólo serán felices en el matrimonio, y hasta que no reciben la propuesta de matrimonio, todo va mal, sólo hay una espera agónica. «Me casaré…», — piensan las chicas, — «entonces viviré de una manera nueva». Pero aún no han pensado cómo será esa «nueva forma».

¿Por qué surge el síndrome de la vida aplazada?

El deseo de escribir un borrador de tu propia realidad es grande, ¿verdad? La responsabilidad es mucho menor, y el borrador en sí es reconfortante, pues da esperanzas de un futuro brillante. En la mayoría de los casos, el síndrome de la vida pospuesta surge del miedo a la responsabilidad. Desde la infancia, una persona se acostumbra a la idea de que debe esperar, no tomar ninguna decisión, todo se solucionará más tarde. Entonces esta postura se convierte en habitual.

Hay otro factor fundamental: las tradiciones culturales. Los pueblos eslavos tienen la tendencia a que, en aras de un futuro feliz (no siempre el suyo, a menudo el de las nuevas generaciones), hay que sufrir. Se forman leyendas sobre la «llegada de una vida mejor». A nivel subconsciente se inculca que hay que sufrir ahora, para que luego sea bueno.

Las provisiones materiales de una persona ocupan un lugar especial en la formación del síndrome de la vida aplazada. Ahora prácticamente todas las personas de la Tierra utilizan las redes sociales. Hay una propaganda activa de la vida lujosa. Naturalmente, para crear tales condiciones se necesita mucho dinero. Las personas con bajos ingresos sólo sueñan con una cosa: enriquecerse. Y hasta que esto ocurra, no se dan cuenta de los acontecimientos alegres.

Todas las personas dejan la vida en suspenso. Esta es la lacra de la modernidad, es difícil resolverla. Puede ser tanto un profesor como un trabajador corriente, tanto una mujer joven y guapa como un jubilado.

Hay dos causas principales del síndrome. Veámoslas en detalle.

Rechazo por una persona de la vida real

Napoleón I Bonaparte dijo: «Tengo aversión a las ilusiones: por eso acepto el mundo tal como es». Está claro que el emperador francés no tenía ninguna posibilidad de adquirir el síndrome de la vida diferida. Pero no todos los humanos somos tan fuertes.

Sueños de infancia

Nos encanta soñar. Desde la infancia, nos imaginamos como adultos. A menudo ocurre que las fantasías infantiles no se parecen a la realidad. No siempre es mala, simplemente no es como en nuestros sueños. Y empieza la insatisfacción: el trabajo, aunque es estable, está muy bien pagado, el coche no es del mismo color, la casa no está en la calle adecuada. En principio, no es crítico, pero al final resulta que una persona está viviendo la vida equivocada. Es importante darse cuenta de que vives aquí y ahora, todo está en tus manos. Si hay algo que arreglar, que cambiar, hazlo. No hay que esperar al tiempo. Nada sucederá sin tu participación.

Si sigues insatisfecho con tu vida actual, deja para más adelante un futuro feliz:

  • Cambia la realidad para que se adapte a ti, no tengas miedo al cambio.
  • Baja el ritmo, no seas tan exigente contigo mismo.

Si no estás preparado para cambios drásticos, actúa paso a paso, planifica los cambios.

Esforzarse excesivamente por obtener resultados ignorando el proceso.

Es algo habitual. Nos centramos demasiado en el objetivo futuro e ignoramos el proceso en sí. Por ejemplo, una familia joven está ahorrando para comprar su propia casa. Todo tipo de ganancias, quizá incluso trabajo en distintas ciudades, condiciones de vida insoportables. El objetivo es importante y por eso el tormento está justificado. Los jóvenes se olvidan de vivir el presente, de disfrutar de la vida. Y es aún más terrible cuando la meta se aleja cada vez más, los sueldos bajan, los precios de la vivienda suben, empieza la depresión.

Esto no significa que sea mejor vivir sin rumbo, por supuesto que no. Es importante ver la belleza del hoy, pase lo que pase. Permítete días de «descarga», incluso cuando estés en modo austeridad severa. Permítete relajarte, descansar. Si estás sano, ya es un motivo para dar las gracias al Universo. Cada día es una nueva oportunidad, recuérdalo.

Señales de que padeces el síndrome de la vida retardada

Signos del síndrome

Puedes diagnosticarte el síndrome de la vida aplazada. Es importante darse cuenta de que tener un objetivo es necesario, pero esconderse del futuro y del presente a la sombra de ese objetivo es inaceptable. El trastorno radica en esto: te cierras al presente, augurando un futuro feliz sólo si se consigue el objetivo. A veces, ese objetivo no puede alcanzarse a priori. Por ejemplo, una persona ha planeado hacerse rica con la ayuda de la lotería. Es consciente de que las posibilidades son escasas, pero deja la felicidad para más adelante. Sólo en el caso de ganar, vivirá como siempre ha querido.

Así pues, los principales signos de una vida aplazada:

  • utilizas a menudo las palabras: «entonces viviremos…», «ahora no es el momento, pero pronto…», «tienes que tener paciencia y entonces…»;
  • tu objetivo es inalcanzable en la vida real o las posibilidades son insignificantes;
  • dejas la alegría «para más tarde», ya que no dejas de avanzar hacia tu objetivo.

Prioriza correctamente tus objetivos, admite honestamente si detectas un problema en ti mismo.

Las tres etapas del síndrome

La vida pospuesta tiene 3 etapas. Si quieres combatirlo, ármate con la siguiente información:

  1. En la primera etapa, la persona tiene dudas. Se pregunta cada vez más: ¿por qué vivo y hago algo? Todo porque se da cuenta de la necesidad de un cambio.
  2. En la segunda fase, queda claro qué hay que cambiar. La persona se fija un objetivo y elabora un plan para alcanzarlo.
  3. En la tercera fase, hay que tomar una decisión. Cuanto más dure, más difícil será decidirse a hacer cambios drásticos.

Empieza a actuar sin vacilar. No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Piensa en qué asunto has estado posponiendo constantemente. Quizá sea comprar algo para la casa debido a una mudanza prevista. Pero la mudanza no se produce por falta de un nuevo hogar. Es un círculo vicioso. Deja tus dudas a un lado y compra lo que quieras. Golpea el síndrome de la vida aplazada.

Busca la manera de alcanzar tus objetivos sin excusas. No quieras dejar tus sueños en suspenso. Pongamos que quieres aprender un idioma extranjero, pero viajar para hacer cursos te queda lejos, así que esperas a comprarte un coche. Hay cursos online, no te rindas. Fíjese objetivos alcanzables y con plazos. Esto no significa que los sueños deban ser a la baja, no bajes el listón. Es hora de madurar y darse cuenta de que fantasear no basta, hay que planificar y actuar.

Cómo tratar

¿Cómo dejar de procrastinar? En primer lugar, di sí a la vida. Deja que entren en tu mundo nuevas experiencias, disfruta de cada día.

Tratamiento del síndrome de la vida pospuesta

Empieza a tratar el síndrome de la vida retardada con sencillos pasos:

  • Haz algo que te guste. Aprende una profesión con la que siempre has soñado o múdate a la ciudad de tus sueños. Haz algo que desees hacer desde hace tiempo.
  • Ajusta los planes. No hay que ser perfeccionista. Hay veces en que mudarse de golpe, por ejemplo, a Nueva York no funcionará. Fíjate objetivos paso a paso, y consíguelos.
  • Acepta tu vida. Analiza los acontecimientos actuales. ¿Son tan aburridos y sin alegría como crees?

Además, aprenda a mantener un equilibrio. Piensa no sólo en el trabajo, el dinero, sino también en la relajación.

Fase preparatoria

Tienes el poder de curar el síndrome de la vida retrasada por ti mismo. Presta especial atención a la fase de preparación. Lo más importante es aceptar y darse cuenta de que existe un problema. Lo segundo es empezar a combatirlo. Al principio no será fácil, pero con el tiempo verás el efecto positivo de la terapia, te darás cuenta de lo acertado de tu acción.

Mi vida es lo primero

Vivimos hoy, aquí, ahora. Resulta que cualquiera puede estar «infectado» por el síndrome de la vida aplazada. Inseguridad, miedo, temor a asumir responsabilidades: sus fieles aliados. Tome como norma: «mi vida es lo primero». No dejes que nadie la dirija, ni te inspire inseguridad. Sólo así permanecerás seguro.

La necesidad de apoyo psicoterapéutico

Un psicoterapeuta es un profesional que se ocupa del tratamiento de los trastornos emocionales y psicológicos. El síndrome de la vida pospuesta crea ilusiones difíciles de combatir. A veces, la adicción a ellas es la misma que a las drogas o al alcohol. El vívido mundo de los sueños te atrae. No todo el mundo puede afrontar el problema por sí solo.

El tratamiento con la ayuda de un psicólogo es normal, no te avergüences. Usted está dispuesto a vivir feliz y no tiene intención de aplazar más la alegría, así que acude al médico en busca de ayuda. Semejante celo merece respeto.

Consejos prácticos

Ser feliz en el aquí y ahora

Proverbio chino: «Hazlo ahora. El futuro no está prometido a nadie». Sabias palabras. Puede haber muchos consejos prácticos, pero la cuestión es una: sé feliz en el aquí y ahora. Nadie sabe de antemano cuántos días felices le depara el destino. El síndrome de la vida aplazada te roba la felicidad. No caigas en los trucos del mundo de los sueños y los coloridos envoltorios de las ilusiones. Aun así, no vienen mal algunos consejos para quienes se han puesto en pie de guerra con el síndrome de la vida aplazada:

  • Levántate cada día con «ese» pie. No tengas prisa por correr, dedica a tus pensamientos al menos 5 minutos por la mañana, escúchate a ti mismo.
  • Planifique cada día. Los objetivos a largo plazo son buenos, pero la satisfacción de cada día es importante.
  • Hazte buenos regalos. Empieza por lo menos dos veces a la semana. Aporte positividad a su vida.
  • Por la noche, antes de acostarse, analice el día y anote al menos 3 acontecimientos que le hayan hecho sonreír.

Utiliza estos sencillos consejos y pronto verás que el síndrome de la vida aplazada ha sido derrotado.

Conclusión

El síndrome de la vida pospuesta te impide vivir una vida feliz: es un hecho. La mayoría de la gente lo padece, y puede que tú no seas una excepción. Esto no es motivo para rendirse. Tienes todo lo que necesitas para vivir una vida feliz aquí y ahora. Puedes hacer feliz a tu familia cada día.

Adelante, hacia una nueva vida, donde no hay lugar para sueños e ilusiones, donde sólo hay un presente feliz y alegría en cada día. Ámate a ti mismo, ama tu vida, y ella te corresponderá. Da el primer paso y serás imparable. El síndrome de la vida pospuesta no es para ti, y lo entiendes claramente si estás leyendo este artículo ahora. Te deseo buena suerte, sé valiente, la felicidad está aquí, ¡sólo tienes que mirar a tu alrededor!

Fecha de actualización: 11-16-2023